Capítulo 7

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"Nada, querida. Tranquila, todo está bajo control" le indicó Ángel.

"No me mientan. Escuché unos gritos" gruñó ella.

La mujer fijó sus ojos azules en ambos chicos y con el ceño fruncido se acercó a ellos, meneando sus anchas caderas ocultas bajo un vestido negro bastante corto. A cada pisada se escuchaba el taconazo de la autoridad y a cada suspiro se sentía su encantador aroma. Traía su cabellera rubia atada en una cola bien hecha, sin ningún mechón fuera, y traía un maquillaje impecable en su rostro.

"Se estaban peleando como dos viles bestias de nuevo, ¿no es así?" les preguntó a los muchachos, pero ninguno respondió, "¡Contesten!".

"Sí, señora" respondió Elijah muy serio.

"Ya saben lo que les dije, que no se vuelva a repetir o habrá consecuencias, ¿está claro?" les advirtió y ambos asintieron con la cabeza.

Luego de haberlos intimidado un poco, la mujer caminó hasta uno de los sillones y se sentó en él.

"Señora Trish, no quiero que Jaxon esté cerca de Amy" le volvió a hablar Elijah.

"Eso no es de tu incumbencia. Yo di esa orden porque es lo mejor para ella, así que no te metas" respondió ella.

"Tengo tanto derecho como usted de meterme en su vida. Yo la conozco mejor que ninguno de ustedes. Ella confía en mí más que en nadie y sólo dejará que yo la cuide" añadió.

"¿Se te olvida que tú la engañas todos los días? Que le mientes constantemente" preguntó Trish.

"Y usted también. Por lo menos yo estoy cerca de ella, y tengo mejores razones que usted para engañarla. Con permiso" culminó la charla y se marchó.

Elijah había dejado a Trish con la palabra en la boca. Eso, de cierta forma, le hizo gracia a Jaxon y se retiró a su habitación. Una vez ahí, comenzó a hacer sus tareas del colegio. Jaxon no era muy bueno en química, así que decidió buscar un libro para hacer referencia de él. Buscó en su librero y lo encontró en cuestión de segundos.

De repente, escuchó como otro de los libros cayó al suelo. Jaxon se inclinó para recogerlo y no pudo evitar ver la portada del libro. Entonces se dio cuenta de que era un viejo álbum de fotos. No le tomó importancia, pero al cabo de unos minutos no pudo resistir la tentación de abrirlo. Jaxon presionó su mandíbula al ver las fotos que contenía. Hasta que llegó a una página que contenía una foto de dos niños y una niña en medio. Tragó saliva y cerró el álbum para después lanzarlo lejos de él sobre su enorme cama.

Pronto llegó el viernes, y Jaxon no podía estar más aliviado de no tener que lidiar más con las personas de ese colegio por un par de días. A pesar de que varias personas intentaban acercarse y hacerse amigos de Jaxon, él mantenía su distancia y acostumbrada seriedad. Muchas chicas de la escuela suspiraban por él pero no les tomaba importancia. Como si fuera su guardaespaldas, Jaxon se mantenía siempre lo más pendiente posible de Amy, tal y como se le había ordenado.

"Hola, Jaxon" una dulce voz lo interrumpió de su tarea.

Jaxon retiró la vista de Amy y volteó la cabeza para ver quien se había acercado a su mesa. De inmediato, reconoció a la bella chica de cabello rizado y castaño.

"Ah, hola, Samantha" le devolvió el saludo muy cortésmente.

Samantha mostró su bella sonrisa y se sentó en la silla junto a él. Ambos eran compañeros en la clase de química; los dos chicos más codiciados de la escuela.

"¿Hiciste la tarea?" le preguntó ella.

"Sí, ¿y tú?" respondió Jaxon mientras abría su cuaderno.

La Hija Del MafiosoWhere stories live. Discover now