Capítulo 5. "Sensaciones"

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Amanda.

Hemos vuelto a la ciudad hace dos horas y no he salido de mi habitación. Estoy con un leve dolor de cabeza. Voy a la sala de estar para ver algo de televisión. Está saliendo una de mis series favoritas, Caballos Negros. Me fascinan las historias de vampiros y hombres lobo. Quizás por cosas como esa no me llevo tan bien con mi hermana, la chica femenina a más no poder.
Mi programa termina y en seguida comienza el noticiero de la tarde. Lo que oigo de boca del presentador es impresionante.

En las noticias más recientes, una ola de crueles asesinatos se ha registrado desde anoche en diferentes puntos de los estados de. Nueva Jersey y Nueva York. Ya se contabiliza a más de 30 víctimas mortales y a por lo menos un herido que logró huir de sus atacantes. Vamos con la nota y el testimonio del sobreviviente que, por razones de seguridad, no mostraremos su rostro.

"Fue algo espantoso... Era un solo sujeto, pero no era un sujeto común y corriente... Tenía un aspecto extraño, parecía un demente. Él intentó morderme el cuello... Jamás viví algo así. Repentinamente y para mi suerte, aparecieron otros sujetos con aspecto similar, quizás eran sus amigos. El tipo se distrajo y corrí tan rápido como pude... Algo quiero decir... Ellos no eran simples delincuentes... Eran algo más".

Ese testimonio me dejó inquieta. Parece que todo al rededor se ha callado y ha dejado muda la televisión y mis pensamientos. Pero... no puede ser lo que estoy pensando.
No. Solo son fantasías. Debo cambiar de canal.
Pongo un canal musical y me relajo mientras puedo. En cualquier momento aparecerá mi hermana y comenzará a criticar mi música; algo de Paul van Dyk.
La música trance me calma.
Tiffany baja las escaleras y debo saber qué ha sido hoy de Alessa.
- ¿Dónde está mi hermana?
Duda sobre su respuesta.
- Hmm... Creo que salió hace rato. No debe tardar en volver. ¿Por qué la pregunta?
- Es que vi en las noticias que ha habido una ola de asesinatos y pensé que sería peligroso salir de momento a la calle.
- Tranquila, ella estará bien. Me sorprende más tu preocupación por Alessa. Que tiempos a los que hemos llegado.
Se marcha a la cocina y yo me quedo con el pensamiento trastornado.

Stephen.

La noche me abraza junto con la nieve que cae en pocas cantidades. Estoy vaciando el cuerpo de un asaltante de bancos. Bebo su sangre provocándole mucho dolor.
Es incomparable el placer que me da escuchar sus gemidos de dolor. No puede moverse. Esta débil. Su sangre corre por mi boca y recorre mi cuerpo haciéndome sentir pleno. Mucha más de su sangre le recorre la piel y recorre mi piel.
No me importa ensuciarme. Esto es lo que hago. No por puro placer, sino por justicia.
El tipo se ha vuelto de color morado. Está muerto. No le he dejado una sola gota de sangre en las venas. Lo dejo caer contra el suelo. No me importa.
Odio matar gente, así que por eso me alimento de delincuentes. Ya que necesito la sangre humana para vivir, pues prefiero alimentarme de la escoria y dejar a las personas buenas vivir.
Lo que me preocupa son esos asesinatos en serie que se han registrado desde anoche. Esto no es obra de una sola persona. Por la forma en que se han suscitado los hechos, asumo que se trata de vampiros, muchos vampiros.
Me limpio con la mano la sangre que ha quedado en mi boca y me marcho. Tengo algo importante que hacer en esta ciudad, o más bien, cosas importantes que hacer, entre ellas encontrar a Zein. Sé que está cerca.

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