Maikha.

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Baje de mi auto y mire el instituto. Quite mis lentes de sol y tome mi bolso para encaminarme a la entrada.

Nunca me había molestado ser el centro de atención, me parecía muy entretenido. Las miradas viajaban desde mis tacones caros, hasta mi cabeza.

Camine hasta la dirección, hable con la secretaria para que me diera mi horario y ni número de casillero.

Después de eso busque el salón que me tocaba.

-química.-murmuré. Entre al salón que tenía escrito en la puerta.

Al entrar me di cuenta que estaban la mayoría de los alumnos adentro pero no el maestro.

Entre ante las miradas de todos y me senté en unos de los ultimos mesa bancos.

Mi celular sono en una llamada.

-¿bueno?

-el primer día de clases de mi prencesa, ¿cómo va todo amor?

Mi corazón dio un salto al escuchar la voz de Duncan.

-acabo de entrar a clase de química, pero el profesor está retrasado, creo.

-princesa, te extraño tanto.

-te extraño muchos más, no tienes una idea.-hice un pequeño puchero aún que sé que no me puede ver.

-en un mes y medio estaré ahí, mi vida.

-¡Buenos días, chicos!-entró el maestro.

-amor, me voy te llamo más tarde.- dije y colgué.

-¿cómo estuvieron sus vacaciones?-preguntó el maestro poniendo sus cosas en el escritorio.

-¡geniales!-gritó alguien de atrás.

-me alegro mucho.-era un hombre de unos treinta y pocos cabellos castaño oscuro y complexión trabajada.-pero se acabo la diversión, saquen sus libros.

Murmurós se escucharon por todo el salón.

Recorrió el salón con la mirada hasta que se detuvo en mí y frunció el ceño.

-al parecer tenemos alguien de nuevo ingreso.-y eso bastó para que todos se girarán a verme.- por favor póngase de pie y digamos su nombre, edad y pasatiempo.-sonrío.

Esta buenísimo.

Me levante y le devolví la sonrisa.

-me llamo Chanell Vólkov, tengo dieciocho años y mi pasatiempo favorito es comprar.-me encogí de hombros.

El maestro frunció el ceño.

-¿por casualidad eres algo de Lucio Vólkov?-preguntó.

-es mi padre.

-vaya, ¿qué haces aquí?-río.

Creo que se refería por qué estaba en este instituto y no en uno privado.

-no tengo idea.-conteste sonriendo.

-bien, puede tomar asiento.

Me senté y él comenzó a explicar. Las dos hora siguientes las pase sin hablar con nadie, varias personas lo intentaron pero era lo más cortante posible.

Entre a la cafetería y me senté en un lugar casi en medio. A los minutos llegaron dos chicas y se sentaron frente a mi.

-hola.-dijeron al unísono.

MAIKHA.Where stories live. Discover now