Capítulo 13: Amor de mi vida

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Capítulo 13: Amor de mi vida

El primer gran amor nunca se olvida, eso lo sabía a la perfección, el primer amor es intenso, abrumador y creo que todos vamos a pasar por aquella experiencia lo quieras o no, existirá un amor en tu vida al que recordaras más que al resto. Muchas veces me han dicho que solo amas una vez, que después solo buscaras recrear lo que sentiste y parecía verdad, no importa cuánto me esforzara simplemente nunca había vuelto a sentir aquella sensación de ser invencible al lado de alguien, no había encontrado una sola persona con la que sintiera algo tan intenso y ese básicamente era el gran problema, el problema era que por más que quería seguir adelante todo me devolvía a ella...a Rachel.

Para mí el amor de mi vida era Rachel, había pasado ya un año desde que deje el apartamento en donde vivíamos. A partir de ese instante mi vida solo empeoro, las cosas dejaron de resultar para mí. Ahora ni siquiera el pintar me ayudaba, lo había perdido todo.

Pero bien dicen que a veces hay que perderlo todo para renacer de las cenizas.

¿Qué paso con Rachel? Lo único que supe fue que continuo con su terapia, volvió al trabajo y las cosas para ella si mejoraron, ese era mi consuelo que después de mi partida las cosas comenzaron a mejorar para ella.

Yo por mi lado me dedique a viajar por el país, tenía dinero ahorrado de mis pinturas y tome la decisión de viajar, de conocer nuevos lugares, de hacer cada una de las cosas que siempre quise y de a poco me reencontré con la Quinn que se había perdido en el fondo de una oscura celda. Había dejado la universidad y ahora tenía 26 años no tenía ni idea de a dónde iba con mi vida ni que quería, pero inexplicablemente ahora era feliz. ¿Feliz? Lo sé pero no tenía nada, no tenía a Rachel, no tenía un trabajo estable, no había acabado mis estudios, pero inexplicablemente me sentía más libre que nunca.

Actualmente estaba en Seattle había alquilado un pequeño departamento y estaba trabajando como mesera en un restaurante para poder pagar mi comida y claro el lugar en donde ahora vivía, no era el mejor trabajo del mundo, pero estaba bien para mí.

Hablaba con mi familia cada mes, mi madre puso en grito en el cielo cuando dejé a Rachel y pasamos meses sin hablar según ella era una cobarde, pero entendió que puse mi felicidad personal. Finalmente comprendió que era lo que necesitaba hacer y mi relación con ella comenzó a mejorar. Aun así, deseaba que volviera a Nueva York.

-Mesa cinco - me decía el cocinero.

-Ahora voy - tomé mi libreta para anotar el pedido y corrí a la mesa - buenas tardes bienvenidas a Carlo - sonreí.

- ¿Quinn? - dijeron y claro esa voz jamás podría olvidar.

Levante mi mirada y ahí estaba Rachel sonriéndome, se veía increíblemente bien, los años no hacían más que hacerla más hermosa de lo que ya era, tenía el cabello más largo y con ondas, usaba gafas las mismas que se las quito de inmediato y note aquellos hermosos ojos que tanto había extrañado.

-Rach - dije y ella se levantó a abrazarme, no sabía que hacer así que solo bote mi libreta y me aferre a su cuerpo sin importarme que venía acompañada.

-Es bueno verte. Te presento ella es Becca - me presento a una chica rubia que debo admitir era hermosa - mi novia.

Y ahí se terminó mi pequeño cuento de hadas, era de suponerse, Rachel era una mujer hermosa ¿Cómo no iba a tener pareja? Y si me dolió, me dolió ver como tomaba de su mano y me la presentaba, claro que mi sonrisa se desvaneció apenas dijo esas palabras y es que nunca fui buena aparentando. Aquella mujer era su novia, su pareja, la persona que si se había quedado a su lado en los momentos difíciles y dolía, dolía demasiado saber que otra persona era la responsable de su felicidad.

Libertad | Secuela de Luz (Faberry)Where stories live. Discover now