Capítulo Cuatro. Lux

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Ya les hable un poco sobre mis amigos y personas que son muy importantes para mí, también un poco de cómo fue que llegue hasta este día. Hoy inicio el quinto curso en Hogwarts y estoy muy emocionada. La idea de que voy a estudiar después del colegio no me abandono en las vacaciones, pero me he decidido a ser Pocionera. Me encanta esa clase, a pesar del inmenso favoritismo que el profesor Snape le tiene a su propia casa ―Slytherin―. No me va a importar, desde ahora voy a intentar ser la mejor de la clase y algún día voy a ser la mejor Pocionera del mundo.

― llegamos ― dijo el chofer deteniéndose frente a la estación

Suspire y tome mis maletas de mano y baje

― ¿la acompaño? ― inquirió

― así está bien Cyrus ― sonreí y subí mi maleta más grande a un carrito

― Excelente año ― me sonrió

― te veo en tres meses, ni un minuto antes ― sonreí y me adentre con dirección a la plataforma

Me encantaba pasar del mundo muggle al mágico a través del gran muro. Me recordaba lo afortunada que era de no vivir ahí, pero a la vez, el mundo muggle me daba mucha curiosidad y tenía planeado pasar las vacaciones de navidad y pascua en él. Ir a un hotel muggle y pasar navidad o Janucá o lo que celebraran ahí, salir con amigos o lo que hagan en año nuevo.

― Fred, George, ayúdenle a Ginny ― oí gritar a una mujer

Me d la vuelta y vi a mis amigos bajar de autos del ministerio.

Me dedique a esperarlos un poco, pero al ver que seguían bajando y bajando personas de los autos, y el desastre que armaban para poder acomodar las maletas decidí seguir y esperarlos dentro.

Cuando por fin se terminaron de despedir de sus padres Lee, Halley y yo nos acercamos a ellos.

― ¿listos? ― les dije mientras los saludaba

Asintieron y entramos todos al tren

― ¿y Demi? ― pregunto George.

Halley puso los ojos en blanco. Sabía que ella y Demi se habían molestado en vacaciones por que Demi la dejo plantada en no sé qué lugar.

― tarde ― dije mirando como llegaba corriendo hacia el tren

― Pero sin sueño ― añadió Fred

Entro y por fin estábamos todos en el vagón.

Lee nos contaba sobre sus vacaciones, Halley repartía obsequios de su viaje a Italia.

Después de un rato Halley se levanto

― ¿quieres que te acompañe al baño? ― me dijo

― ¡ah! Si, por favor

Me dijo y ambas salimos. Era algo de las dos esa táctica para salir de un apuro.

― dime que vamos por dulces ― rogué

― No ― rio ella y realmente fuimos al baño ― necesito que hablemos

―te escucho ― dije mirándola por el reflejo del espejo

― Mira durante las vacaciones estuve pensando.... ― no termino la frase debido a que el tren paro bruscamente.

Me detuve con las manos en el lavabo y ella se sostuvo de la manija de la puerta.

La iluminación del cuarto fue consumida y la obscuridad se apodero de todo.

lumos ― dije moviendo ligeramente mi varita y creando asi una luz en la punta de esta.

Halley tenía una expresión de confusión en el rostro.

― vámonos ― se oportuno a decir y salimos corriendo de ahí.

La oscuridad no me causa miedo, la soledad tampoco, pero el ambiente que se respiraba, y la tensión en el aire me calaban los huesos. Tenía una extraña sensación en la espina dorsal.

Abriéndonos paso entre el único corredor del expreso nos apresurábamos a llegar a nuestro compartimento. Intentábamos no chocar con los alumnos que salían de sus compartimentos para observar por el corredor que pasaba. ¿Por qué nos habíamos detenido? ¿Por qué estaba todo tan oscuro? ¿Qué estaba pasando?

Halley había imitado el encantamiento y parecíamos las únicas luces que corrían por el corredor.

Hasta que nos encontramos con Fred.

― ¿Dónde estaban? ¿Dónde está Fred? ― ups, no era Fred

― ¿Fred? ― Halley arqueo una ceja ― ¿Qué tiene que ver Fred?

― fue a buscarlas ― respondió su gemelo

Rodé los ojos

― manténganse juntos, iré a buscarlo ― les dije a ambos.

Halley tomo la mano del pelirrojo y se alejaron hacia el compartimento.

No sabía si seguir hacia los compartimentos del frente, los cuales siempre reservan los Slytherin o regresar por los que ya había pasado, tal vez estaba al final del tren con la pequeña bruja de los dulces.

Tome mi segunda opción y regrese entre los compartimentos.

― Donde estas Fred... ― murmure mientras veía en los compartimentos que no estuviera metido en alguno.

Casi al final de estos estaba el vagón del hermano y los amigos de Fred, los había visto cuando fui al baño. Me disponía a entrar cuando una figura encapuchada, helada como la muerte y flotando sobre el piso como un fantasma, me sorprendió ahí.

Mis piernas me dejaron de responder, mi mano soltó mi varita, la cual piqueteo con el suelo haciendo ruido.

La figura entonces me miro, o eso pude sentir, ya que no tenía un rostro en realidad.

Cuando el pánico se empezaba a apoderar de mi tome valor, no sé de dónde y me agache rápidamente por mi varita, antes de si quiera voltear a ver la figura de nuevo, me eche a correr en dirección al fondo del tren.

Con todas mis fuerzas daba pasos pesados y errantes hasta que note el carrito de la bruja de los dulces.

Quería gritar. Pedir ayuda o algo. Pero no tenía voz para eso y mi boca estaba completamente seca.

A su lado se encontraba Fred con una niña de primero en brazos. La niña volteo hacia mí y luego abrió los ojos a más no poder, chillo y escondió su cabeza en el cuello de mi amigo pelirrojo. La pequeña bruja también cerró los ojos y entonces un cosquilleo en mi nuca me indico que la extraña figura estaba detrás de mí.

Desgarrando mí garganta grite lo más fuerte que pude

lumus ― En ese momento en lo único que pensaba era que esa figura se trataba de un espectro, y el único hechizo que sabía ejecutar contra espectros era el lumus. Suena tonto lo que diré a continuación, pero lo último que vi antes de soltar mi varita fueron las chispas rojas del desmaius luego mi mano dejo de responderme y yo cerré los ojos. 

Los Gemelos Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora