La Cabaña

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Título: ORANGE

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU.

Parejas: Stony porque ese tráiler me quemó el alma.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Una idea sencilla, seguramente cuando Guerra Civil se estrene, esta historia dejará de tener sentido, mientras tanto, a imaginar.

Cuento breve.

Gracias por leerme.



La cabaña


Alguna de las cabezas de Hydra se había enterado que había sido capaz de reparar el inigualable brazo metálico del Soldado de Invierno y había mandado por él. Lástima que tuviera un contrato no escrito con los Vengadores. Vaya con aquel barullo. Sin embargo, no podía olvidar el rostro de todos los superhéroes dentro del Quinjet, todos estaban ahí. ¿Realmente se habían reunido únicamente para rescatarle? Absurdo de pies a cabeza. Él ya no era más un Vengador. Tenía que dejarlo en claro como la explicación a esa persistente manía de Steve que no le dejaba solo aunque tuviese que estar en otra habitación vigilándole a través de las paredes de cristal. Tony decidió concentrarse en una actualización de Viernes, en al fin deshacerse de los últimos componentes que alguna vez formaran los circuitos originales de Jarvis, así como las mejoras al cuartel, el Quinjet y las armas de los Vengadores como sus trajes. Orange estaba a tono con él, ayudándole con herramientas o seleccionando su música con sus patas golpeando el tablero de control.

No había tenido más charlas con el Capitán América desde la última vez en la torre. Esperaba que hubiera comprendido lo que había querido decir. Tenía sus dudas por la manera tan celosa en que le vigilaba pero también debía ser su probable diagnóstico de paranoico esquizofrénico sin remedio. Agradecía que Bruce no le presionara para hablar o dar respuestas a sus comportamientos tan erráticos, dejándole hacer en el cuartel. Cuando finalmente terminó con todos aquellos deberes, que siendo sinceros tampoco hubieran requerido mucho tiempo, quiso probar con los nuevos estabilizadores del Quinjet, a prueba de pérdida de motores. Orange decidió que era momento de robarse comida de la cocina, algo así como un pollo entero y tuvo que perseguirlo de nuevo, ambos perdiéndose en los almacenes de ropa y otros objetos de uso personal mientras enviaban al Quinjet a una vuelta piloteada por Viernes con el fin de examinar sus estabilizadores.

La nave regresó sana y salva y fue el momento de probar con cargamento variado, volviendo a elevarse en los aires. Tony sonrió cuando se activó el escudo fantasma que la desapareció de los radares mientras salía de una de las cajas de cargamento de prueba junto con su zorrito que bufó en queja por haber estado aprisionado entre víveres y ropa. Su plan había dado resultado y ahora volaban de vuelta a Canadá. En el Quinjet sería en un parpadeo así que Fury tendría su nave de vuelta antes de que se percataran que ellos dos no estaban en el cuartel. Había dado lo último que tenía para todos. No más. Con chips maestros había manipulado a Viernes para que obedeciera sin delatarles y así volvería a donde pertenecía mientras Orange y él entraban a la cabaña con las cajas de víveres, ropa y demás con el invierno en su máxima expresión, llegaban justo a tiempo antes de que la nieve hiciera imposible toda entrada o viaje.

Cuando terminaron de desempacar todo o mejor dicho él desempacar y Orange jugando, la tormenta cayó sepultando la cabaña casi hasta el techo. Pasaría al menos un mes antes de que volvieran a ver el sol o el bosque. Tony estaba más que agradecido. Celebraron con una lata de atún en vino y una botella de vino de mesa antes de ir a su sagrado lugar frente a la chimenea donde se quedaron dormidos como en los viejos tiempos. Los días pasaron sin más conmociones, en parte debido a la quietud que el invierno trajo para ellos. Su zorrito jugaba con él o le hacía mimos escuchando lo que tuviera para decirle, mirándole con cierto reproche por la manera en que habían huido de los Vengadores.

-¿Qué puedo decirte, Orange? The winner takes it all.

Un día, ambos despertaron en la salita bajo las frazadas al escuchar un rumor acercarse a la cabaña. Tony creyó que era una avalancha pero no sintió ni vio signos de algún tremor dentro de la estancia. Hydra no podía haberle localizado ahí. Orange, por su parte, fue hacia la puerta sellada por la nieve en el exterior, rasguñándola con insistencia y luego teniendo el cinismo de sonreírle cuando la abrió para dejar pasar a un Steve Rogers envuelto en gruesos abrigos y su escudo que le había ayudado a abrirse paso hasta ellos en una caminata que a Tony se le antojó de lo más increíble, irreal como idiota. Se levantó con ojos bien abiertos mientras el capitán se quitaba sus googles, gorro y pasamontañas, tomando aire luego de semejante esfuerzo en contra de la madre naturaleza.

-Sabía que habías vuelto.

-¿Qué haces aquí? ¡Tú no deberías estar aquí! –demandó no sin agravio, olvidando su juramento de silencio.

-¿Tú qué crees?

-¿Por qué? –casi aulló al preguntarle.

Steve le miró fijamente antes de negar y caminar a zancadas para tomar su nuca con puño de acero y atraerle hacia él, besándole con una seguridad que le desarmó. Tony abrió sus ojos sin poder creerlo. Steve tenía a Barnes, casi le había matado por él. No podía... ¿o sí? Gimió ante el agarre que le hizo elevarse sobre la punta de sus pies, sujetándose de su pecho al sentir sus rodillas flaquear. Estaba teniendo problemas para negarse ante un dominante Steve cuyo beso duró lo suficiente para dejarle mareado, confundido, alegre, asustado. Se quejó cuando ese brazo dejó su nuca para levantarle en vilo. Tony se aferró a sus gruesos hombros mirándole incrédulo aun tratando de jalar aire a sus pulmones.

-Eres el más arrogante, necio e impredecible hombre que he conocido en mi vida –dijo el capitán con su agarre firme- Me haces pasar por las más peligrosas, imposibles e inimaginables situaciones únicamente para que entiendas lo que eres para mí, Anthony Stark.

-Pero... tú dijiste que...

-Eres mucho más que eso, Tony.

Misteriosamente, sus mejillas se sintieron calientes.

-¿Barnes?

-Es mi amigo, eso ya lo sabes. Lo que no terminas de comprender es lo que eres para mí.

Tony pasó saliva, sin poder despegar su vista de aquellos ojos azules.

-No lo sé... -confesó juntando sus cejas.

-Quizá no lo estoy explicando correctamente.

Iba a preguntar qué significaba eso pero sus palabras murieron en un nuevo beso siendo llevado por Steve a la cama no lejos de ahí donde le tumbó. Oh. Y otra vez oh.

-Steve...

Éste le sonrió, acariciando su mejilla. –No sabes el efecto que provocas en mí cuando pronuncias de esa manera mi nombre.

-Tal vez debas explicármelo también.

Tony no pudo asegurarlo, pero en algún momento le pareció escuchar que Orange reía.

OrangeWhere stories live. Discover now