Capitulo 15

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Estaba nerviosa, por que aparte de trabajar también voy a la universidad, que no comienzo hasta dentro de dos meses. Ahora trabajo en una pequeña florería en donde pagan el alquiler y lo demás.

Pasé por delante de un Starbucks y me entraron ganas de un chocolate, pero no debo. Aun seguía a dieta por que quedarse embarazada me ha dejado unos cuantos quilos de más.

El día en la floristería fue demasiado corto. Mi jefa no estuvo y no habían demasiados clientes. 

Pasé por una librería y me dediqué a leer los títulos de libros infantiles para inculcarle a mi hija lo importante de la lectura. Claro que no le regalaré un cincuenta sombras de grey para su cumpleaños. Pero si algún tipo de lectura que creo que le pueda gustar.

No sé de que coño hablo si solo tiene un puto mes pero no pasa nada.

Iba a casa cuando me encontré a Maite. Pálida y apenas con fuerzas. Muy delgada. ¿Hace cuanto no hablaba con ella?

Me acerqué a ella paso a paso. 

En silencio.

- Maite.- Susurré antes de que ésta se encontrara en el suelo. 

La recogí como pude y la senté en un banco. Estaba semi-inconsciente, saqué una botella de agua y mojé mi mano para pasársela por la cara y humedecerla. 

Cuando recobró el sentido.

- ¿Estas bien?

- No- Comenzó a sollozar.

- ¿Quieres venir a hablar a casa?

- ¿A Isma no le importará?- Me miró.

- Eres como mi hermana y si estás así, le pueden dar por culo a todos.

- Está bien.

Fuimos caminando hasta casa sin decir palabra. Abrí el departamento y estaba como lo dejé. Recogido. Al menos existían hombres que no ensuciaran tanto.

- Siéntate- Le dije, pero sonó más como una orden.- ¿Que pasa?

- Estoy embarazada.- Me emocioné por que sería tía pero, por el estado en el cual se reflejaba su cara algo más ocurría.

- Pero... Tu querías ser madre, sé que no ahora pero querías. ¿Ocurre algo más?- Fue a hablar pero se calló al segundo.- Puedes confiar en mi.

- ¿Recuerdas que salía con Luis?- Asentí despacio.- Le conté sobre mi embarazo. Y...- Comenzó a llorar.- Me dijo que no era suyo que seguro me prostituía. - Flipo.

- Pero sabes que es de él. Pues déjalo. Yo si me enterara de que Isma sabía de mi embarazo y se fue por eso, lo mataba.- Me carcajeé.

- Pero estoy sola.

- No digas eso. Me tienes a mi. Y si quieres cogemos otro piso. Los tres trabajamos. Podemos permitirnos una casa más grande para todos. Y nos podemos ayudar entre todos. ¿Te parece?

- Está bien.

- Pues mañana empezamos la búsqueda.


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