Capitulo 37

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Sus manos no hacian ninguna diferencia para disminuir la distancia entre nuestros cuerpos.

Con lentitud su mano llegó a mi nuca, con una desesperación extrañable me sostuvo, agarrando con firmeza las mechas rebeldes de cabello.

Sus labios, firmes, dejaron de precionar contra los mios, pidiendo mas cercanía. Un suspiro dejé salir mientras mi cuerpo sin palabra alguna rogaba por sentirlo nuevamente.

Levanté mi mirada de sus labios y nuestra coordina respiracion, para guiarla a sus ojos, unos azules potentes, con ellos me recorría el rostro desbordando anhelo y añoranza, la pasion volvio a ellos, dejando a fuego su mirada.

Inconciente tragué saliva a causa de la espera. Con cada una de sus respiraciones un ardor subía por mi cuerpo, en especial por el estomago.

La lujuria tomó el control de mi cuerpo y abandonando las protestas para seguir, tiré de su corbata a mí. Negando él silencio de mis sensaciones, mi boca se abrió con el susurro de un suspiro ahogado, para volver a estar anvuelta en sus atracadores labios. Una naturaleza extraña me guiaba a tomar su cuerpo a mi gusto.

Queriendo más de todo, imito su movimiento. Acerco a roces mi mano a su nuca, subiendo lento hasta agarrar la raiz de su cabello con una fuerza fantástica.

El ritmo del beso aumenta junto con nuestros acelerados cuerpos. Sin dar cuenta, se me habia quitado el control del beso. Una de sus manos se movió a su nuca, tomando mi agarre y dejando ambas brazos por sobre mi cabeza. Su mano libre afirmó mi rostro a su gusto, guiando de un lado a otro el beso.

Sus caricias con esa boca fueron tomando confianza, dejando abandonada mi necesitados labios, bajó sus besos a mi menton. Mordía, lamia y besaba, de ese modo recorrió mi rostro.

Sin notar lo sucedido, el espectacular hombre que adoraba mi rostro, se habia posicionado sobre mio dejando una de sus piernas separando las mias.

Soltando mis manos, con un pedido de mantenerlas quietas y en el mismo lugar, me soltó. Un nuevo beso se presionó sobre mis labios, seguido por un suave toque de sus manos en las curvas de mi cuerpo.

Ayudando al ambiente, repito sus movimientos aplicados a mi cuerpo, en el suyo. Sus toques me acaban, siento mi cuerpo por completo en llamas, ardiendo en piel con cada uno de sus movimientos.

- ¡Tio Nico! - un grito me apagó el animo, en especial si es la de un niño. - Daen dice que es hora de la reunion. - anuncia. El pequeño aparace por entre la antes cerrada puerta con una sonrisa iluminadora.

Y aquí señores, les presento uno de los mejores ejemplo, que explica la creación de los pestillos de puertas.

Alcanzo a escuchar un gruñido, casi animal, provenir del hombre aun estirado sobre mí.

Pestillo. . .

Antes de girar hacia el niño, me da un corto beso, dejando en mi mente que ésto aun no se ha acabado.

- Gabrielle. - nombra. El rubio se levanta de su reposo, tomando en uno de sus brazos mi cintura, de un tiron aun animado por su parte, me levanta con él. - Ve y deja a la señorita con Daen, el sabrá que decir o hacer. - pide. Gabrielle el niño, aun entre aquellas grandes puertas, nos mira fijo antes de negar un par de veces con su cabeza.

- Él dijo que aun no es tiempo, y ella podría abrumarse.- una sonrisa traviesa se esconde en el moreno rostro del niño. - Mientras vas a la reunión, yo la puedo acompañar.- ofrece.

Que ternura de criatura, parece todo un Señorito, con ese traje que lleva puesto.

Por parte del firme cuerpo a un costado mio, solo hubo una afirmación con su simple movimiento de cabeza.

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⏰ Last updated: May 10, 2018 ⏰

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Desde Siempre MíaWhere stories live. Discover now