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(Capítulo Largo 7u7)

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-Lo entiendes... ¿Verdad?-Preguntó el castaño, algo angustiado.

La pareja se encontraba en el departamento de Dipper, ya se preparaban para ir a dormir, debido a que ya era muy tarde.

-Necesitas tiempo. Lo sé. Y lo entiendo... Sólo toma tu tiempo. -Respondió la pelinegra tratando de no mirarle a los ojos. No quería discutir.

-Gracias Becca.

Hubo un largo silencio hasta que la pelinegra habló.

-¿Me quieres?

-¿Por qué me lo preguntas?

-¿Y por qué no me respondes Dipper?

-Sabes que sí.

-Nada... Sólo te noto algo extraño conmigo... Desde el fín de semana estás algo raro... ¿No quieres decirme qué pasa? -Se colocó su camisón de pijama.

-No...

-Sólo me preocupo por tí.

-Bueno, yo te pido que no te preocupes. Estoy bien, estoy sano, estoy respirando, todo va bien conmigo. -Dijo el castaño mientras se terminaba de colocar la pijama.

-Bueno...

-Buenas noches Rebecca. -Se recostó y apagó la luz.

-Buenas noches Dip... -Se acomodó junto a él.

El castaño cerró los ojos.

-Hey Dip...

-¿Qué?

-Te amo.

-También yo... Reb.

La pelinegra volteó cerrando los ojos. Sabía que algo le pasaba a Dipper, más no quería pelear con él. Así que sólo lo dejó, quedándose completamente dormida.

El castaño no podía dormir por otra vez. Llevaba sin dormir Viernes, Sábado, Domingo y para su colmo, también el Lunes.

Necesitaba pensar...

"¡¡Maldición Dipper!! ¿¡Qué más quieres maldición!?" -Pensó.

Fijó su vista en una fotografía de la pared.

El cuadro de los graduados, su grado anterior. Todos los alumnos en esa foto, y a un costado, Bill arruinando la foto de Dipper. Como siempre...

Sonrió.

Se sentó en su cama y tocó levemente el hombro de Rebecca, para comprobar que estuviese dormida. Como lo sospechó. Dormía plácidamente.

Perfecto.

-No puedo seguir con ésto Rebecca.-Susurró. -No puedo seguir haciéndome ésto. No puedo hacerle ésto a él...

No lo pensó más y se levantó de su cama, colocándose zapatos y sin importar nada, salió del departamento sólamente en pijama.

Decidido, salió de su departamento y se fue caminando dos cuadras más hasta llegar a su destino.

Estaba frente a la puerta. Sólo era cuestión de...

Se armó de valor y tocó la puerta para no hacer mucho ruido tocando el timbre.

Unos pasos se oyeron ir hacia la puerta. El castaño respiró hondo y fue entonces cuando la puerta se abrió.

-¿Pino? -Se frotó los ojos, adormilado, ahí estaba él. -¿¡Qué haces aquí!? Y... ¿Por qué estás en pijama? Son las una y media de la madrugada... -Le susurró.

Unrequited •BillDip• [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora