Capítulo 23: Desafíos e investigaciones

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Todo aquel bullicio que se había armado en un momento era observado por los dos miembros del equipo de Sasuke. Un tenso Neji no perdía ojo de encima a ese rubio que trataba de esquivar a la multitud, firmaba algún autógrafo y trataba inútilmente de escabullirse nuevamente. Era todo muy extraño.

- ¿Crees de verdad que era bueno ese chico? – preguntó Neji – le vi el otro día en el campo pero realmente... tampoco le vi hacer nada espectacular.

- Sólo era un entrenamiento y Sasuke también te ha dicho que ha bajado su rendimiento. Hará años que no juega, seguramente habrán pasado tres o cuatro años desde que acabó la carrera, es posible que no hubiera vuelto a jugar – le respondió Kakuzu.

- Aun así, no podemos arriesgarnos a que tengan un buen jugador. Ese chico es el único que me preocupa del ridículo equipo que han montado esos niñatos. Él ha estado en la liga universitaria.

Kakuzu observó cómo Neji se marchaba persiguiendo nuevamente a su novio, a quien no quería perder de vista para evitar que se acercase al capitán del equipo del pueblo. Los ojos de Kakuzu se fijaron entonces en Hidan, que con una agradable sonrisa, trataba de sacar a Deidara del aprieto llevándoselo lejos de allí.

- ¿Estás bien? – le preguntó Hidan.

- Sí. No esperaba que recordasen algo como esto.

- No nos dijiste que eras tan bueno.

- Ya no lo soy. Dejé el deporte hace mucho, os lo comenté.

- Pero eras el mejor del equipo. ¿Dónde está?

- ¿El qué? – preguntó Deidara atónito.

- Pues... los trofeos que ganasteis, dónde están, quiero verlos.

Deidara resopló y le indicó que le acompañase hacia el interior de la facultad. En una vitrina al fondo del pasillo, se encontraban aquellos trofeos que Hidan miró embobado. Deidara estaba convencido de que no le pasaba nada bueno por la cabeza, seguramente querría conseguir uno de esos.

El regreso a la isla fue todo un alivio para Deidara. Pensar que antaño jamás pensó en salir de Hokkaido y ahora... no quería volver. En Rebun había encontrado todo lo que buscaba, paz, tranquilidad, una vida lejos de lo que él creía la maldad y la delincuencia. Era sólo un pequeño pueblo donde todos se conocían, todos se apoyaban y se entendían. Era el lugar perfecto para pasar el resto de sus días, para huir de su carrera, aquella que tantos años le costó sacarse, que le llevó a hacer tantos esfuerzos y sacrificios, ahora veía ese tiempo demasiado lejano a él. No quería volver a ser médico.

A la mañana siguiente, todos los del equipo se encontraron con una sorpresa que no esperaban. Neji y Kakuzu llevaban su equipamiento puesto y prácticamente les estaban retando a jugar contra ellos. Naruto miró hacia Deidara buscando una respuesta a todo aquello, pero Deidara estaba serio mirándoles. Tocó el hombro de Naruto y sonrió.

- No te preocupes, Naruto, sólo están asustados – sonrió.

- ¿Por qué? ¿No dicen siempre que somos un equipillo de segunda? – sonrió Naruto.

- Quizá sea porque ayer descubrieron que estuve en la universidad. Sólo quieren saber cómo de fuerte es el equipo. Quieren probarnos.

- Yo no puedo jugar – comentó Naruto preocupado.

- Y yo no pienso mostrarles mis cartas – susurró Deidara – jugaremos exactamente como ellos creen que somos, débiles e inservibles. Nada de trucos extraños, esos... hay que guardarlos para el enfrentamiento real.

El último partido (Naruto, Sasu-Naru) Where stories live. Discover now