Roma II

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-no has contestado mi pregunta Hee- murmuraron los labios durazno, después de haber sido besados y recorridos por otros labios, con un sabor y tacto familiares

El de cabello cobrizo separó el espacio entre ellos y lo miró con calidez de la boca los ojos, achinó los ojos en felicidad y ladeó la cabeza –ya lo hice –le susurró a la par que acariciaba su mentón, Siwon bufó y tomó su mano, entrelazando los dedos con los suyos

-no le mencionaste, el motivo del viaje de Hyukjae – el moreno habló frunciendo levemente el entrecejo en confusión -¿por qué lo has omitido?

Heechul apenas rió divertido y lamió sus labios para contestar -¿para qué mencionar un acontecimiento que no tendrá lugar? -tomó la taza de té humeante respirando el vapor y suspiró

El mayor subió ambas cejas –Hyukjae se llevará una grata sorpresa – mencionó y volvió a su desayuno, Hee sorbió el té y pensó para sí mismo >¡oh! El Rey se llevará dos gratas sorpresas... o... tres<

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-¡Yiá! ¡yiá!- gritó Donghae golpeando las riendas una y otra vez, apretando sus piernas a los costados de Océano, siendo éstos los conectores entre la fuerza y velocidad del potro, y el corazón desenfrenado del jinete

El peli naranja bajó por el camino empedrado de una de las calles del pueblo y, haló de las cuerdas en sus manos para dar dirección al corcel, ambos giraron a la izquierda con urgencia y volvió a gritar y dar rienda suelta -¡¡capitán!! ¡¡capitán!! –clamó tratándo de llamar la atención del hombre, más aún la distancia era demasiada, >¡Tártaros!< murmuró para sí mismo, a la par que Oceáno brincaba unas rocas en el camino -¡yiá!- ordenó tomándo con aun más fuerza las riendas -¡capitán!- volvió a gritar una vez el camino se hubo acabado frente a él y a los pies del corcel

Océano patinó para frenar erráticamente sobre la arena húmeda, y Donghae saltó de su lugar plantando ambos pies en el suelo con un sonido chapoteado, sin darse tiempo a descansar o respirar miró insondable a los ojos del capitán y trotó hacia él –preciso alcanzar a un barco lo antes posible –declaró tomándo grandes bocanas de aire

Junjin tardó un segundo en reaccionar y, acto siguiente, tomó las riendas de Océano de las manos del menor, y trotó con ellas directo hacia la embarcación -¿no vas a venir muchacho?!- gritó y Donghae corrió tras él sin ánimos de perder más tiempo –¡me has hecho recorrer una Odisea! Eres igual a tu madre!- exclamó jovial entrando al navío y ordenando alzar anclas e izar velas

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Hyukjae se encontraba recostado sobre la hamaca y con una mano fuera de ella se balanceaba a sí mismo, >hacia un lado y hacia el otro<, presionando sus dedos contra la madera del piso del camarote, varios pensamientos eran los que surcaban su mente de aguas enfurecidas en plena tormenta de emociones- suspiró cerrando los ojos y dejándose llevar por el movimiento arrullante - ¿por qué habían sido así las cosas? ¿era que acaso su Gema, había sido incapaz siquiera de mirarlo a los ojos y decir "adiós"?, aunque... con la calamidad de sus actos, ¿cómo podría tan siquiera querer verle un vez más?- cesó todo movimiento y llevó la mano a su pecho, dejándola reposar, abrió los ojos y alzó la vista a la ventanilla, sólo eran nubes blancas, en el azul cielo- probablemente su preciosa perla de mar, se encontrase llegando a las costas de su amado hogar, y con seguridad, una sonrisa alumbraría su cara – ...si... eres feliz...-habló en voz alta aceptando el "cómo" habían terminado las cosas

Levantó una mano al aire, aquella donde se encontraba el anillo y lo observó durante varios minutos; la primera vez que había visto a Donghae, había sido en su veinteava Luna, él había esperado una celebración como todas las anteriores, el Palacio repleto de grandes ministros y jovencitos de alcurnia buscando su atención, pero... entre los regalos, el más majestuoso, había sido un esclavo de piel nívea y cabello mandarina, poseedor de una sonrisa....-mordió sus labios y bajó la mano a su pecho –su belleza era más que obvia a simple vista, >entonces recordó las palabras que Kim le dedicó en un principio, "no dejes que el fuego se extinga"<, suspiró –eh dejado que el fuego se extinga en una lluvia de lágrimas- murmuró con pesar y sintió algunas lágrimas correr libres por las esquinas de sus ojos, parpadeó fuerte para alejarlas, pero inmediatamente fueron reemplazadas por más y más, una tras de otra más amarga que la anterior –oh... Donghae....- susurró y apretó el anillo hacia su pecho, en el justo lugar del palpitante corazón , no había querido dejar Grecia con tanto apremio, pero la idea de recorrer un Palacio repleto de recuerdos, le era imposible de manejar, así que, había decidido irse tan pronto como le fue posible... de todas maneras, ¿Qué lo retenía de no hacerlo?

Mi esclavo, Mi perdición [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora