Capítulo III

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Ligeros toques internos en el brazo derecho hicieron que Frisk temblara de dolor mental. Era muy extraño.

Hacía años que no le pasaba. Justamente en ese brazo.

Bueno, deseando saber cuánto durmió esta vez intentó abrir los ojos y levantar la parte superior de su cuerpo. Le dolió como los mil infiernos, entendió automáticamente que fue por poco tiempo.

Lo primero que sus somnolientos ojos vieron fue el cielo falso del techo, luego las paredes azules con detalles verdes y enseres de una habitación normal.

Le llamó mucho la atención el ver aparatos médicos y batas blancas, aunque al final del caso según recordaba había caído en medio de un parque. Alguna persona debió haberla visto a traerla con un médico. Ya pronto descubriría quién fue que la asistió en su problemilla.

Algo que detectó rápidamente fue un guante que no estaba del todo en el basurero, con mucha precaución y cierto nerviosismo se levantó de la cama sólo para descubrir que estaba desnuda. Tomando las cosas con calma, usó la misma sábana azul cielo y fue a revisar con mudo dolor el dichoso guante.

Tal como lo temía.


**FIGHT**


-Pues eso fue lo que pasó –terminó de explicar Asriel mientras se rascaba la cabeza, todos le miraban con el gesto inverosímil.

-Hijo, ¿no estás diciendo que Frisk se desmayó en medio de la acera y la trajeron en la inconsciencia hasta aquí por un resfriado? –tanto Asgore como Toriel no creían del todo la versión de su hijo.

-Vamos, Gori, Tori... -dijo Papyrus llamando la atención de los aludidos –su hijo debe saber porque pasan las cosas

-Además-añadió Sans para que sonara más convincente –Asriel vio que apenas se le había pasado una fiebre desde que vino al lugar, pudo habérsele bajado la presión y perder el sentido.

El joven rubio miró de soslayo al peliplata. Si Sans no quería decirles de sus conocimientos él no iba a hacerlo tenía nada que recriminarle, era su vida después de todo.

Sin más que decirles a los Dreemurr, esperaba que con eso creyeran en su palabra y la de Asriel.

Un cicatero silencio se instaló en la sala, siendo cortado rápidamente con los fuertes toques de la puerta principal, el cual Toriel no tardó en abrir.

-¡Undyne! –exclamó con alegría de ojipúrpura.

-Hola, su majestad. –respondió con el mismo regocijo abrazando a la señora Dreemurr.

Toriel se sonrojó ligeramente aún con la sonrisa en el rostro. Hacía años que no escuchaba ese "su majestad". No tardó en ver que alguien estaba detrás de la pelirroja.

Y estaba segura de saber quién era.


**ACT**


Frisk trataba todo lo posible en realizar una titánica labor. Ponerse los pantaloncillos.

-Mierda... -susurró contra si mientras sentía que todo su cuerpo dolía al hacer fuerza. Esto se estaba complicando más de lo que requería.

Dos toquecitos en la puerta hicieron que abandonara la prenda y mirara hacia enfrente, haciendo que los jeans cayeran otra vez al suelo. Bufó con agobio. –Pase...

Ich Bin Zurück [El Regreso de Frisk]Where stories live. Discover now