Capítulo 1.- Preludio a la pena

24K 1.1K 646
                                    

Bueno, los personajes no me pertenecen, si no a su creador Masashi Kishimoto

En la historia Hinata y Sasuke tendrían 27 años, Bolt (o Boruto como prefieran) y Sarada tendrían 9 años. Himarawi no ha nacido, y Naruto es Hokage aunque no ha terminado la guerra.

La razón saldrá más adelante.

Capítulo 1.- Preludio a la pena

Caminar, correr, dormir, ir a casa, regresar, tomar café, caminar, correr...

Su vida era un sinfín de rumbos que no llegaban a ningún lado.

Y ella trataba de pensar en cómo avanzar en ese mar negro en el que se había convertido su vida. La vida que siempre había soñado y que ahora sentía que se escapaba poco a poco de sus manos, que se escurría entre sus dedos sin poder evitarlo.

Y de nuevo estaba lamentándose cosas que no podía cambiar, porque esas cosas que estaban cambiando no eran por ella, eran por él.

Su esposo, su mundo desde que era una niña, estaba distante de ella; y ella, tímida como era, aun sabiendo la razón de su distanciamiento, no tenía el valor de reclamarle lo que estaba pasando.

Por qué esa chica que se había convertido en mujer con el paso del tiempo y de las guerras, volvía a ser la niña tímida que no tenía un solo lugar a donde ir.

− ¿Pasa algo mamá?

La voz de su hijo la trajo de regreso a la realidad y le sonrió como pudo, como si no se estuviera cayendo a pedazos.

− No – Mintió – Solo que tengo algo de sueño

El niño le estudio un par de segundos y luego le dio una sonrisa.

− ¿Ya tienes todo? No quiero llegar tarde

La mujer asintió y le entrego el bento con una sonrisa, hoy era el primer día en la academia y era muy especial para su hijo.

− Aquí está todo – Dijo con tranquilidad

El niño sonrió una vez más, pero su sonrisa se opacó un poco mientras veía la puerta y la falta de unos zapatos en la entrada

− ¿Papá no ha llegado? – Preguntó con algo de tristeza – Prometió llevarme

Hinata mantuvo su sonrisa a pesar de que su corazón se apretara con dolor al ver esa sonrisa en el rostro infantil, ir disminuyendo poco a poco.

− Seguro solo se le hizo tarde

El niño asintió de nuevo, pero su sonrisa había disminuido considerablemente.

− Será mejor irnos – Exclamó el niño como si no le afectara.

La mujer le vio con tristeza.

− ¿No quieres esperarlo?

El niño negó con la cabeza.

− Debe tener mucho trabajo – Musito el niño caminando a la calle

Hinata asintió y camino tras él, queriendo creer esa mentira que ambos de decían el uno al otro, que su esposo realmente estaba trabajando.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando por fin terminó regresó a su casa, se quedó en la entrada, contemplando el bosque, sin saber si debía adentrarse o simplemente quedarse ahí y ver qué pasaba. Suspiro con cansancio, no era el tipo de personas que hablara mucho o que demostrara sus preocupaciones o incluso sus emociones. Eran contadas las personas que lo conocían realmente, y para su mala suerte, Sakura y Naruto no estaban entre ellos.

Tonos de fríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora