05-Hubiera Sido Genial

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Capítulo 5
Hubiera Sido Genial

Estuve dispuesta a confrontarlo.

—¿Qué pasa contigo, Stanford?

Le mire decidida, firmemente. Se encontraba tras su escritorio leyendo algunos archivos de su trabajo, a su lado se encontraban varias carpetas de colores llenas de hojas de todo tamaño. Seguramente eso hará todo el día, trabajar para no tener que topar con nosotros ni un solo momento.

—¿Otra vez tú?

Ni siquiera se inmuto. El sonido grave de su voz me causo escalofríos en todo el cuerpo, como un choque de electricidad que me bajaba por la espina dorsal en la espalda. Pero no le demostraría ni un pequeño rastro de temor.

—Sabes bien que tengo nombre, ¿No es así? — reí hipócritamente. – ¿Te duele, verdad?

—¿Qué quieres decir, Mabel?

Sus ojos eran fríos y no volteaba ni a verme. Sabía bien que le recordábamos a ella, no podía debatir contra aquello.

—Nada, Stanford. Por cierto, olvidaste el cumpleaños de Dipper.

—No lo olvide. – respondió inmediatamente como si supiera que iba a preguntarle y estuviese preparado para contraatacar.

—Vaya, ¿Eso dirás en tu defensa?

—¿Qué es lo que buscas, Mabel? ¿Atormentarme?

—¡N-no, solo quiero que le demuestres a mi hermano una mínima muestra de que lo amas!

Grite exaltada de frustración. Yo quería razonar con él, y sin embargo la furia me consume hasta hacerme perder la cordura.

—¿No les es suficiente que me mate a trabajar y tenga una casa hermosa, deliciosos platillos, empleados que hagan todo por ustedes, dinero para malgastar, sin tener que salir de su hogar sin un poco de esfuerzo? — esta vez sus ojos se fijaron en dirección mía. Casi sentí pena de mi misma. — ¿Qué más quieren, Mabel?

—¡Un padre, Stanfor! — gemí.

—Lo siento, Mabel. Sal de mi despacho, por favor.

—Pero, papá...— reproche humillada que sentí un nudo en la garganta al pronunciar esas palabras. — No es justo...

Apreté bien el puño porque sentí que no iba a contener las lágrimas. Me vi forzada a hacerlo.

—¡Boris, — gritó y un empleado entró — acompañale a su cuarto, por favor.

—Ella te odiaría por hacerle esto a tus propios hijos.

*****

La impotencia de no poder hacer nada me comía viva. ¡No era justo!
Seguiría investigando sobre la situación de mi madre, era necesario encontrar su tumba para al menos llevarle flores. Estoy segura de que Stanford no era capaz de hacerlo. Es una persona fría y sin escrúpulos, no creo que tenga sentimientos. En mi memoria, cuando mamá seguía con vida, las noches en casa eran acogedoras. Mi padre encendía la chimenea, por lo que había un ambiente cálido en nuestra familia. Pocas veces el abuelo Fiddleford se presentaba a nuestra casa. Fue tres meses después del nacimiento de Dipper que apareció por primera vez atravesando la puerta del cuarto de mamá en el hospital. Todavía era muy pequeña cuando eso sucedió. Y solo tengo recuerdos vagos.

Salí del despacho de Stanford y caminaba por el pasillo, fue allí frente al cuarto de Darlene que halle a Soos.

—¡Soos!— grite corriendo hacia él—, ¡Necesito tu ayuda!

—Oh,jaja— río carismáticamente como siempre—,¿Qué pasa amiguita, en qué puedo ayudarte?

Se arrodillo frente a mí apoyando sus brazos sobre mis hombros.

—Tú conociste a mi madre cuando ella seguía viva, necesito...

—Sabía que este día llegaría—respondió interrumpiéndome—, por eso el Señor Satanford me ordenó no responder a ninguna de tus preguntas.

—¿Stanford te ordeno, Soos? ¡Ese—maldecí—, siempre esta a un paso adelante de mí!

—Lo siento, Mabel.

—No te preocupes, Jesús—respondí agriamente, empujándolo.

*****

Esa misma noche, me asome al cuarto de Dipper. No me sorprendió lo que hacía. Y nada de lo que hace le quita lo adorable a su pequeña e inocente existencia.
Seguí caminando por la casa, no encontré a Standford.

—¿A dónde vas, Mabel?— escuche que alguien me decía—. ¿No crees que es demasiado tarde para que una señorita salga afuera, exponiéndose a los peligros de la noche? Deberías estar en tu cuarto cepillándote el cabello como te enseñe, son cien cepilladas desde...

—Tengo que irme, Darlene— respondí irritada—, voy a una pijamada con Greenda y Candy.

—¿Tu padre sabe?—me miró furtivamente.

—¿Y le importará,Darlene?— termine la conversación abriendo la puerta y escabulléndome.

*****

La luna resplandecía sobre las chicas y yo, no estábamos completamente seguras de lo que hacíamos. Nuestros cabellos brillaban, y tratábamos de hacer el menor ruido posible. Caminábamos en la calle.

—Mabel—Candy me observaba—,¿Crees que hallemos a Bill Cipher?

—Tenemos que, Candy.

—¿Y si no le hallamos, Mabel?—dijo desanimadamente Grenda—,es demasiado tarde. Seguramente duerme.

—Ustedes prometieron hallar a Bill conmigo.

—Sí, pero a cambio de ya sabes.

—Candy,Candy,Candy—repetí graciosamente—,¿Acaso te apena decir que amas los fanfics yaoi de Dipper?

—N-No,no es eso... Sino que me da pena que sean de Dipper.

—¿A qué no adivinan quién dio su primer beso con un chico?

—¿Tú Mabel?

—No, obviamente no yo.

—Fue...— dijo Candy pero Grenda le tapó la boca.

—¡Admiren,chicas!—mire sorprendida a una pequeña tienda gastada—,¡La tienda de Bill Cipher!

—Mabel, ¿Y si ese tipo es un estafador?— Candy dijo asustada.

—¡O peor aun, un violador!—gritó Grenda—,Mabel, yo me quiero ir de aquí.

Grenda tomo nuestras manos y comenzó a jalar de las muñecas mientras corría.

—¡Aguarda, Grenda— gemí perdiendo de vista la tienda.

»Pudo haber sido grandioso«, dije a mi misma. Descubrir los secretos de la familia Pines.

Casa Árbol (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora