10-Greetings

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Capítulo 10
Greetings


Bill

El viento tocaba mi rostro y se sentía helado. Moriría congelado dentro de esta vieja tienda, si no me mataba Charles primero.
Gideon había intentado golpearme con sus puños. No permitiría eso. Esquive el golpe sujetando la muñeca de su mano.

—¿Eres tonto,acaso? ¡Jamás le entregaría mi vida a alguien como tú, el causante de que perdiera a Stanley!

—¿Quién eres realmente, Bill?—apreto mi cabeza por atrás—. ¿Qué quieres decir con que hice que perdieras a Stanley?

—¡No eres real, no eres real—salté llevando elevando mi cuerpo e intentando liberarme de sus manos pero tomo de mi tobillo derecho—. No te incumbe pequeña princesita—impulsé con fuerza la pierna que tenía libre y la choque contra su mejilla izquierda haciendo que me suelte cayendo sobre una lampara de lava.

—¡Capturenlo, chicos—exclamó haciendo que tres extraños sujetos dotados de increíbles músculos en el cuerpo.

—No son rival para mí, Gideon—reí—, en otra ocasión lidearemos, Celeste Waddles.

Dos de los hombres tenían armas—una navaja y lo que parecía ser un maso—, se movieron directamente hacia mí, pero percibí que solo eran los anzuelos para distraerme.

—¡Esta vez has ganado, Gideon!—gruñí cuando sentí clavarse en mi pierna la filosa navaja—, mas no es tarde para mí...

Murmuré un viejo hechizo que creaba un portal con una duración de segundos simultáneamente miraba como los secuaces de Charles rompían cristales llenos de polvos, elipses, órganos extirpados y papeles que comenzaron a volverse ceniza mientras fueron encendidos.

Escape de los restos de mi tienda, intente correr por la calle.

—¿Dónde estas, Cipher—dijo la voz chillona de Gideon—. Te tengo un trato: ser mi esclavo a cambio del paradero de Stanley.

Atravesé un callejón. El hedor de la basura era demasiado repugnante, incluso podías escuchar los gruñidos de algunos roedores y gatos merodeando el lugar.
Me apoye sobre un contenedor, sujete las barandillas de metal de un empolvado anuncio que era erosionado por el viento, eleve mi cuerpo hacia el techo de un departamento. Una vez sobre el, toque la herida de la pierna izquierda.

»Jamás habrías huído«, pensé.

—Siempre hay una primera vez, ¿No es así, Bill?—la ilusión de un Stanley respondió mi queja—. Levantate de ese suelo, hijo, o nunca hallarás a tu anciano padre.

Cerré los ojos, me puse de pie y comencé a saltar sobre entre los techos.

*****

Corrí por la calle y me detuve entre algunas avenidas. Estaba confuso, la vista se me nublaba entre algunos árboles que parecían ser pinos. Entre al pequeño bosque y cuando las fuerzas de las piernas comenzaban a perecer caí frente a un roble. Delante de nosotros una casa que era lo bastante elegante, grande para albergar los suficientes reliquias o extraños seres inmateriales.
Intente levantarme pero caí. Y con las fuerzas de los brazos me arrastre hasta la escalera que me llevaba a la vieja casa árbol de madera tallada.

Una vez dentro, mi cuerpo exigía descansar. Encontré algunos caramelos y sabanas entre una caja. Cedí a las peticiones de mi cuerpo al querer dormir.
Mis párpados sentían el resplandor de la luz lunar.
Fue la pisada de alguien en mi mano que me hizo abrir los ojos, un niño cayo encima de mí.

Casa Árbol (BillDip)Where stories live. Discover now