Capítulo 4

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Capítulo 4

Mi teléfono suena mientras que Macallister habla sobre un campo de golf. Lo tomo y atiendo, me pongo de pie y salgo de la sala de conferencias.

—Diga.
—Hola, soy Eideen. No me dejan retirar a su hijo señor. No soy ningún familiar y no tengo ninguna relación con el.
—Maldición, era de esperarse. Ya mismo voy para ahí
—Está bien.—Dice ella y yo cuelgo.

Ingreso nuevamente a la sala y tomo mi saco.

—Debo retirarme. Tengo una urgencia con mi hijo.—Digo y salgo sin esperar alguna respuesta. Camino hacia Claire y pongo mi mano sobre la suya.—Claire, debo ir por mi hijo, ¿Puedes reemplazarme?
—Claro que si

Me subo a mi auto, conduzco hasta el jardín de mi hijo, queda cerca de la empresa para mi fortuna. Cuándo llegó al lugar, aparco el auto. Me bajo rápidamente y camino hacía donde se encuentra Eideen. Ella en cuanto me ve se pone de pie.

—Señor, lo lamento.—Me dice nerviosa.
—Oye, tranquila. No es culpa tuya. Sólo necesito anotar que tu puedes venir por el.

Cinco minutos más tarde, mi hijo corre hacia mis brazos y me abraza. Me pongo de pie con él en brazos y miró a mi secretaria.

—Tyler campeón, ella es Eideen.—Digo y mi hijo ríe.
—La senorita que hace feliz.—Dice el divertido. Miro a Eideen y ella le sonríe a mi hijo.
—¿Era ella?
—Si.—Dice el sonriendo. El pide besar su mejilla así que lo acerco.
—Me alegra volver a verte amiguito.—Le dice Eideen y mi hijo ríe. Creo que alguien le cae bien.

Mi hijo comienza hablar sin parar y no puedo evitar bostezar. Entonces él me fulmina con su mirada y mira a mi empleada.

—Papi quele que venjas con nosotos.—Dice el y ella le sonríe.
—Iremos a comer, ¿Te sumas? Le prometí al pequeño comer con él hoy.
—Creo que debería ir a la empresa.—Dice ella y yo sonrió.
—Es el horario de la comida, no seas tonta, come con nosotros.
—Por fis.—Pide mi hijo y yo beso su cabello.

No se muy bien por qué razón le insisto, sólo quiero que mi hijo pase un buen momento y haría cualquier cosa para que así sea.

—Vale.—Dice ella poco convencida.
—Papi dijo si.—Dice mi hijo emocionado y yo asiento.
—Iremos por aquí cerca, podemos caminar.—Le digo y ella asiente.

Aún con mi hijo en brazos, comenzamos a caminar hacia el restaurante favorito de mi madre. Eideen se abraza a si misma y sonríe a lo que mi hijo le dice.

—Papi.— Me llama mi bebé y yo lo miro sonriendo.
—¿Qué sucede bebé?.—Pregunto.
—¿Puedo come calamelos?
— No, ahora comeremos comida de verdad hijo. Ya te dije que los caramelos no te hacen bien. Es feo verte vomitando después.

Mi hijo no me responde, sólo apoya su cabeza en mi hombro. Cuando llegamos al restaurante, abro la puerta y espero a que Eiden pase, luego la sigo. Una señora nos sonríe.

—Hola buenos días, queremos una mesa para tres. Lejos del sector de fumador.—Pido. Ella asiente y con una sonrisa nos guía. Dejo a mi hijo sobre su silla y luego le corro la silla a mi secretaria para que se siente. Me siento frente a ella.

Dejo a mi hijo en el piso de mi oficina. El bufa y se sienta malhumorado en el piso.

—Hijo, cálmate. Debo trabajar un rato más, luego iremos a casa.
Tabajas todo el día.—Dice haciendo un puchero. Luego rompe en llanto y yo trago saliva. Me siento a su lado e intentó sentarlo en mis piernas.
—Hijo lo siento, intento ser lo mejor posible.
—No quero nineras. Quero mamá. Como todos.
—Campeón, no sabes cuanto me gustaría que tengas a tu mamá pero ella lamentablemente no quiso formar parte de tu vida. Lo lamento, bebé. No hay nada que yo pueda hacer.
—Busca ota. Una que me quela.
—Yo te quiero hijo, pero no es sencillo. No hay una fábrica donde las fabrican.

El no responde. Me siento mal por no poder darle una mamá. Pero ¿De dónde demonios se supone que saque una? La puerta de mi oficina se abre y Eideen entra de forma tímida, le sonrió.

—Señor, ha llamado Helen Jugert.—Dice leyendo un papel.—Dijo que le gustaría mucho reunirse con usted. Me dejó su número.—Me dice tendiendome el papel, niego con la cabeza.
—No lo necesito, si vuelve a llamar pídele que no lo siga haciendo, por favor.
—Claro señor. ¿Quiere que le traiga algo?
—Trae un poco de chocolate para mi hijo. Esta molesto.—Digo y el me mira, me saca la lengua.
—Esta bien.
—¿Puelo ir?.—Pregunta mirándola. Ella me mira a mi.
—Si lo quieres llevar.
—Ven, cariño. Vamos por ese chocolate entonces.—Dice sonriendo ampliamente. Mi hijo camina a ella y toma su mano.

Luego los veo alejarse, no puedo evitar mirar su trasero cuando se va. Ella es muy guapa y tiene un buen cuerpo...Y es buena con Tyler.

Si desarrollará alguna clase de sentimiento hacia ella, eso podría solucionar el deseo de mi hijo.

Pero, no quería volver a eso llamado amor. Lo viví dos veces y las dos veces fui yo el que salió con el corazón roto.

Suspiro intentando apartar los pensamientos estúpidos de mi cabeza. Eideen era bastante profesional y estaba resultando ser buena en su trabajo. No me involucraria con ella y arruinaría eso.

Al menos, no me involucraría con ella voluntariamente.

La puerta de la oficina se abre y mi hijo viene de su mano riendo,comiendo chocolates. Sonrió.

plincesa.—Le dice y Eideen sonríe y besa su frente.
—Gracias Eideen.—Le digo y ella me mira, me regala una pequeña sonrisa.
—¿Desea algo más señor?.—Pregunta y yo asiento.
—Llámame Jimmy.-Le pido que me tutee.

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