Capitulo 5

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Capitulo cinco.

Observo como Eideen habla con quien creo que se llama Chad, ella pasa una mano por su cabello mientras le sonríe y asiente a algo que él dice. No puedo evitar sentir molestia ante esa escena. Por alguna razón, no me gusta verla junto a él.

La puerta de la oficina se abre y Santana entra por ella sonriéndome. Yo la miro esperando a que me diga lo que tenga que decirme, que será algo que no me interesa, nada de ella me interesa.

-¿Qué es lo que quieres? No creo que hayas venido hasta aquí para solo tomar café y preguntarme por mi hijo y mi familia.

-Tienes razón.-Dice ella y mira por donde yo miro.- Ese es un patán. Ha coqueteado conmigo cuando he ido al baño.-Me dice y yo la miro nuevamente.- ¿Es esa tu chica?.

-No, no es mi chica. Es mi asistente. ¿Me podrás decir lo que sea que quieras?

-Eli.-Me dice y yo espero a que continúe.- Ella ha preguntado sobre su hijo y me pidió que averigüe sobre él.

-¿Planea volver?

-No, ella...No, solo quería saber si él estaba bien. Dudo que ella quiera volver está bien ahora...Se casara.

-Deséale suerte en su vida, que yo me encargo de mi hijo, que no se preocupe.

-Ella no estaba bien contigo.-Dice en un susurro.

-No me importa, realmente. No me importa nada de ella. Creí que como se interesó en el que quizá podía venir a cumplir su rol de madre, pero si no es así, no me interesa.

-Ella encontró su felicidad, deberías estar feliz por ella.

-Abandono a su hijo.-Le remarco cada una de mis palabras molesto.- Si no era feliz conmigo, pudo dejarme. ¿Pero abandonar a su hijo? Diablos, ni siquiera se con quién demonios he estado tanto tiempo.  Me quito la posibilidad de estar en los primeros momentos de él. Es difícil hacerlo solo, pero no me quejo, mi hijo es lo mejor que pudo haberme pasado en la vida y estamos bien sin ella. No la necesitamos, no necesitamos gente en la que no se pueda confiar.

-Lo siento, debo irme.-Dice ella tomando su bolso. Yo asiento y la veo salir por la puerta.

Golpeo la pared y suelto un grito de frustración, siempre era lo mismo cuando pensaba en esa mujer. ¿Cómo pudo hacer eso? ¿Cómo pudo abandonar a alguien tan lleno de amor como lo es mi pequeño?

-¿Señor?.-Me dice la voz dulce de Eideen, respiro hondo y la miro.

-¿Si?

-¿Se encuentra bien? ¿Hay algo que pueda hacer por usted?.-Pregunta y yo niego con la cabeza.

-No gracias. Esa mujer que se acaba de ir, era la hermana de la madre de mi hijo.

-¿La madre de Tyler?.-Pregunta ella y yo asiento.

-Mi único hijo.-Respondo y ella asiente- Ella nos abandonó y mando a preguntar a su hermana como estaba mi hijo.

-La gente suele arrepentirse de esas decisiones, abandonar a alguien, darlo en adopción, todo eso, tarde o temprano terminas arrepintiéndote. Quizá ya haya llegado su momento.

-¿Cómo es que sabes tanto, Ei?

-Porque yo estoy arrepentida de haber dado a mi hijo en adopción.-Susurra y yo muerdo el lado interno de mi mejilla.

-Ella no, no planea volver.

-Entonces ella se lo pierde, no merece que tu estés enfadado o que Tyler la llore. No merece nada.

-¿Tyler la llore?.-Pregunto sorprendido.

-Pensé que lo sabía, perdón.-Susurra ella y yo niego con la cabeza.

-¿Cuando la ha llorado?.-Pregunto molesto conmigo mismo por no notar que mi hijo sufría.

-Cuando trabajaba en el kinder. El primer día el lloro y le pregunte que sucedía y me lo conto todo.

-Quizá no lo hago tan bien como creo después de todo.-Susurro sentándome en el sofá y tomando mi cabeza entre mis manos.

Cuando llego a casa, miro a mi hijo y el corre hacia mí, lo tomo en brazos y lo acomodo en mi cintura. El me abraza con fuerza y no puedo evitar sonreír.

-Te extanie papi.-Me dice y yo beso su mejilla.- La senorita Nina es muy buena pero no es diveltida.-Dice él y yo rio, miro a mi vecina y ella me sonríe.

-Gracias por cuidar a mi hijo, Nina.

-No, no es nada. Se lo debía, usted nos ayudó mucho.

Cambio el canal de televisión y mi hijo chilla cuando aparecen Los padrinos mágicos. Dejo el episodio y tomo mi computadora.

-Papi ¿No te gusta?.-Pregunta mirándome.

-No hijo, me gusta. Solo que debo terminar algo del trabajo.

-Estas todo el día con eso. Siemple tlabajo.

-Debo trabajar hijo. Las personas cuando son grandes, trabajan.-Digo algo cansado. Él se remueve en la cama y se destapa.- ¿A dónde vas?.-Pregunto mirándolo bajar de la cama.

-A cualquer lado, no te impolta.-Dice saliendo de la habitación.

Suspiro frustrado mientras salgo de la cama y lo sigo. Lo veo meterse en la habitación de invitados. Entro detrás de él y me sorprendo al ver los dibujos tirados en el suelo.

-¿Tu hiciste estos?.-Pregunto y el se sobresalta.- Tranquilo.-Le digo y el asiente.- Dibujas bien. Muy bien para tu edad.

-Me gusta.-Susurra y yo asiento.

-No me haces dibujos así.-Le digo y él se encoje de hombros.- ¿Quiénes son?

-Papi, mami y yo.-Dice el señalando a cada uno.- El es Bo.-Dice y me muestra lo que sería la mascota.

-¿Quieres una mascota?.-Pregunto y el niega con la cabeza.

-Quero una mamá.

-Hijo, por más que yo quiera, no hay una tienda donde las mamás se compren. ¿Sí? No puedo darte solo una mamá, no es sencillo. Primero debería enamorarme, querer estar con esa persona y que eso sea mutuo, ella debería quererme mucho para aceptar a mi hijo.

El se sienta contra la pared y abraza a sus piernitas. Me siento a su lado se apoya contra mi cuerpo.

-Lo siento, campeón.

-La odio.-Susurra en voz baja y yo lo miro.

-¿A quien?.-Pregunto y el me mira.

-Eli.

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