-Lo primero que voy a hacer al llegar a casa va a ser ducharme-informo estirándome. Después de 1h y 30min sentada en el avión sin poder moverme, siento todos mis músculos agarrotados-Quiero lavarme y fingir que nada de esto ha pasado. Ya sé que me he duchado esta mañana en el hotel, pero tengo la sensación de que sigo sucia.
-Primero hay que llevar a Bridget a su casa.
-Lo sé, lo sé. No te preocupes. Puedo esperar-cierro los ojos-Siempre y cuando me compres algo de comer.
-¿Qué le apetece a la señorita Harrison?
-Quiero lasaña de 'Il Padrino'.
-¿Tiene que ser justo esa? Tenemos lasaña precocinada en casa, Mich-me advierte mi hermana.
-Pero yo quiero la de 'Il Padrino'.
-¿Qué más da?
-¡James, defiéndeme!-lloriqueo.
-¿Defender de qué?-ríe Bam.
-Bambi-dice con su tono de papá-Recuerda cómo te fue con Sophie y Lísabet. ¿Me vas a decir que Hugo no tuvo que traerte algún capricho de vez en cuando? Y con capricho me refiero a un bizcocho y con de vez en cuando me refiero a las cuatro de la mañana.
-¡Oh, mierda! Déjame en paz, Harrison.
-Bambi, no hables así delante de mi hijo.
-¡Madre mía! ¿Soy tu hermana o tu hija adolescente? No paráis de reñirme.
James suelta una carcajada. Yo me limito a sonreír. Con la ventana completamente bajada, me siento libre. El aire me da en la cara y, todavía con los ojos cerrados, siento un bienestar que hacía tiempo que no sentía. Empiezo a pensar que realmente este ha sido el sueño (pesadilla). Lo que voy a vivir ahora sí es mi vida, mi auténtica vida.
Bridget vive a una hora de nuestra casa. Tiene un apartamento monísimo que no comparte con nadie. ¿Cómo puede no tener pareja? Parece increíble. ¿Tendría que presentarle a Louis? Yo creo que harán muy buenas migas.
Después de dejarla y de agradecerle mil veces que estuviera a mi lado en este momento, nos fuimos corriendo al restaurante. O eso creo, porque para entonces yo ya me había quedado dormida. Supongo que después de todo lo vivido, ahora el sueño es también una forma de reponer unas energías que desperdicié hace nada. Mi bebé necesita descanso ahora.
Cuando abro los ojos me encuentro en los brazos de James. Él me mantiene entre sus brazos con la mirada al frente y una bolsa colgando de su boca.
-Hola-susurro para que se percate de que estoy despierta.
-¡Hola!-se inclina un poco para darme un beso.
-¿Y Adam?
-Dormido en los brazos de tu hermana.
-Déjame ponerme en pie.
-Espera un momento.
Le cojo del cuello y miro al frente. Viendo que ya estamos en la entrada. Viendo que me acerca al salón. Me sienta en el sofá y me besa la frente.
-Tengo que ir a la cocina.
-No, no tienes que hacer nada. Yo me encargo de todo. Quédate aquí.
-James... No hace falta.
-Michi, quiero hacerlo.
Asiento. Para cuando quiero darme cuenta ya tengo a la mejor lasaña del mundo ante mí. En un visto y no visto ha desaparecido. No dura nada. Es que, ¡Dios!, está tan buena y yo tenía tanta hambre después de cuatro horas sin probar bocado.
Soy consciente de que tengo la boca manchada de salsa de tomate y mi intención es relamerme, pero mi prometido tiene otros planes. Se acerca a mí y empieza a besarme por todo, llevándose la salsa con cada beso. Tapa con romanticismo la envidia que me tiene por esto, yo lo sé, pero las cosquillas no dejan que pueda enfadarme.
-Quiero ducharme. No quiero ir a dormir sin haberme lavado.
Él asiente. Vuelve a cogerme entre sus brazos y me guía hasta el baño. Una vez ahí, se aparta un poco y deja que yo vaya desvistiéndome. Y sé por qué me mira en verde desvestirme él. Es por el mismo motivo por el cual en el hotel no quiso entrar cuando yo me bañaba. Le aterrorizan los golpes.
Serio, con una mirada que plasma la penumbra, recorre mi cuerpo de arriba a abajo odiando cada centímetro. Cuando ya estoy completamente desvestida, me quedo mirando fijamente a mi prometido. Él parece completamente metido en su mundo.
-Recuerdo cuando mi cuerpo te excitaba sin importar nada más.
-Lo sigue haciendo-susurra volviendo en sí-Sigue provocándome de una manera que no es normal.
-No es verdad-las lágrimas salen silenciosas-Mírate, odias cada parte, cada golpe.
-Michelle, no odio tu cuerpo, me odio a mí. A mí por no haber podido evitar esto.
Se acerca y me coge de las manos. Yo le miro a los ojos. Él me corresponde. Sin decir nada, se pone de rodillas ante mí y empieza a besar mis piernas. Cada golpe que hay plasmado en mi cuerpo se cubre por sus besos. Pasa de mis piernas a mis brazos. Luego a mi cuello. Mis pechos. Mi vientre. Después me guía hasta la ducha. Abre el agua. Me deja a mí bajo ella y él se aparta. Se desviste sin perderme de vista ni un solo instante, todavía sin decir nada. Se mete conmigo y coge la esponja. Es él quien limpia mis marcas. Quien limpia el pasado. Quien lo hace desaparecer y abandonarme mientras se cuela por el desagüe. Y todo sin palabras, pero sí con lágrimas. Lágrimas que al mezclarse con la ducha son imperceptibles, pero que dejan escapar la tristeza, la vergüenza y el arrepentimiento.
***
Me he puesto el primer pijama que me compré al llegar a Irlanda. El primer pijama que me puse estando embarazada de Adam. Quiero que ahora, de cierta manera, sea igual.
Me paso por la habitación de mi hijo. Vergonzoso que sea una hora después de llegar a casa, pero sé que Bambi lo ha tratado bien. Solo ha tenido que acostarle y, al fin y al cabo, le ha cuidado durante mucho tiempo. Ni siquiera he querido saber cuánto tiempo ha sido.
Al asomarme, veo a mi ángel tumbadito de lado, sonriendo. Como si su sueño fuera lo más maravilloso del mundo. Me acerco a su cama y me siento a su lado. Mirando su rostro me pregunto cuánto de su vida me habré perdido. Qué habrá aprendido en estos días. Qué habrá hecho. Le doy un beso en la mejilla. Su beso de buenas noches. A partir de ahora, no le va a faltar nunca.
Cuando vuelvo a mi habitación me encuentro a James sentado en su lado de la cama. Está serio, meditabundo. Parece que hay algo que no le deja conciliar el sueño.
-¿Qué pasa, amor?
Se percata de mi presencia. Suspira dejando escapar la tensión. Con dos toques en la cama me pide en silencio que me siente a su lado. Y yo así lo hago
-A partir de ahora, si tenemos algo muy importante que decirle al otro, no nos iremos a dormir sin habérsela dicho.
-Me parece bien.
Me coge de la mano.
-Esta mañana te he dicho que era un embarazo de riesgo. Vas a tener que tener mucho reposo. También evitaremos el estrés. Tendremos que tener marcada una dieta hasta que pase. Y hay que ir haciendo revisiones al ginecólogo para ver que todo vaya bien. Me dijeron que si supera el trimestre ya podremos relajarnos, pero hasta el momento hay que ir con cuidado.
-¿Es por todas las veces que me ha pegado?
-Y por lo mal que te cuidabas estando con él, pero eso ya ha pasado. Ahora vamos a hacerlo bien, ¿vale?-Asiento. Estoy aguatándome las lágrimas otra vez. ¿Cuándo va a acabar esto?-Anda, ven aquí-me dice el estirando su brazo hacia mí.
Me acerco a él. Me apoyo en su pecho. y dejo que él me rodee con su brazo, que me proteja. Me besa la frente. Me agarra fuerte.
Estaría así toda mi vida.

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Destinos cruzados.
Romance25 de marzo del 2017 Sus caminos se encuentran de una manera curiosa. En pleno infierno dentro del paraíso. 12 de septiembre del 2027 Sus caminos se encuentran una vez más. En un ambiente común, en una situación complicada. Pero algo hay tras tantos...