|Prólogo|

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Prólogo: El Bosque

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El escandaloso sonido de las risas rompían la pacifica calma que cualquier bosque podría llegar a tener apenas pasadas las 11:30pm. Un pequeño grupo de jóvenes charlaban indiferentes al lugar y hora a su alrededor. Incluso podría decir que les gustaba estar tan cerca de la media noche, la hora.

-¿Cómo era tu nombre? -preguntó entre risas Henry, uno de los que ahí se encontraban. Se trataba de un chico alto y de tez aperlada, decorada por varios puntillos graciosos en su rostro, que hacía suspirar a más de una. Era atlético sin exagerar, más bien fuerte que marcado. Tras los lentes que se resbalaban por las carcajadas unos ojos verdes también ocultos por los mechones rubios estudiaban a una chica en específico.

Ella sonrió tímida y sonrojada.

-Hedwig -su voz era suave e infantil, lo que contrastaba con su gran altura y apariencia intimidante. Era de piel morena natural totalmente libre de imperfección alguna, curvas muy marcadas y exageradas con delgados brazos y tobillos; cabello negro lasio y corto hasta los hombros color negro con mechas violetas, el ojo izquierdo de color alterado al mismo de las mechas gracias al uso de pupilentes, con el derecho cubierto por un flequillo, uñas, labios y ojos decorados en negro y ropa elegida descuidadamente pero en los mismos tonos oscuros que todo lo demás en ella. Una apariencia notablemente extraña, que contrastaba a la alegre y bromista personalidad y su peculiar sentido del humor-. Hedwig Fischer, mejor conocida como "nadie por que nadie me conoce" -bromeó alzando los hombros con una sonrisa extraña, sacando unas risillas de sus compañeros.

-Hed sólo viene a ver el mundo arder -resumió la otra chica, Ashley, la más joven y bajita del grupito. Ella era la perfecta representación de la más popular y zorra del instituto, en lo que a físico se refiere; cabello hasta media espalda rubio ceniza natural, en una descuidada media coleta alta, ojos azules como el hermoso cielo, decorados por unas grandes ojeras, producto de dormir muy poco, delicada figura delgada y bien proporcionada, oculta por ropa varias tallas más grande de la suya, y la típica familia millonaria donde siempre hay peleas y demás cosas. La mayor diferencia era mas que obvia: su infantil personalidad y peculiares gustos, encabezando la lista los tan famosos y terroríficos creepypastas.

-Tal vez sí, o quizás también -dijo la oji-violeta acomodándose en la sobresaliente piedra donde llevaba media hora sentada.

-Quince para las doce -interrumpió la conversación el cuarto chico, Dylan, el hermano gemelo del chico rubio. Realmente no eran muy parecidos entre sí: Henry era mucho más optimista y atlético que él, un chico al que de milagro llamaban "Damian", ya que ni su nombre era conocido. Su físico era notablemente más delgado y débil que el de su hermano, su cabello largo hasta los hombros sujetado por la nuca y no utilizaba lentes. Además de que probablemente era el más valiente de los cuatro, al haber llegado ahí por voluntad propia y sin necesidad de una ridícula pero divertida apuesta.

Por que sí, estaban ahí por una apuesta. ¿Quién en su sano juicio estaría a la media noche en el bosque donde últimamente han muerto más de veinte personas de las peores maneras existentes y por existir? Probablemente sólo Dylan, y quizá Hedwig. Era un suicidio, muerte segura.

Según lo que se decía, se trataba de un hombre con traje, otros afirmaban era una mujer llena de sangre, e incluso habían dicho era la típica niña vestida de banco, pero eran muchos los rumores. La mayoría nacidos de la extraña imaginación de los cobardes que pretendían hacerse pasar como valientes aventureros.

Imperfect |×Ticci Toby×|Onde histórias criam vida. Descubra agora