7.Peridot

765 74 16
                                    

Por fin estoy llegando al granero. Maldita sea, si tuviera mis extensiones podría avanzar más rápido.

Odio tener que admitirlo, pero Lazuli me importa y Steven tenía razón; debo hacer las paces con ella y perdonarla.

Finalmente llego al granero. Sigue sentada en el césped de la parte trasera, cabizbaja, con algo en la mano. Me armo de valor y me acerco.

—Eh...hm...

Me ignora.

—Lazuli...

Sigue sin hacerme caso.

—Siento haber sido tan idiota...

Me mira de reojo.

—Peridot.

—¿S-sí?

—No te odio.

—...

—De verdad. No te odio...solo...

—No te caigo bien, ¿verdad?

—No...me caes normal...como cualquier otra gema...

—Me ibas a matar.

—¡No, nada de eso! Tengo mis momentos de ira, ¿sabes?...no es fácil haber estado atrapada durante siglos en un puto espejo, con la gema rota. Y para colmo, cuando consigo volver al Homeworld, me traéis otra vez a este maldito planeta.

—... Lo siento...

—Podría odiarte. Podría odiaros a todos.

—Uh...

—Pero decidí no pagar con los demás el hecho de que mi vida sea una mierda.

—Tu vida es una...uh...mierda...por mi culpa.

—Sí, en parte. Pero eso da igual. Sé que has cambiado pero...no todo mi cuerpo lo sabe, y es difícil...

—...

—Por cierto. Esto es tuyo.

Se levanta y se acerca a mí, tendiéndome la mano con el objeto que estaba agarrando.

Es una grabadora, igualita a mi grabadora anterior.

—Steven la arregló, pero no te dijo nada, supongo.

—¿E-es la mía?

—Sí. Yo misma le pedí que por favor la arreglara pero no te lo dijera. No sé por qué lo hice. Luego la enterré en la parte trasera del granero, dentro de la caja, para que no se estropeara de nuevo.

—¿Tiene mi cinta?

—Tiene tu cinta —afirma.

La miro bien, y ahí está, ¡Es mi cinta, y está arreglada!

—Cógela.

—¿E-en serio puedo quedármela?

—Claro, es tuya.

—¡Wow, gracias!

La cojo durante unos segundos, pero lo pienso mejor y se la devuelvo a Lazuli.

—Pero no me hace falta. Tengo una nueva, me la compró Amatista hace tiempo. Además, fue un regalo.

—Bueno, como quieras. Puedes quedarte la cinta si quieres.

—Ni hablar.

—¿Ni hablar por qué?

— Porque eso es lo que hace que sea un regalo especial y personal, ¿no crees?

Lazuli sonríe levemente. La miro y sonrío yo también.

Sin habérmelo esperado, Lazuli se agacha hasta quedarse a mi altura y me da un abrazo rápido.

Tal vez me haya equivocado y sí que podamos ser amigas.







Más que Colegas de Granero [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora