UN PEDACITO DE TI

Capítulo 53

  CHRISTIAN

— Admito que tú desfachatez me ha sorprendido. ¿Qué se suponía que hacías en el dormitorio de mi hija?—

Nunca antes pasé por una situación así, y posiblemente en otras circunstancias hasta me hubiera parecido divertido, pero Raymond sólo está aumentando mi irritación.

— Dormí ahí, junto a tú hija.

— ¡¿Y tienes el descaro de admitirlo?!— Grita furioso y le da un golpe a su escritorio.

¡Mierda! Está furioso... Muy furioso.

— ¿Quieres que te diga exactamente lo que he estado haciendo con tu hija en su dormitorio?

¿Quieres que nuestro suegro nos mate?

— No te atrevas idiota.

— Entonces no preguntes estupideces, tu hija es una mujer adulta.

Anastasia no es una niña ¿Por qué no lo entiendes Raymond? Porque es su hija idiota.

— Por supuesto que es una mujer adulta, y te advierto que si le rompe el corazón yo mismo te destruiré... Ni siquieras piense en burlarte de ella.

— Nunca me burlaría de ella, yo la amo— si Raymond, estoy perdidamente enamorado de tu hija.

Abre los ojos como platos. Realmente lo he sorprendido.

— Debes estar bromeando— añade atónito y se sienta en su silla.

— ¿Enserio crees que estoy bromeando? Ana y yo nos amamos.

— De modo que están juntos— no es una pregunta es una afirmación.

— Así es, y te agradecería que no te metas.

— ¡Genial! Un imbécil sedujo a mi hija cuando era una niña aún, la embarazó y seis años más tarde se reencuentran y como un cuento de hadas se enamoran— dice sarcástico— pero ésto no es cuento de hadas, tú harás sufrir a mi hija y yo no lo permitiré.

Demasiado tarde Raymond Steele, no dejaré a Ana, aunque me amenaces.

— No pasará, ya te dije; Amo a Ana ¿No te alegra que ella sea feliz?

Sonríe sin ganas.

— ¿Hay razones para alegrarme?

— Si, su hija es feliz— aquí vas a querer castrarme—  además, Ana y yo tendremos un bebé.

— ¡¿Que mierda estás diciendo?!— Grita y se pone de pie — ¿ La haz embarazado nuevamente?

Mierda, no debí mencionar lo del bebé.

— ¡¿Cómo pudiste maldito cabron?!

— ¡Cálmate! En vez de estar discutiendo deberías estar feliz que vas hacer abuelo nuevamente.

— No puedo creerlo— se deja caer en su silla— vaya puntería la tuya, o vaya terquedad tus nadadores.

— No pretendo caerle bien, sólo le pido que se comporte a la altura por el bien de su hija y sus nietos.

— ¿Hace cuánto tiempo que están juntos?

— Hace poco.

— Debí suponerlo— recuesta su cabeza en el respaldo de la silla. — Pero supongo que te has atrevido deshonrarla desde mucho antes, ya que está embarazada nuevamente.

Tal vez la deshonré la primera vez, cuando ella tenía quince, pero ¿A estas alturas? Lo dudo.

— No te diré nada con respecto a mi intimidad con tu hija, porque no es correcto y me parece una falta de respeto, pero si te agradecería que por lo menos finja estar feliz delante de Ana,  piensa que tú siempre estarás con ella.