01. Familia de fantasía

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Las tejas de las casas temblaban con el movimiento brusco del viento, la oscuridad consumía todo a su alrededor. Lo único visible era la fría neblina y entre ella una sombra que lograba divisarse cada vez más cerca. La misteriosa silueta que luchaba contra el viento y la muy pronta tormenta que se acercaba pertenecía al mayor de sextillizos, Matsuno Osomatsu.

- "Sería mejor que llevarás un paraguas, Nii-san" - dijo imitando la voz y el gesto de uno de sus hermanos mientras se abrazaba así mismo en un intento de preservar su calor corporal - aaaaah ¿por que no le hice caso a jyushimatsu? ¡Tonto, Tonto! - se quejaba a todo volumen. - lo mejor será que me apresure antes de que el clima empeore... - sin más, empezó a acelerar el paso con cuidado de no tropezar con nada del camino, estaba tan oscuro que con suerte podían verse las siluetas de los postes, y la niebla no ayudaba, por suerte al recorrer siempre el mismo camino la memoria le ayudó a orientarse.

El vestía una gabardina café junto unos pantalones negros, y zapatos del mismo color, tapando su boca y nariz con una bufanda roja a cuadros, y llevando consigo un bolso el que usaba para cubrirse de la lluvia que empezó a hacer presencia en la ciudad de Akatsuka.

- Al menos tuve suerte de que los trenes funcionarán - soltó para si mismo una vez que llegó a la entrada de su hogar, era una casa de un aspecto algo antiguo aún que no lo fuera realmente. - me pregunto... como la habrán pasado hoy sin mi.... - esbozó una sonrisa nostálgica. Debido a sus múltiples trabajos de medio tiempo, ya no podía pasar el rato con sus hermanos

Él mayor realmente extrañaba ésos tiempos de juegos, los tiempos de su transición de niños a adultos - quisiera volver atrás a los tiempos de secundaria o preparatoria... cuando no tenía que trabajar y podía estar con ustedes todo el día... No. - sacudió su cabeza ligeramente mientras sacaba las llaves de su bolsillo - todo es para mejor, trabajo para mis hermanos, para mantenerlos - abrió la puerta lo más silencioso posible, ya era tarde, y no quería despertar a sus "ángeles" si es que estaban durmiendo. Para su sorpresa al entrar fue recibido por el tercer y cuarto hermano.

- ¡Bienvenido a casa, Osomatsu Nii san! - el nombrado acomodó su bufanda tapando su sonrisa. Escuchar esas voces al unísono era un deleite, sin duda la mejor música para sus oídos, sería capaz de tener un orgasmo en ese mismo instante si sus otros "ángeles" se hubieran unido a ése espléndido coro...

- ¡Estoy en casa! Choromatsu, Ichimatsu - dejó el bolso empapado que usó como sustituto de paraguas en el piso y extendió sus brazos invitándoles a que saltarán a ellos.
Ichimatsu no dudó en saltar, la inocencia del cuarto era para conmover a cualquiera, sin embargo antes de que su cautivadora presencia pudiera tener algún contacto con su hermano mayor, el tercero le tomó por el cuello de su chaleco dejándolo suspendido en el aire, atrayendo el pequeño cuerpo del felino chico a donde se encontraba antes de saltar.

- ¿que haces Ichimatsu? Ya hablamos de esto ¿no? - interrogó con una sonrisa forzada quién aún tenía al chico suspendido en el aire.
- pero... yo quería abrazar a Osomatsu Niisan.... - la mirada llorosa de Ichimatsu tan sólo provocó ternura y deseo en el cuerpo del el de bufanda, que solo observó la escena, pensando si debía interferir o seguir deleitando su vista con los celos del chico de camisa verde y los tiernos gestos de su "pequeño ángel felino".

"Así es, todo esta bien así". Volvió a sumergirse en sus pensamientos, mientras se despojada de sus prendas humedecidas por la lluvia.
"Lo hago por ellos, para mantenerlos... cerca de mi. No necesitan de nadie más. Así debe ser. Todos dependientes de mi persona, incapaces de alejarse, hasta el último de nuestros días estaremos juntos. "

O al menos esa era la idea de vida perfecta que tenía. Quién siempre pensó que lo más preciado, no, lo único preciado para el son sus hermanos.

AntiverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora