Dos; Lu, mi nueva amiga.

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 Tic-tac, tic-tac.

 Es el único sonido que resuena en la habitación central de mi casa.

 Llevo media hora sentada en el sofá de la sala, esperando a un Adam MUY irresponsable el cual debía estar aquí hace veinte minutos.

 Tic-tac, tic-tac.

 Me estoy volviendo loca.

— ¡Estoy harta! —protesté levantándome del cómodo sofá para dirigirme a las escaleras.

 Empecé a subir, y cuando iba por el último escalón sonó el timbre.

 Bajé —prácticamente— corriendo las escaleras y abrí la puerta.

— Hola, cariño —pronunció Adam con una sonrisa encantadora. Yo lo miré enojada—, ok, sé que es tarde, pero estaba resolviendo unos problemas que tenía. Además, estaba terminando la sorpresa que te tengo —sonrió—. ¡Perdóname! —se arrodilló fingiendo llanto—, por favor, mi vida.

— Eres demasiado dramático Adam —miré hacia otro lado, él puso cara de perrito regañado, lo cual me hizo reír—, te adoro así como eres.

  Lo ayude a levantarse para dejar un beso en su frente, lo cual costo mucho ya que soy más pequeña que él.

— ¿Vamos?

—Vamos.

  Caminamos hacia el carro de su padre, y empezamos a recorrer la ciudad.

  Yo miraba por la ventana impresionada de las bellas partes que tenía mi ciudad, ya que no salía mucho, me la paso todo el día en mi casa, en cambio Adam parecía un gato.

 Iba a su casa puro a comer y dormir.

Admito que me reí.

— ¡Hemos llegado! —exclamó alegre Adam.

— ¿Dónde estamos?

— Pronto lo sabrás, querida —plantó un beso en mis labios y se bajó del carro, para luego abrirme la puerta.

 Puedo decir que él es un chico muy caballeroso, divertido, alegre, optimista, y así puedo hacer una lista interminable de sus virtudes. Pero, también tiene sus defectos, por ejemplo, es impaciente, terco a morir,  inquieto, entrometido...

 Y a pesar de todo, lo sigo amando como a nada en este mundo.

 ¿Qué más puedo pedir?, tengo a un chico perfectamente imperfecto, y lo mejor, ¡sólo para mí!

— ¡Adaaaaammm! —escuché un grito a lo lejos. Él se volteo y sonrió.

— ¡Mi querida Lu! —abrazó a la pequeña chica.

 Se notaba que media no más de 1.60, un poco más alta que yo, su cabello era de un castaño claro, llegando casi a su cintura, cabe destacar que no se le veía ni una sola horquilla, un cabello prácticamente perfecto. Era de figura rellena, pero aún así se podía admirar un cuerpo esbelto y llamativo.

— Estúpido, tenías meses sin visitarme —lo miró molesta, él solo estalló en carcajadas. Ella volteó a mirarme—. ¿Ella es Lily? ¡Dios, es preciosa!

— Hola —murmuré un poco sonrojada.

— Soy Lucia, tu cuñada.

— Casi, no eres mi hermana.

— ¡Somos casi hermanos!

— Ajá, como digas, Lu.

— Ajá nada.

 Él rodó los ojos y ella lo empujó haciendo que se cayera en el pasto.

Yo me reí.

— Parecen perro y gato.

— Guau guau —ladró Lu, o eso intentó.

— JAJAJAJAJAJAJAJAJA. —se burló Adam desde el suelo.

 Después de una charla corta en el porche de la casa de Lu, entramos, donde duramos gran parte de la tarde viendo películas, charlando, jugando.

 Ella es muy parecida a Adam.

 Estar junto a ella es como estar con la alegría y la confianza misma. Pero en sus ojos pude notar un poco de tristeza. Como si ella por dentro, estuviera triste. Lo cual, me hizo preocuparme un poco.

— Bueno, tórtolos, largo de mi casa.

— No me quiero ir. 

— Ella tiene razón, cariño, son las seis y treinta y dos, debo estar en casa a las siete —dije mirando en mi celular—. Lu, ¿me das tu número?

— Claro, Li.

 Ella me lo dio y luego comprobé que era correcto.

 Bajamos y Adam fue al baño a hacer sus necesidades.

— Oye, Li.

— Dime.

— Eres una gran persona, me alegra que Adam esté contigo. Siempre me ha contado sobre ti —se sentó—, "hoy Lily se veía hermosa", "hoy Lily y yo fuimos a tal sitio", "extraño a Lily". Se nota que te ama —se río.

— Gracias, Lu.

— ¿Amigas?

— Amigas.

— Amigas

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Hasta que dure.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora