Adam me dejó en mi casa luego de media hora.
Al llegar me puse a cocinar junto a mamá.
Papá hizo el jugo, y mi hermana sirvió la mesa.
Cuando nos sentamos a comer, papá y mamá nos contaron cómo se conocieron. Dulce sonreía como una boba. Ah, cierto, ella ama las historias amorosas.
— Papá, Dulce está enamorada del hermano de Adam —dije bromeando, ella se sonrojó como un tomate, mi mamá y yo empezamos a reír como focas, mi padre fingía estar molesto.
— ¡Dulce, estás castigada! —exclamó mi padre tomando un grandioso papel de enojo, ella reprochó.
— Pero, papá —puso cara de perro mojado.
— Era broma, princesa —se burló—, sé que ese muchacho es muy educado, y viene de una buena familia. Pero no tienes edad para tener novio.
— Estoy a punto de cumplir los quince, ¡ya no soy una niña!
— Para mí siempre serás una niña.
— Me voy a poner celosa, papá —reproché fingiendo celos, él solo rió y nos abrazó a las dos.
— Su mamá y yo las amamos como a nada en este mundo —él miró a mamá y ella sonrió secándose las lágrimas.
— ¡Mis princesas están creciendo! —mamá se levantó de su silla y se nos unió al abrazo.
Amo a mi familia como a nada en este mundo.
Luego del momento amoroso en familia, ayude a mamá a lavar los platos y subí a mi habitación.
Empecé a acomodarla, ya parecía una ciudad abandonada.
No, mejor la ordeno mañana. La flojera abunda en mí.
Si alguien se mete a robar y entra por mi ventana, quizás muera atrapado en el desorden de mi habitación. Bueno, ¡tampoco es para tanto!
— Lily, ¿puedo pasar? —dijo mi hermana al otro lado de la puerta.
— Pasa.
— Dios, ¡qué desorden! —exclamó entrando.
— Entonces fuera de mi cuarto.
— ¡No, no!, espera —se aventó a mi cama en plan heróico.
— ¿Sabes? Debes considerar entrar a los juegos olímpicos, te llevarías varias medallas —me burlé—. Espera, también puedes volverte una clase de Superman, pero versión mujer —ella empezó a reírse conmigo—. Ajá, ahora, volviendo al tema, ¿qué necesitas enana del demonio?, quiero dormir.
— ¿Puedo dormir hoy contigo?
— Claro, pero te advierto, por la noche aparecen duendes que te jalaron los pies y te comerán —intenté asustarla, para luego abalanzarme contra ella y hacerle cosquillas—. Luego te comerán el intestino y morirás desangrada, muajajaja —puse voz de bruja malvada.
— Aún no maduras, ¿cierto?
— Ja ja, madurar es para frutas. Y ahora cállate antes de que te mande a tu habitación —la amenacé.
— ¡Nooo!
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Hasta que dure.
RomanceMuchas veces decimos que las relaciones son "para siempre". Liliana y Adam no creen en esto, ellos siempre han dicho que nada es para siempre. Posiblemente han sido juzgados por estos, pero, ¿qué más les da? Al ser mejores amigos desde la infancia...