Capitulo 3

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(Ojos del conde de Standford)

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(Ojos del conde de Standford)

Inglaterra, 1818.

— Has decidido aparecer después de tu travesía— pronunció el caballero de cabeza color plata y mirada glacial, igual a la del conde de Stanford, pero ésta era de hierro, sin ningún sentimiento que pudiera desprenderse de su voz — espero que hayas vuelto para hacerte cargo de tus responsabilidades —se sentó en el escritorio caoba, donde todo se encontraba detalladamente ordenado, a pesar de las grandes cantidades de papeles.

— Claramente. — Asintió el joven que no se comparaba con el muchacho de antaño; su voz era más grave, sus músculos trabajados por la esgrima y la equitación. Más alto, tanto así que pasaba en más de cinco centímetros a su padre, siendo que este poseía una complexión equivalente a un metro con ochenta y tres centímetros.

Jefferson fue hasta la ventana — aunque también para conocer a mis sobrinos — su boca formó una pequeña sonrisa, antes de voltear hacia su padre. — Después, veré las residencias, sólo vine a mostrar mis respetos.

— Espero que sea después de la temporada. Ya deberías sentar cabeza— le mencionó sin apartar la vista de los documentos que estaba leyendo.

— Tomaré sus palabras en cuenta.

-o-

— El conde de Standford, milady — ambas mujeres se asombraron ante el nombre del invitado sorpresa, ya que no lo veían desde la boda de Teresa.

Teresa, marquesa de Landsdowne, que se encontraba con sus mellizos, no lo podía creer. La última carta que recibida de parte de su hermano había llegado hacía apenas dos días y en ésta le informaba que pronto llegaría a Londres. Ella había supuesto que llegaría dentro de uno o dos meses, por lo que al verlo entrar se asombró de los cambios que percibió; su hermano pequeño era un hombre.

— ¿Stephen? — Se levantó al ver sus hoyuelos — ¡estás aquí! — Fue a su encuentro, para estrecharlo en sus brazos — te he echado tanto de menos, ¿cómo se te ocurre marcharte por tanto tiempo? — Lo reprendió y notó que un leve sonrojo coloreaba sus mejillas — me alegro que estés bien.

Un movimiento llamó la atención del conde. Una joven que cargaba a un niño de cuatro años, hasta ahora había pasado desapercibida, y supuso que debía ser la niñera, pero también se fijó que su vestido era de buena calidad.

— Perdona, no sabía que estabas en compañía — se separó un poco — buenas tardes, señorita — saludó de manera cortés.

— No hagas tantos formalismos — le dio un leve empujón — es Brooke.

— Milord. — Pronunció la susodicha con una inclinación perfecta, a pesar de tener un niño en brazos — me alegro de que haya llegado con bien. — Añadió con voz serena, y él reflexionó en que aún pasaba desapercibida, no obstante, el hecho de no ser llamado Steve, lo desconcertó un poco. De modo que sólo inclinó la cabeza.

— ¿Ellos son mis sobrinos? — Interrogó acercándose a Brooke, con la mirada fija en los ojos del pequeño, y deteniéndose a una distancia prudencial.

Los niños un poco asustados, se aferraron más a Brooke.

— Él es Benjamín y esta señorita — tomó a su hija que estaba detrás de la joven, cogida de sus faldas — es Charlotte — los pequeños afianzaron aún más a quienes los sostenían.

— Se parecen a ti, que alegría que no se asemejen a tu marido.

— Oh calla, no seas impertinente. Claro que se parecen a Charls — dijo un poco recelosa Tessa, mirando a su hermano con una sonrisa.

—Déjame entregarles sus regalos — sacando de su chaqueta una muñeca y una espada de madera, los niños lo aceptaron gustosos.

— ¿Cómo se agradece? — Apremió Tessa con cariño, ambos chiquillos fueron dejados en el suelo y se acercaron a su tío, tirando del pantalón para que el bajara hasta su altura. Él extrañado, contempló a su hermana y ella le hizo un gesto para que cediera, y al hacerlo escuchó un "gacias" antes de recibir un beso en cada mejilla. A continuación, se retiraron para ir a jugar con sus nuevas adquisiciones, sin saber que con ese pequeño gesto se ganaron el afecto incondicional del conde.

— ¿Qué te parecen? — preguntó su hermana con los ojos brillosos.

—Son unos niños muy... — se aclaró la garganta — simpáticos —incómodo, intentó mirar a otra parte, topándose con Book, cuya completa atención se dirigía a los niños. Era extraño que no lo viera todo el tiempo como hacía antaño.

— Si me disculpan, debo retirarme — dijo Brooke mientras se volteaba. Tomó su libro y se acercó a Tessa — gracias por invitarme, me encanta estar con tus hijos. — Se abrazaron de manera breve— Milord — se inclinó y se retiró de prisa.

Tessa la vio alejarse extrañada. Pero sacudió la cabeza, y volvió los ojos a Jeff.

— Quiero que me cuentes todo. Siéntate— se acomodaron donde anteriormente habían estado Brooke y Benjamín.

El señor Jefferson había pensado que al reencontrase con su pesadilla, ésta gritaría su nombre mientras corría hacia él. Aunque claro, ahora era una jovencita que ya debería estar presentada en sociedad. Era difícil saberlo con esas gafas que cubrían gran parte de su rostro.

— Empezó desde que salí de casa...

-o-

A unas calles de distancia iba una joven con gafas de montura dorada, en un carruaje junto a una criada, y miraba por la ventana sin ver, pensaba en la sorpresa que se había llevado hace menos de quince minutos.

Lord Standford estaba muy cambiado, más alto y esbelto; quién diría que después de cinco años sentiría... nada. Se alegraba que así fuera, no valía la pena sentir algo por alguien que detestaba que lo llamaran por su nombre.

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Holaaaa ojala les este gustando la historia :D, queria agradecer a mi loca amiga quien dibujo estos ojos, me encanta como te quedaron graciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas

Y también a quienes marcaron las estrellitas, fue como waaaa a alguien si le gusto,a los que leen, gracias por seguir esta historia. Eso.


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