Capítulo 5: No volveré a ese lugar.

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Capítulo 5: No volveré a ese lugar.

Jared Smith.

—Ya llegará —dijo Dylan intentando calmarse, yo rodé los ojos ante su estupidez.

—Llevamos 30 minutos aquí y aún no llega, ya asume que no vendrá. Debo llegar temprano a casa para la cena que harán mis padres y sigo aquí contigo.

—Se me olvidaba que eras un hijito de mamá —aprovechó el momento para burlarse de mí.

—Eso no es cierto —respondí frunciendo el ceño ligeramente.

Dylan iba a decir algo, pero el sonido de un auto frenando bruscamente lo interrumpió. Ambos miramos el auto y a través de la ventana pudimos ver al tipo que estaba con Aria el día de la carrera de Dylan.

—Aria no vendrá; será para la próxima, niño —le dijo a Dylan sin dignarse si quiera a bajar del auto.

—Espera —habló Dylan, viendo que el tipo, luego de sus escasas palabras, se disponía a marcharse— ¿Por qué no vendrá?

—Cosas que hacer. Ya sabes, trabajo —le dió una sonrisa que me aseguró que solo los de su mundo podrían saber de qué se trataba el trabajo, tristemente mi amigo está haciendo todo lo posible por entrar.

—Está bien –dijo Dylan con algo de tristeza en su voz. Las carreras son su vida y le interesaba mucho trabajar con la tal Aria para poder mejorar.

El tipo del auto lo miró fijamente, algo de compasión pasó por sus ojos. —Puedes venir conmigo, si quieres, y esperar a Aria.

Dylan lo miró algo sorprendido, sin decir nada, dándome a entender que el chico no era de ser muy amable con los no pertenecientes a su círculo social.

—¿Vendrás o no? —le preguntó nuevamente con algo de fastidió. En ese momento confirmé que no es un hombre de mucha paciencia.

Dylan asintió rápidamente con la cabeza.

—Suban.

Dylan y yo subimos al auto, rápidamente nos pusimos en marcha.

Cuando el auto se detuvo, bajamos y miré a mi alrededor. La calle en la que estábamos tiene aspecto de ser peligrosa, y los muchos hombres bebiendo y fumando por ahí, otros jugando con armas o peleando, me lo confirman. Frente a nosotros había una especie de fábrica abandonada.

—¿Qué es esto? —pregunté sin darme cuenta, la curiosidad me ganó.

—El almacén —me dijo Dylan mientras Dominic, como me había dicho que se llamaba cuando estábamos en el auto, me miraba con burla.

—No eres de por aquí, ¿cierto? —me preguntó con una sonrisa burlesca.

Iba a decir algo pero Dylan me interrumpió ansioso. —¿Entraremos?

—Síganme.

Dylan y yo lo seguimos hasta dentro del almacén. Miré a mi alrededor, el lugar era demasiado grande, con muchos cuartos sin puerta, y en el fondo habían muchos autos y algunas motos que dejaban en claro que el lugar no se encontraba abandonado. Continué recorriendo el lugar con la vista, en el centro habían unos sillones y una televisión muy grande, bastante lujosos he de recalcar; del techo colgaban unas cadenas que le daban un toque espeluznante al lugar y me asaltó la duda de para que las usarían, ya que no parecían estar solo de adorno.

El almacén visto desde afuera se ve como si no lo hubiesen usado hace años, pero mirado desde adentro parece un fuerte lleno de lujos, la cueva perfecta para criminales.

Ella...Where stories live. Discover now