Katya Lizardi era una chica rubia, ojos azules, picara, muy bonita, enamorada de su marido, el abogado Jean Daniel Lazaro, vivian una vida perfecta en las afueras de la ciudad de Boston, cuando a Katya se le atreveso en el camino el guapo chico, Ian...
Jean tenia el bebe en brazos, lo acariciaba, lo apapachaba, se veía muy cariñoso con el.
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Mi corazón se llenaba de confusión, de quien seria mi bebe. La realidad era que no le encontraba parecido alguno a Jean. Dios, se parecía a Ian, pero era rubio como yo.
-Vamos Katya, -dijo Jean poniendo el bebe en su Moisés.
Estaba nerviosa, tenia miedo cuando llegamos al laboratorio. Jean se tomó la muestra. Los resultados estarian en dos días. Tambien se las tomaron al bebe.
Mire a Jean, estaba serio.
-Voy a dejarte en la casa, me vas a decir donde Lugardo se tomó las muestras, y llevaré las del bebe.
-No, Jean Daniel, las muestras se las daré yo al abogado. -dije.
-Bien Katya, vamos entonces, -dijo furioso.
Le dije donde era la oficina del abogado y me apresuré a llevarle las muestras, el me esperaba en el auto.
-Por favor, por favor digame cuando Ian puede recibir visitas, quiero, quiero ir a verlo, -le dije desesperada al abogado
-En dos días, Katya, puedes verlo en dos días.
-Gracias, gracias -dije saliendo a prisas.
Tenia que hacer algo, buscar la manera de verlo.
Llegamos a la casa, Jean estaba pensativo, pero no dije nada.
El día transcurria normal. Jean me ayudaba mucho con el bebe. Lo veía mas sumiso, mas tranquilo.
-Dime una cosa -dijo de repente.
Lo miré mientras le cambiaba el pañal al bebe.
-Me quieres todavía?
Me puse nerviosa, esa pregunta me dejaba confundida.
-Olvidalo, -dijo levantándose de golpe saliendo del cuarto.
Llegó la noche, no había visto a Jean en todo el día, no sabia si estaba afuera o en algún lugar de la casa. Me acosté a dormir. Me despertó un portazo muy fuerte. El bebe se inquietó. Caí sentada en la cama.
-Katya, -gritaba fuerte.
Estaba sin camisa y ebrio.
-Estás ebrio Jean, estuvistes bebiendo otra vez?
-Ayúdame, -dijo tratando de quitarse el pantalón, casi se cae al suelo.
Lo ayudé con su ropa, luego se fue a duchar. Yo me acosté a dormir. Sentí que el se acostaba a mi lado, al parecer se abia dormido.
Eran las nueve de la mañana cuando me desperté. Jean seguía dormido. Me vestí rápidamente dándole ordenes a Josefa que se quedara con el bebe. Le dije al chofer que me llevara a la penitenciaria, tambien le pedí que fuera discreto.
