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El frío estaba comportándose de una manera violentamente mortal a quien estuviera fuera, inclusive aun dentro de las casas. Había venido al hospital cerca de la medianoche justo como el chico pelinegro de JungKook me había indicado. No tuve problemas en entrar, ni en el que me dijeran en donde estaba. Sólo faltaba evadir a su hermano, un sujeto al que no conocía. ¿Será igual de extravagante que él? No, como él no hay dos, ni aunque sean hermanos.

Los pasillos del hospital se encontraban desiertos, para ser un lugar tan concurrido, no había ni una sola persona por esa zona. Caminé rápido para llegar lo más pronto posible. Antes de dar la vuelta en uno de los pasillos escuche su nombre salir de la boca de una mujer, asomé la cabeza por el costado de la pared y ver a la culpable de que la curiosidad incrementara dentro mío. "SeokJin-ah, dime lo que pasó. Lo que en verdad pasó." Si, dile SeokJin. "No puedo ayudarte si no me lo permiten, ninguno de los dos. Son hermanos, lo sé, también tuve una hermana. Y se también que creen poder solucionarlo todo ustedes juntos, pero a veces es necesaria la intervención de una tercera persona." No debería, por ningún motivo, estar escuchando esto. Sin duda alguna, esto era demasiado personal. Pero todo lo que tiene que ver con él me consume en un infinito grado de curiosidad.

"Vamos por algo de comer. Hemos estado aquí desde hace horas, estará bien. Te lo contaré, después de todo, somos familia" El chico se levantó, siendo notoriamente más alto que su hermano, que la mujer, y que yo. Me escondí tras la pared bajando la cabeza y agradeciendo que mi cabello estuviese lo suficientemente largo como para ocultar parte de mi rostro. Pasaron junto a mi hablando sobre comida, y al verlos desaparecer en otra esquina corrí a buscar la habitación que tanto pedía por ver. Al estar frente a la puerta una enorme incertidumbre recorrió cada región de mi cuerpo. Tomé el pomo de la puerta y comencé a deslizarla, las luces estaban apagadas, y al menos dos se mantenían encendidas con una baja intensidad blanquecina. Cerré la puerta tras de mi con cuidado y caminé al centro de la habitación, para estar frente a la camilla, frente a él.

El corazón me saltó en el pecho violentamente. No esperaba encontrarlo despierto, mucho menos mirándome con ese opaco tono en sus ojos, pero su infalible sonrisa torcida que ahora parecía un gesto más de obligación que placer. Me odiaba, me odiaba al grado de querer matarme en ese mismo instante, con la misma intensidad que quería hacerlo a sus agresores. Indirecta o directamente,  había sido yo quien causó esto. Yo provoque su dolor, sus golpes, ocasione que lo trajeran a un hospital. Me alegraba verlo al menos consciente, pero no así, en ese estado tan deplorable. Debí estar para él. Debí evitar que quien fuera le causara esta clase de heridas. No sólo físicas, sino también emocionales.

-Yo... lo siento tanto- mi voz era irreconocible, temblando ante cualquier palabra que salia de mis labios.

Quería gritar, llorar. Quería al mismo chico carismático del que me enamore estar frente a mi. Pero ahora solo estaban los pedazos descuidados de un alma pura y encantadora. Un alma que no pude cuidar por mis imprudencias.

-No fue tu culpa. Es lo que piensas, pero te equivocas. SaeGuk de igual forma iba a golpearme.- suspiró bajando la mirada a la manta sobre sus piernas - Entre otras cosas que han sucedido.-

Caminé temeroso de que reaccionara erróneamente a mi comportamiento. Todo lo que quería ahora no era más que estar cerca de él. Quería de igual forma inundarlo de preguntas, pero quizás no era el momento, ni tenía el tiempo para hacerlo.

- Fue mi culpa. No importa lo que digas, esa fuerte opresión en el pecho indicándome que en algo la cague realmente mal, esta ahí.- me quede de pie junto a la camilla a una distancia prudente.

Colocó su mano menos agraviada sobre mi pecho, y aún sobre las capas de ropa que llevaba puesta, su tacto cerca de mi piel provocó un cataclismo muy dentro de mi.

- Se siente cálido, y a mi parecer se ve normal. ¿Seguro que no exageras las cosas Yoon?- escucharlo hablarme de tan dulce manera me derretía. Todo de él era desconocido y excitante para mi.

-Tú te ves fatal y sin embargo sonríes reluciente para quien te visite. ¿Estas tu bien, Tae?-

Bajó su mano hasta sujetar la mía, y con ella mi mirada, eran totalmente de un tamaño diferente. La suya cubría a la perfección cada parte de la mía, y eso me encantaba. Pero el calor que imaginé que tendrían, no estaba ahí. Ese calor era sustituido por un terrible frío corporal que te congela hasta los suspiros; igual de frío que el clima exagerado de esa noche.

-Tus manos siguen lastimadas. No puedo creer que esas dos semanas no te bastaran para sanar debidamente. Eres el chico genial y árido de la escuela, para las chicas eres como Batman, la clase de sexy Batman que nunca muere ni se lastima, para los chicos eres la competencia. De cierto modo te temen y te admiran. Ahora te admiran más, nadie había puesto en su lugar a SaeGuk.- me miró a los ojos y creí perderme en la infinidad de los suyos - Pero eso tuvo un alto precio.- asentí sin querer darle la razón queriendo sentir mayor contacto de la palma de su mano ahora contra mi mejilla. Aún estando él a menor temperatura corporal que yo.

- ¿Cómo supiste que estaría aquí? ¿Alguien te vio entrar?- alejó sus enormes mano de mi y hundiéndose entre las mantas a su alrededor, me cuestionó.

Extrañamente en mi mano no hubo otra sensación más que de ausencia. Y en mis mejillas juraría que estaba aquel tono carmesí que relucía frecuentemente cuando de él se trataba. Necesitaba más que un solo toque de su parte. Necesitaba mucho más de él. Suspire mirando mi mano aún con los nudillos bastante enrojecidos.

- Nadie me vio entrar. - le vi tranquilizarse un poco - cuando me dijeron que SaeGuk tenía nuevas víctimas, no imagine que fueras tu. Pero así pasó, y supongo también, que aquella vez que me dijiste estar en el hospital, fue por causa de él. ¿O me equivoco? - acerque una silla a la camilla y lo miré a los ojos desesperado por una respuesta.

- Si... no puedes estar más equivocado, amigo mio. - solo amigo, ¿eh? - SaeGuk comenzó a molestarnos a otro chico y a mi hace menos de una semana, recién estaba recuperándose de la golpiza que le diste.- sonrío de lado, gesto que se transformo en una notoria mueca de dolor.

- Entonces, ¿qué otros motivos tendrías para visitar un hospital?- me intrigaba su respuesta.

- ¿Conoces las canoas? Son una especie de barcos muy, pero muy pequeños, como para una sola persona. - asentí sin entender del todo el motivo de su pregunta - encontré una fuera del agua, no me preguntes como, pero estaba en el techo de un edificio que suelo visitar con frecuencia, el lugar está abandonado y descuidado, así que, muy deteriorado y pareciera que de un resoplido se caerá. No me había sucedido nada desde la primera vez que fui hace, casi año y medio- suspiró mirando al frente y sonriendo - la canoa cayó dos pisos, yo estaba en el tercero, por suerte nada me pasó, solo que no pude salir de allí por las próximas seis horas. Llegue a casa cerca de las dos de la mañana. Esperaba que mi hermano fuese quien me regañara, solo un sermón, ya sabes. Pero ni siquiera había llegado a casa- escuché su voz temblar - en resumen, lo que pasó las siguientes dos horas, fue una golpiza mezclada con una sarta de insultos de todo tipo. No me fue bien esa noche, sólo hasta que Jin llegó a las cinco de la mañana, le habían pedido doblar el turno-

- ¿Quién fue?- pregunté con la voz atascada, llena de algo que se podría llamar ira. Sin embargo, ese sentimiento iba más allá.

- No merece que reconozcan sus hazañas. - suspiró mirándome con los ojos sumergidos en lágrimas negadas a salir y relucir. - tampoco es como si lo pudieras parar, creo que he causado más molestias en tu vida que otra cosa. Y mira, solo llevamos dos semanas de hablar por mensajes, y hoy que has decidido venir a verme en mi peor estado- sonrío con las lágrimas a punto de salir.

No Tae, no te conozco de hace dos semanas. Llevo enamorado de tu extravagante y cursi persona desde hace más de seis meses. Más de lo que he durado con cualquier chica. No es un capricho el amarte. No es mera coincidencia que entraras ese día al salón equivocado. Algo quería que me relacionara contigo. Solo necesito saber el por que para de verdad comenzar algo que no quiero que tenga fin.

Te sonreí con melancolía antes de salir. No quería despedirme por completo de ti, así que, antes de abandonar el hospital teclee rápidamente un mensaje de texto y lo envíe.
Necesitaba saber muchas cosas de ti. Te necesitaba, no... te quiero en mi vida. Cada día.

52blue🐋 ‹ yt ›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora