Capítulo 29

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Habíamos llegado a la casa del italiano/ruso.

Los refuerzos que le pedí a Chris están a una distancia prudente de la casa, no tan lejos como nosotros. Tenemos los micrófonos y todo lo necesario para pedir su ayuda en caso de requerirla.

No hay mucha gente -dije al ver solo dos autos fuera de la casa de Pietro.

-Es extraño ¿no? -dijo él viendo a través de los binoculares.

-Chris, creo que es mejor así.

-Sospechoso. Pero hay que entrar.

Nos acercamos y quedamos a un kilómetro de la casa para no levantar sospechas, dimos una vuelta, así llegaríamos por la parte trasera de esta.

-¿Lista para ejercitarte? -preguntó el musculoso elevando una ceja cuando bajamos del auto.

Yo solo negué riendo y me eché a correr.

La definición de lo que siento es adrenalina pura, ya está oscureciendo un poco, aunque es posible vernos sin ningún problema.

El aire se torna más frío y el sudor en mi cuerpo provoca una sensación más gélida, pero cálida a la vez.

Chris y yo íbamos tomados de la mano, pues es mucho más veloz que yo y me ayudaba a ser más rápida. Hasta que su velocidad comenzó a ser lenta.

-Alto, Milla -dijo Chris agitado- ¡Abajo! ¡Abajo! -desesperado se tiro al suelo frente a la carretera y yo imité su acción.

Un auto pasó rápidamente por la carretera, el pasto descuidado al lado de esta nos cubrió algo.

-¿Están bien? -escuché la voz de una chica en mi oído.

Joder, me espanto. Olvidé que llevaba estas cosas.

-Perfectos, nada de qué preocuparse -dije y esta sólo calló.

-¿Estás seguro que es su casa? -pregunté a Chris, ya que si fuera el italiano tendría mi hogar más protegido.

-Que sí, aquí están los chicos.

Nos faltaba menos de cien metros para llegar. Rodeamos la casa desde esta distancia y comenzamos a acercarnos por la parte trasera.

Estoy cansada, lo admito.

Había cámaras, pero nada importa, estamos preparados para cualquier cosa.

Ya estábamos ahí, con todas las emociones que una situación como esta pueda traer, multiplicadas por mil.

Chris me miró antes de abrir la puerta, porque sí, entraremos por la puerta. Yo solo asentí para que se diera prisa.

-¿En dónde están? -pregunté muy bajo ya dentro de la boca del lobo.

-¿Recuerdas los planos? -preguntó él de la misma forma y yo asentí-. Debajo del sótano.

Pobres, se siente horrible estar bajo tierra. Ellos casi llegan al infierno.

Sino es que ya están ahí...

Después de caminar cuidadosamente, llegamos a la entrada del sótano. No vimos mucho movimiento en la casa a excepción de un gatito negro con cara de amargado, como todo buen gato.

No estamos arrepentidos [NTMCLC#2]Where stories live. Discover now