Capitulo 8

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Kim Kibum se despertó con una idea nueva. Si el conde perseguía a él otro Kibum, ¿por qué no actuaba? Parecía como si estuviera jugando con el. ¿Por qué hacer tan rebuscado el juego del ratón y el gato? Quizá tuviera algo más en la cabeza. Quizá no fuese una víctima corriente. Kibum recordó algunas historias que había leído, películas que había visto. A veces los vampiros actuaban reservando para el final a las víctimas especiales. Kibum acaricio con el pulgar los ribetes de colores del siguiente diario. Por un momento estuvo tentado a saltarse páginas, como si de una novela se tratase, para averiguar más cosas, pero se detuvo.

En este casi era la vida de una persona real, y actuar de ese modo hubiera significado ser irrespetuoso y, además, si lo hacia, podía perder detalles importantes, el hilo, el rastro de la historia.

Para descubrir lo que había ocurrido debía seguir leyendo. Además, tenía mucho tiempo. De hecho, no se sentía muy bien y su abuela le había obligado a quedarse en la cama.


20 de febrero de 1878


Ha desaparecido otra niña.

Vivía en una de las calles vecinas. Ayer por la tarde su madre la mandó a un recado sin importancia, y no regreso. Al volver de clase, me enteré de que la búsqueda había comenzado al amanecer y había durado todo el día. Los hombres están ahora en los patios del hospital…

Dejé de escribir a causa de los gritos y las carreras. Miré a uno de los hombres desde la ventana. Por su tamaño y su tosca apariencia supe que era un asistente de la sección del manicomio. Iba hacia la casa en mangas de camisa y llevaba en los brazos algo envuelto en el abrigo. Por su rostro adiviné lo que contenía el bulto. Llevó a la niña directamente a la consulta de mi padre, pero cuando bajé noté en los rostros de todos que se trataba de una mera formalidad.

Papá se levantó moviendo la cabeza.

- Por sus heridas - anunció como si necesitase decir algo - parece que fue golpeada y posteriormente arrollada por las ruedas de un carruaje a cualquier hora de la noche de ayer. La muerte debió de ser instantánea - añadió, como si fuera a servir de consuelo -. No creó que sufriera. Uno de los mozos ha ido ya a informar a la comisaría y a sus padres. No hay nada más que podamos hacer, así que sugiero que cada uno vuelva a su trabajo.

Se volvió sin añadir nada más, y todos se despertaron.

- ¿Cómo llegaría a los patios? - preguntó Hyuna, poniéndose la mano en la boca.

La cocinera se sonó y se frotó los ojos con el delantal.

- Fue atropellada y lanzada por encima del muro, pobre corazón. Si alguna vez encuentran al tipo que lo hizo… las horca seria demasiado suave para él.

      Más tarde.

Papá y yo cenamos juntos, pero no en el comedor, en la larga mesa brillante y con la Plata resplandecientes, sino en la sala, como solíamos hacer cuando era pequeño. Es muy pequeña, más acogedora y nos acompañan los libros y una buena lumbre. Papá lo usa como estudio. La cocinera había preparado estofado de pollo con albóndigas a las hierbas,  que es uno de mis platos favoritos, pero los recientes acontecimientos nos habían quitado el apetito.

- Estoy en continuo contacto con la muerte, pero cuando se trata de un niño… - papá se quedo mirando al fuego como si buscara la respuesta a una pregunta que no la tenía - No conozco a ningún médico que no le perturbe algo así

Se le notaba triste y afligido, así que me acerque a su silla y le rodeé con mis brazos. Entonces, él me sentó en sus rodillas y, por un momento, volví a ser un niño. Sentía la tela de su chaleco rozando mi cara, inhalaba el tenue olor a tabaco que le envuelve y, además, me llegaba el olor a éter y a carbólico del hospital. Era como antes… ,intentaba precisar la época… , pero, ¿cuál sería? Supongo que me remontaba a alguna anterior a la llegada del conde y de su prima, que habían obligado, por alguna extraña química, a que papá permaneciese lejos de mi, en el salón y en su laboratorio.

Herencia Macabra MinKey (Adaptación)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora