Capitulo 19

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Kibum no quería dormir. Hizo enormes esfuerzos por no dormirse, por permanecer consciente para darse cuenta de cualquier cambio que se produjera; pero debió de adormilarse, porque de repente se dio cuenta de que él estaba allí, en la habitación, con él.

- Así que – su voz le llegó desde el mismo rincón sombrío – ya está todo decidido. ¿Te lo ha dicho tu madre?

Kibum no contestó. Había empezado a distinguirle, primero la silueta, sentado con las piernas cruzadas y apoyando la barbilla sobre sus dedos blancos.

- Estarás muy cómodo...- con la mano señalo la habitación – Mucho más que aquí. Antes era un hospital, por supuesto, pero de enfermos mentales, y lo hemos transformado. Actualmente es tan lujoso como un hotel. Te gustara – se había puesto de pie y avanzaba hacia él – sobre todo los jardines. Tenemos nuestra propia capilla. Para muchos de nuestros pacientes y sus familiares es un lugar de recogimiento y de paz. Algunos de los enfermos, desgraciadamente, ingresan en fase terminal y sus padres nos piden que sean enterrados allí. Es un lugar tan hermoso, tan tranquilo... Cuidamos mucho el camposanto, y todos saben que, incluso después de morir – sonrió mostrando sus afilados dientes – sus seres queridos estarán bien atendidos. Nunca te faltará compañía.

Fijo sus ojos en los de Kibum y mantuvo su mirada. Kibum intentó esquivarla, pero no pudo. También él le miró fijamente, con los ojos muy abiertos; le resultaba imposible parpadear y no podía mover ni un musculo.

Lee Jinki bajo la mirada hasta el níveo cuello de kibum. Se acercó y le echó la cabeza hacia atrás para buscarle el pulso. Kibum sintió como la sangre golpeaba lentamente aquellos fríos dedos que le quemaban. Observó que su rostro se volvía rígido y que contraía los labios. Después, del mismo modo que los gatos esconden las garras, retrocedió.

- Doctor Lee, hoy no le esperábamos en el hospital ¿Todo va bien? – Jenny Cheung formulo la pregunta cortésmente, aunque con recelo.

- Si, gracias, enfermera. Todo va muy bien – dijo suavizando el tono de su voz – Me limitaba a examinar al paciente. Eso es todo. Buenas noches.

- Buenas noches, doctor.

Jenny no le creyó. Se acercó a la cama para comprobar cómo se encontraba Kibum. Una mirada fue suficiente para darse cuenta de que algo iba mal.

Había visto antes esa clase de conmoción. No tenía un origen físico, sino más bien una especie de bloqueo psicológico; como cuando alguien recibe impresionantes noticias que provocan un desconcierto emocional y un posterior efecto absolutamente devastador. Sucede cuando se le dice a un paciente, o a sus familiares, aunque se intente hacer con mucha delicadeza, que no hay esperanza, que no existe ninguna posibilidad de recuperación.

- ¿Qué te ha dicho? – pregunto, pero no obtuvo respuesta.

Jenny quiso aplicarle algún remedio. Le iría bien un tranquilizante, pero de eso modo solo combatiría síntomas y ayudaría a eliminar las causas profundas que lo habían sumido en ese estado. Quizá debería avisa a un experto; había consejeros excelentes, perfectamente cualificados para estos casos. Tal vez debería darle algo que lo tranquilizara y avisar a alguien por la mañana para que hablase con él. Cuando Jenny se decidió por la última opción oyó hablar a Kibum-

- ¿Crees en los vampiros? – dijo, en un tono de voz casi inaudible y con la voz cargada de terror.


Herencia Macabra MinKey (Adaptación)Where stories live. Discover now