Capítulo 13

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Kibum se encontraba de nuevo en la cama. Su abuela lo miraba con los labios apretados y moviendo las manos sin cesar en señal de preocupar y angustia.

- Nunca debí dejarte salir con Minho. Y anoche… ,tenia que haberme asegurado de que te acostabas temprano. Si te ocurriera algo… ,Dios sabe lo que diría MinJee… y yo nunca me lo perdonaría.

- No, abuela. No llames a mamá; sólo conseguirás que te haga responsable a ti. Y yo pronto estaré bien - Kibum se calló. No era capaz ni de convencerse a si mismo. Empezó a toser porque ni siquiera podía hablar; le dolía demasiado la garganta - No quiero que te sientas mal - continuo en cuanto se calmó - Hiciste bien dejándome salir. Me regalaste un día maravilloso que nunca olvidaré. Escúchame - se acostó y cerró los ojos - No soy tonto.  No se cuanto me queda de vida, pero lo único que pido es la oportunidad de poder decidir. ¿Lo comprendes?

- Sí, supongo que si.

SooYoung se inclinó sobre la cama y dio a su nieto un fuerte y cariñoso abrazo. Después se puso de pie y se limpió las gafas con rabia antes de secarse las mejillas con el pañuelo de encaje.

- Dame un kleenex, ¿quieres? Este pañuelo solo sirve de adorno - se puso las gafas y miró a Kibum - Soy una vieja tonta. No tienes ningún necesidad de ver estas cosas, ¿verdad? Ahí estás, lleno de valor y sin derramar una lágrima, mientras yo lo único que consigo es que se me estropee el maquillaje. Qué pinta voy a tener par recibir a la doctora.

- ¿La doctora?

- Tuve que llamarla, cariño. Te encontré tirado en el suelo y no supe que más hacer…

En ese momento sonó el timbre.

- Debe de ser ella.

La doctora de la abuela era una persona activa y competente. Tenía las manos muy suaves y examinó al muchacho minuciosamente y sin prisa. Kibum le concedió una nota muy alta por su trato con los pacientes - hizo todo lo posible para tranquilizarlo - pero, cuando se marchó, volvió la cabeza hacia la pared. No había hecho falta que le dijera nada. Podía adivinarlo por la forma en que cerró la puerta. No necesitaba oír el murmullo de la inquietante conversación. Había recaído. No había por qué seguir fingiendo. El tratamiento que seguía le afectaba al sistema inmunológico, por lo que un simple resfriado o una gripe era para él mucho más graves que para cualquier persona.

- He avisado a su madre - dijo la abuela - llegara pronto.

-.Bien. Yo llamaré al hospital - contestó la doctora - para que cuenten con él. Mientras tanto….




*Aunque sabía que estaba dormido, a Kibum le pareció que despertaba en otra época. Se veía de pie al lado de Minho y al mismo tiempo se hallaba dentro de su cuerpo, cosa que permiten los sueños. A Minho no le gusto verlo. Le estaba suplicando que volviera y Kibum lo oyó. Pasos. Una luz cruzó a toda velocidad. Otra persona, que se movía con pesadez y lentitud, hacía crujir la gravilla de la calle. Pidió silencio a Minho poniéndole un dedo en los labios. Era el conde seguido de su fiel Iván. Debía de tener «prisa». Para estar «fatigado» se movía muy rápido.

Entre los restos de niebla se percibía el resplandor de las farolas de gas que proyectaban una luz amarilla, como enfermiza. Caminaban muy cerca el uno del otro, en silencio, sin perder de vista las dos figuras, una grande y la otra un tanto más pequeña, que iban delante.

Dos mujeres que salían de un bar estuvieron a punto de tropezar con ellos.

Sus caras estaban marcadas por la dureza con que la vida y la pobreza las había tratado. Kibum fue incapaz de adivinar su edad.

Herencia Macabra MinKey (Adaptación)Where stories live. Discover now