you'll see me again (even in your wildest dreams)

happily ever after

warning: muchas sonrisas y seguramente cosas mal escritas porque no estoy segura de haberlo corregido bien, si notan algo, por favor haganmelo saber. 14.635 palabras, espero que les guste :)

Sujeto con firmeza la mano de Harry, no sabía si le estaba ocasionando alguna molestia –él aún no se había quejado de dolor– así que apretó su mano un poco más. El aire veraniego no sólo revolvía su cabello sino también su estómago, y hacía que su piel se erice. Su alfa, notando su nerviosismo, le devolvió el apretón y besó suavemente la marca que había en la unión de su hombro y su cuello.

El efecto fue instantáneo.

Louis juraba que nunca se acostumbraría a los labios de Harry en su marca, ni en ninguna otra parte de su cuerpo.

Alfa.

Louis tampoco se acostumbraría a eso.

–Respira, cariño –seguía estremeciéndose, pero ya no por el viento–. Todo irá bien, te amaran como yo lo hago –le dio un beso en la mejilla, podía sentir la sonrisa creciente de Harry contra su piel–. Retiro lo dicho, nadie te amará más que yo.

Dejo salir una pequeña risa mientras sacudía la cabeza, no había momento del día donde Harry no le recordara lo mucho que lo amaba (y, sinceramente, Louis tampoco podría cansarse de aquello, ¿cómo había acabado ese ser tan magnifico a su lado?). Un poco más calmado, inspiro hondo y soltó el aire despacio, a su lado, Harry sonreía ampliamente, y frente a él, la puerta color caoba ya no parecía tan intimidante.

–Vamos a hacer esto antes de que me acobarde de nuevo.

Estiro su brazo y golpeó suavemente. Las pisadas y los murmullos no se hicieron esperar. Uno, dos, tres latidos después, una mujer bonita y de radiante sonrisa abría la puerta.

Su cabello castaño oscuro estaba sujeto en un moño algo desarreglado, desprendía un dulce olor que le recordaba a galletas caseras –definitivamente omega–, los hoyuelos en sus mejillas y sus ojos verdes no dejaban lugar a duda que se encontraban en la casa correcta. Antes de que alguien pudiera decir algo, un borrón rubio apreció corriendo y chillando se colgó del cuello de Louis.

Correspondió al abrazo algo desconcertado, inseguro de qué hacer con sus brazos. Cuando la muchacha lo soltó, no sin antes dejar un ruidoso beso en ambas mejillas, Louis pudo apreciar el parecido. Ojos verdes, hoyuelos y enorme sonrisa, los genes de la familia Styles sin duda eran maravillosos, porque tanto Gemma como Anne eran aún más preciosas en persona que en las fotografías que Harry le había mostrado.

–Gracias a Dios tocaron la puerta, ya no aguantaba, pero como la persona respetuosa que soy, deje que tomaras tu tiempo para enloquecer de nerviosos sin razón –Gemma le sonrió una vez más antes de abrazar a Harry.

Algo mareado por los hechos tan repentinos, Louis miro a Anne que solamente reía levemente, se acercó a ella un poco inseguro y antes de que pudiera reaccionar –una vez más– tenía otro par de brazos rodeándolo con fuerza y una voz cantarina susurrando en su oído.

–Bienvenido a la familia, Louis.

Tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos, Louis reconoció que Gemma tenía razón, no había motivos para preocuparse.

La casa era cálida y reconfortante, con las paredes recubiertas de fotos familiares y un aroma a comida casera que hizo rugir su estómago. La mano de Harry en su espalda baja lo guio hasta la sala donde unos sillones muy cómodos los esperaban.