Ramo 1: El eco de tu risa

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Nota: Esta historia pasa 10 años antes del discurso de Hugo. Aquí Nathanaël tiene 33 años al igual que todos los de su clase. 16 años desde la muerte de Chloe

-"El crujir de las nubes se ha vuelto la única melodía que disfruto, antes yo disfrutaba de varias pero mi favorita era la de tu risa que de vez en cuando aún retumba en mis oídos; pero solo su recuerdo ya que tú te has ido. Dime musa ¿Es el cielo tan maravilloso como Miguel Ángel lo ilustraba? ¿Los ángeles tan celestiales como Huxley lo describía? ¿Las melodías que ahí rondan suenan más divinas que el arpa de Björk? ¿Vives bien haya arriba, mi musa?"- dejó su ramo de girasoles, ese que le iba a dejar cada vez que visitaba la ciudad. Abandonó París en cuanto pudo y se retiró a Australia en donde le pagaban bien como maestro de Diseño Gráfico en una escuela prestigiada. Su padre, Francis Bloom, profesor de la misma escuela en donde el estudio su preparatoria conocía toda la vida de su hijo. Quería que su hijo dejara de amar a esa mujer y avanzará con su vida pero la realidad era que cada vez que la veía con otras solo lograba ver cómo ese espíritu jovial desaparecía.

El joven se inclinó para ver más de cerca la cripta "Chloe Bourgeois, Que en paz descanse, amada heroína de París, 2001-2018." Aún, a pesar de tanto tiempo, dolía verlo.

[-¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que me dibujes mientras como?- preguntó la rubia.

-Cincuenta y ocho veces y contando preciosa.- soltó el pelirrojo mientras continuaba su dibujo. -Y jamás me cansaré de que me lo digas.- alzo la vista para ver sus ojos, era sorprendente como a pesar de su talento aún no lograba dibujar a la perfección esa hermosa mirada.

-Dime qué tengo que hacer para que dejes de hacer eso.- suplico Chloe.

-Pues es fácil.- saco una cajita de su maletín para entregárselo a la chica. Ahí había un dije en forma de corazón, al verlo con más detenimiento vio que se podía abrir cosa que en seguida hizo, dentro de ahí había una nota "Para la siguiente señora Bloom." -Ese dije lo mando ha hacer mi bisabuelo para la que se convirtió en mi bisabuela, de ahí fue a mi abuelo para mi abuela, de ahí mi padre a mi madre y ahora quiero que sea para ti.- sostenía una mirada segura hacia la joven. -Se que aún somos muy jóvenes pero sé que esto que siento por ti no terminará jamás, no soportaría un mundo en donde tú no estés a mi lado.- lágrimas empezaron a salir de los ojos de la joven

-Nath yo...- sus ojos se tornaron rojizos. -No puedo, lo siento.- y sin verlo venir se alejó corriendo.

¿Cómo no lo vio venir?]

-Chloe yo...- justo cuando iba a dejar su ramo en la tumba, el papel en donde tenía escrito lo que le había dicho salió volando por una ráfaga de aire causado por aquella tormenta eléctrica que se avecinaba. Diablos, era como si sus sentimientos se fueran con aquella carta. No podía perderla, no otra vez.

Corrió tras el pedazo de papel sintiendo sus piernas más que tambaleantes, aunque una parte dentro de él le pedía que se detuviera y la dejara ir. Este amor solo lo estaba envenenando y ahora el, envenenaba a todas las jóvenes que deseaban a cesar al corazón de ese joven artista.

Dieciocho corazones rotos por el y contando. Siempre contando...

Reaccionó, simplemente no la podía dejar ir. La amaba y ella lo amaba desde el otro mundo, se amaban. Él seguía siendo de ella y jamás sería de otra forma.

Volvió a empezar a correr tras el suelo siempre húmedo por su regado automático ¿Por qué esa hoja no se alejaba más del suelo para arrebatarle las esperanzas de una vez? Corrió, corrió tras su hoja solo por no querer olvidar un viejo amor.

"Si un árbol se marchita, sus cosechas también lo harán; pero la tierra no, deshazte del árbol y atrévete a sembrar uno nuevo."

Era de ella.

Era de ella. Así lo escribió el universo.

Perderse en el laberinto de su amor había sido lo mejor que le había pasado y ahora... el laberinto se había ido, dejándolo solo en una llanura.

Al final algo detuvo la hoja. Una joven morena de cuerpo perfectamente moldeado tal como el de una sirena, creado para la seducción. Cabello castaño pero quebradizo dejando toques rubios en la punta. Sus ojos eran cubiertos por ese pedazo de papel.

En cuanto se quitó el papel de la cara se quedó totalmente hipnotizado. Unos ojos avellana resplandecientes y grandes, rojizos y cristalizados por un reciente llanto. Era ella, la chica de intercambio de Italia.

Lila. La reina de las mentiras, el engaño y las ilusiones.

¿Cómo saber si estaba llorando realmente?

-¿Esto es tuyo?- preguntó la castaña extendiendo su mano para regresarle el papel sin ni siquiera verlo.

-S-s-si.- pronunció turbado recibiéndolo. -¿Estás bien?- preguntó preocupado ¿Por qué sentía aquello?

-Ja, como si te interesará. Si lo que buscas es llevarme a tu cama, ahora no es el mejor momento.- la preocupación se termino y fue remplazada por indignación.

-Tienes razón, como si me interesaras.- ironizó.- Mejor me largo, ya tengo lo que quería.- vio como la respiración de la joven se detuvo de repente.

-¿Nathanaël?- preguntó finalmente viéndolo, su mirada era más maravillosa con la tormenta reflejada en el brillo de sus ojos. -Lo siento, no te reconocí, has.... Cambiado.- soltó perdida viendo a aquel joven que sin duda lo había hecho. Ya no llevaba su fleco en la cara pero continuaba con su cabello casi rozando los hombros solo recogido por un pequeño nudo atrás. Sus cautivantes ojos turquesa brillaban más, su cuerpo se había vuelto algo de lo que hasta Narciso se enamoraría.

-Que bien Lila, ahora sí me disculpas, me voy.- dijo zafándose de su agarre. Esta corrió tras de él.

-Que desgracia la tuya porque resulta que...- sin que lo viera venir tomó la billetera de su bolsillo. - Tengo tus identificaciones y no puedes dejarlas aquí conmigo. En fin, yo también ya me iba, tengo asuntos pendientes. -y se alejó hacia la entrada como si no hubiera sucedido nada entre ellos.

No entendía bien que había sido pero algo en esa actitud desafiante y arrogante le había resultado atractivo. Juguetona y divertida pero...

Triste, no feliz como al menos ella intentaba parecer.

-Lila, espérame.- corrió tras de ella.

"La princesa fue la musa del príncipe artista. La princesa regreso a su cielo y dejó al príncipe solo. El príncipe buscaba entre las damiselas a su nuevo musa rompiéndolas y jugando como si de objetos se tratarán. El príncipe encontró a la bandida que con fuego jugaba y aunque trato de romperla, esta no se dejó. Ella se convirtió en su musa y parte del arte será, el tendrá que aprender a jugar con fuego.

Nunca se juega con fuego"

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Aquí está, espero que les haya gustado. Es que en la escuela me tenían secuestrado y pues...

Créanme que esta nueva eta para resultara una prueba para mí ya que ha diferencia de Chloe, yo odio a Lila, la odio porque si y no les tratare de que les caiga bien pero les mostraré algo nuevo al concepto de la historia pasada...

Una pista: De malo a bueno, de bueno a malo.

Y no, no es sobre los personajes.

Bueno, me voy porque tengo que dormir. Bye.

Carlos Estrada.

Chloe, eternal // Ladrien// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora