Festín

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Arya aguantó la respiración para ajustar el corsé de su vestido. Le rodearon el cinturón en su espalda y lo apretaron fuerte también. Me pregunto qué pensaría Madre si me viera ahora. Llevaba el pelo recogido con trenzas pero también llevaba una parte del pelo suelto, siendo el recogido su corona de color marrón. Su vestido, blanco con brocado plateado imitando a los copos de nieve, colores de la Casa Stark, y el plateado se iba intensificando hasta las faldas del vestido donde barría levemente el suelo. Su escote era meramente pronunciado, o lo más pronunciado que ella jamás se había vestido. Aunque en estos últimos cinco años sólo has vestido como un chico. Se miró en el espejo y sus ojos plateados saltaban a la vista; incluso su pelo, normalmente poco brillante, parecía bonito y liso. No parezco Arya Caracaballo sino una tímida dama.

—Lady Stark, luce preciosa —dijo la más mayor de todas, una mujer de apenas cincuenta años—. No quisiera ser impertinente, pero fui doncella en el castillo donde vivió una vez su señora madre, y he de decir que hoy vos es un reflejo de ella de ojos grises. No hay dama más hermosa que la que está frente mía.

Pero no es todo oro lo que reluce. Las mujeres que la ayudaron con el vestido no la dejaron llevar ninguna de sus dagas ni cuchillos, pretendiendo que fuera desarmada. 'Es un festín, Lady Stark', decía una de ellas, 'ni los peores enemigos atacan en festines'. Pero aún así mi señora madre y mi hermano murieron en una boda. Decidió ir a la alcoba de Gendry; seguro que él tendría algo. Mientras iba caminando por los pasillos, se sentía completamente desnuda sin su daga; si alguien fuera a matarla, ella tendría que confiar totalmente en su capacidad física para sobrevivir.

Llegó a la puerta de la alcoba y tocó dos veces. Gendry, aún con las ropas desde que lo vio por primera vez, apareció en la sombra de la puerta. Cuando vio a su amiga vestida y peinada, en vez de reírse como la última vez que la vio así en Salón Bellota, no pudo esconder su gesto de sorpresa y la miraba de arriba a abajo.

—¿Tienes alguna arma? —Arya carraspeó—.

—¿Qué? —Gendry miraba como un estúpido, como si le estuviera hablando en un idioma totalmente desconocido para él—.

—Dagas, cuchillos, espadas, aunque sería difícil esconderlas pero acepto cualquiero cosa.

—¿Para qué los quieres? —parecía que toda la inteligencia de Gendry había desaparecido y es lento como una mula—.

—Si me atacan, tengo que atacar de vuelta —respondió ella, señalando lo obvio—. Nunca sabes cuándo será tu próximo paso a la muerte. ¿Tienes armas o no?

—No, de la herrería nunca me traigo nada —la siguió contemplando—. No te termino de verte así de vestida, a decir verdad —una sonrisa se dibujaba en las comisuras de sus labios—. Pareces una dama de verdad.

—Y yo tampoco me acostumbro a tu fea cara. Debo de volver a mi alcoba, así que cuando estés listo, ve ahí y nos vamos juntos al festín.

Arya volvió a su alcoba y se encontró sin ninguna de las mujeres que antes estaban ahí; pero tampoco estaban sus armas. Se los han llevado para asegurarse de que no los voy a llevar. Arya sólo pudo tirarse a su cama y pensar en su rezo. Pero ya no tengo rezo; todos han muerto. Los Lannister cayeron el día en que Daenerys Targaryen pisó Poniente; león y dragón bailaron la muerte hasta que finalmente el león se cayó, tropezando con su propio orgullo. La reina Cersei fue matada por el Matarreyes y la Reina Daenerys se encargó de matar al Matarreyes, y todas las ratas de Cersei cayeron con ella también; Dunsen, la Montaña, Ser Ilyn. Ella se encargó de matar a Ser Meryn, a parte de Raff el Dulce, pero eso fue Mercy en Braavos. Ahora sólo queda Tyrion Lannister como cabeza de su Casa; aliado de Daenerys, utilizará lo restante de su oro para recomponer los Siete Reinos como su padre hizo casi veinte años atrás.

El Camino RealWhere stories live. Discover now