13 (II)

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Capítulo estructurado como siempre para quienes no entendieron el anterior.

Espero que ahora si lo hagáis y que os guste ♥

Dave no podía dormir.
Por más vueltas y vueltas que daba intentando encontrar la postura perfecta, no podía evitar pensar en el mate de su pequeña hermana.

¿Será un buen chico?

¿La hará feliz?

¿Por qué estaba tan segura que era su mate si todavía no había alcanzado la mayoría de edad para transformarse?

Gruñó molesto e intentó, una vez más, conciliar el sueño. Sin embargo un pequeño ruido se lo impidió.

-¿Crystal?- murmuró abriendo suavemente la puerta de su habitación.

Ella caminaba lo más silenciosamente posible a través del oscuro pasillo.

-Dave- susurró aliviada- ¿Escuchas eso?

-¿Escuchar el qué?- preguntó abrumado.

-Calla y escucha- bufó un poco molesta.

Él he hizo caso e intentó escuchar algo con su oído para nada desarrollado.

-Crystal no soy hombre lobo- comentó divertido- No puedo escuchar nada.

Ella decidió ignorarlo y salió a correr hacia la puerta principal, ante el riesgo de caer y lesionarse.

Todavía no se sabía la casa de memoria, con todas las cosas en su lugar, y si alguien había dejado algo por medio ella lo pisaría y se caería.

Se haría daño y el director estaría encantado de echarla.

-¡Crystal no corras así!- chilló Dave intentado no hablar muy alto para no despertar a sus padres- ¡Te puedes caer!

Al abrir la puerta, Dave se encontró con un pequeño cachorro asustado, ladrando y lloriqueando hacia algo.

-¡Es un perrito!- chilló Crystal con ternura.

Dave palideció al comprender por qué el perrito estaba tan asustado.

-¡Crystal adentro ahora mismo!- chilló histérico cogiendo al pequeño cachorro con cuidado entre sus manos.

El pobre estaba tan asustado que aún así no dejaba de gemir y lloriquear.

-¿Qué pasa?- preguntó Crystal con miedo.

-Niebla negra- comentó histérico- ¡Papá! ¡Mamá!

-¡¿Niebla negra?!- chilló Crystal- ¡Deja de tomarme el pelo Dave! ¡No tiene gracia!

-¡Es la verdad, joder!- chilló éste- ¡Papá!

El manto de niebla ya había cubierto todo el territorio de la manada, y nadie había sido testigo de ello, excepto Dave.

Poco a poco ésta comenzó a filtrarse por debajo de la puerta principal y de una pequeña ventana que siempre estaba un poco entreabierta.

A Dave no le dio tiempo a reaccionar. A nadie de la manada le había dado tiempo a reaccionar ante aquel fenómeno para nada natural.

Y, como todos los demás, la casa se sumergió en un profundo silencio.
Ni siquiera se escuchaba al pobre cachorro.

Con el amanecer, la niebla se fue dispersando hasta el punto de desaparecer por completo.

Crystal #2 ©Onde histórias criam vida. Descubra agora