Capítulo 3

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*Toc toc toc*

_¿Quién será? _se preguntó el chico bajito caminando hacia la entrada.

_¡Hola, Eddy! Vayamos a jugar.

_Ed, tío, ¿qué haces aquí?

_Eeeeh... _No supo responder.

_Se supone que deberías estar con Kevin -hizo énfasis en el nombre- vigilando que no gane _dijo empujándolo fuera y cerrándole la puerta en las narices.

***


_¡Kevin! Ya tengo listos los planos. La superficie donde golpea el martillo será muy resistente, así pocos podrán hacer subir el peso. En cuanto Ed aparezca, podremos empezar a construirlo.

_Gran trabajo, tío; de verdad.

_Gr-gracias; supongo... _agradeció el moreno rascándose la nuca.

_Por cierto, no tienes que estar tan nervioso cerca de mí, Edd _comentó el de los ojos verdes.

La cara del aludido se coloreó de un matiz rojizo al escucharle pronunciar su nombre. Lo único con lo que su cuerpo le permitió reaccionar fue sonriendo y apartando la vista.

_¡Doble D. Kevin! _El muchacho unicejo cayó desde lo alto aplastando a los mencionados para fundirse en un cariñoso abrazo.

_¡No me toques, pringado! _espetó Kevin levantándose rápidamente del suelo.

Edd lo miró molesto.

_Ed, ¿dónde estabas?

_¡Doble D, Doble D! -dijo zarandeándolo-. ¡La gallina de Rolf ha tenido pollitos! Tienes que verlos. He estado jugando con ellos.

_Me encantaría, pero tenemos que ayudar a Kevin con la apuesta.

_¡Ah, es verdad!

El pelirrojo los observaba con una mueca de desagrado.

_Mira, tenemos que construir esto _explicó el del gorro negro.

_¡Qué divertido! ¡Me lo pido! ¡Me lo pido!

No hubo tiempo para decir nada más. El chico alto se apresuró a coger herramientas y a montar todo aquello. Mientras estaba ocupado, el más delgado se acercó al chico de la gorra roja.

_Kevin, por favor, no mires así a mi amigo. Me incomoda bastante _dijo Edd sin si quiera mirarlo. El pelirrojo se quedó sorprendido ante la seriedad de sus palabras. Tras ello se sintió avergonzado. Ninguno tenía la obligación de ayudarlo, y ambos estaban dando su mejor esfuerzo.

La tarde pasó rápido y el cielo se tiñó de tonos anaranjados. Mañana montarían los puestos en el descampado y tendría lugar el desenlace de la apuesta. El grandullón se había quedado dormido a causa del cansancio. El moreno y el pelirrojo se despedían en la entrada de la casa.

_Edd... Gracias por todo. Y gracias al otro bobo, también. -esa palabra no provocó ofensa en el muchacho tímido, pues la forma en que fue dicha denotaba que solo era un mote cariñoso, si cabía-. Siento lo que ocurrió antes. En verdad Ed es un buen chico.

_Acepto tus disculpas, Kevin. Ya está solucionado. _No pudo, por menos, sonreír ante tan sincero arrepentimiento.

El mayor se sonrojó muy levemente al ver la sonrisa de su compañero.

_Nos... Nos vemos mañana, entonces.

_S-sí. Iré a despertar a Ed. Adiós, Kevin. _Dicho esto, se alejó de él en busca de su amigo, el cual roncaba profundamente bajo un árbol.

La estafa que lo comenzó todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora