Capítulo 16.

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Sentado en mi silla muevo mi teléfono entre los dedos pulgar e índice mientras miro por el gran ventanal de mi oficina. La ciudad se encuentra tranquila, en un estado casi desierto. El día ha estado igual, tanto como una empresa vacía en una fecha festiva puede estarlo.

Aún no puedo creer que haya preferido estar aquí a quedarme en casa. De igual manera la diferencia no iba a ser mucha, sin importar las circunstancias iba a estar solo. ¿Cuan patético puede sonar eso en voz alta?

Mi móvil comienza a vibrar en mi mano y como las cuatro veces anteriores declino la llamada del pesado de Logan. Es mi mejor amigo, pero también una tocada de pelotas cuando se lo propone, como hoy, por ejemplo.

Me remuevo pesadamente, dejando el aparato, ahora apagado, sobre el escritorio mientras sigo mirando al exterior, solo y tranquilo, preguntándome el motivo por el cual no accedí a ir a pasar este día con mis padres cuando están en la ciudad. No tenía nada importante que hacer aquí, pero tampoco allá; la última vez que los vi me abrieron los ojos ante muchas cosas y quizás temía que eso volviera a pasar, que era lo más probable. Suspiro mientras paso una pierna flexionada por la rodilla de la otra y afianzo mi codo en el respaldo de la silla acolchada, sintiéndola tan cómoda como una de púas y clavos filosos.

¿Cómo la estarán pasando los demás?

Alexa debe estar con mis tíos.

Logan o está haciendo algo muy bueno o tiene un buen plan en mente, no encuentro otra razón para sus constantes llamadas.

Y Melinda... ella de seguro en este instante comparte con su familia, conversando y riendo. Tiene una característica risa que a veces hasta a mí me contagia cuando las cosas no son divertidas.

Meditando sobre ella, a quien considero mi mejor amiga, o consideraba, ya ni sé, no puedo evitar recordar cuando fue la última vez que reímos juntos, en el almuerzo del restaurante alemán, el recuerdo se siente tan lejano. ¿Y por qué?

Gruño por lo bajo cuando a mi mente llega la respuesta.

Por mis ganas de ella. ¿Es qué acaso me he vuelto un obsesivo? ¿Por qué ahora simplemente no puedo dejar de lado que es una mujer muy hermosa y jodidamente sexy? Todavía no puedo creer mi reticencia para que se llevara su auto de mi casa, así tendría otra oportunidad de verla después de que se haya estado escondiendo tanto de mí desde que tuvimos sexo.

La idea no me agrada, pero ahí está siempre, presente, latente en mi cabeza porque así como resulta irónico, tiene una parte de verdad. Últimamente pienso mucho en ella y en una ocasión hasta la llamé, aunque no respondió y tampoco devolvió la llamada. ¿Seguirá molesta?

Masajeo mi cuero cabelludo con la vista fija en el cielo levemente teñido de gris. Deseando que la lluvia se lleve toda mi mierda, que últimamente es mucha más de la que me creo capaz de soportar. La empresa parece estar yendo a pique, una inversión que hice unos meses atrás terminó en un completo fiasco con pérdidas de casi medio millón de dólares, no me siento apto para muchas cosas y quiero hacer otras cuantas, a veces quisiera un consejo de una mano amiga... Como Melinda, ella nunca ha sido devota de dramatizaciones ajenas, pero cuando me escucha y da su opinión o una posible solución a lo que me perjudique, lo hace de corazón, con toda la sinceridad que un ser como ella puede tener. Digo como ella, por las cosas a las que ha tenido que enfrentarse algunas veces. Realmente, a simple vista da la impresión de ser alguien débil e inestable, pues su temperamento irregular a veces lleva a ese tipo de deducciones, pero no. Melinda, me atrevería a decir, es todo lo contrario. En el fondo la admiro, es una mujer con carácter, uno un poco difícil, pero lo tiene. Y eso es lo que la hace resaltar entre otras féminas.

Con una sensación insulsa reviso mi celular. No he sabido de ella en varios días. Nunca devolvió la llamada, ni un mensaje de texto, mucho menos una felicitación por la fecha. Nada.

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