Capitulo 9 - Aproximacíon

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                    Silvia después de pensar un poco aceptó la sugerencia. Era mejor dormir allí que en la casa de Jorge, porque allá estaría a solas con él y sabía que tal vez no sería capaz de controlar sus instintos y deseos. Y ella no quería hacer nada que más tarde podría lamentar.

- Jorge puede quedarse con la habitación. Voy a dormir en el sofá y cuidar de Pedro en la noche - dijo ella decidida.

- Duermo en el sofá. Te dejo la habitación - Jorge respondió. - No voy a dejarte dormir en este sofá incómodo.

- No, sería mejor si me quedaba con Pedro - Silvia insistió.

                    Luis y Ana se miraron entre sí.

- Mejor me tomo a Pedro a la habitación. Allí se va a dormir mejor. Es justo a la derecha de la mía, y puedo oír perfectamente si necesita algo - Ana intervino, poniendo fin a la discusión entre los dos. - Pero ahora voy a preparar la cena. Ustedes deben estar hambrientos.

- Yo te ayudaré - Silvia ofreció ayuda, seguiendo Ana a la cocina y evitando la mirada de Jorge.

- Usted está renovando el hogar de lo Francisco para el invierno? - Luis le preguntó a Jorge, cuando las dos mujeres se iban.

                    Silvia no tuvo oportunidad de escuchar la respuesta.

                                                                                 *******

                    Después de Silvia haber dado de comer a Pedro con unas cucharadas y le haber medicado de nuevo, Jorge llevó al niño a la habitación, donde Ana había preparado la cama.

                    Silvia observó Jorge cargar al niño con una increíble familiaridad. Tenía los brazos fuertes, lo que hacía aumentar la confianza en el niño. Sería un buen padre con seguridad. Y también sería un ejemplo para los niños. Pero debido a que estaba pensando en eso ahora? Ella trató de alejar esos pensamientos y fue a buscar a Ana para ver si necesitaba ayuda.

                                                                               *******

                    La cena fue tranquila y rápida. Silvia evitó mirar Jorge durante toda la cena. Tenía miedo de que sus ojos confesasen sus sentimientos que comenzaban a nacer allí.

                    Silvia y Jorge hablaron con los Montijano por un tiempo antes de ir a la cama. Las mujeres dieron una última mirada a Pedro, y percibieron que ya estaba mucho mejor.

                    A su regreso a la sala de visitas, Silvia observó que el pequeño sofá en que Pedro estaba acostado fue hecho en una cama para ella, y el sofá más grande fue hecho en una cama para Jorge, que estaba tomando un baño en el momento.

                    Ella estaba hojeando una revista, esperando a que él saliera del baño. Estaba ansiosa para bañarse también.

                    Cuando reapareció Jorge, Silvia estaba delante de la imagen increíblemente sexy de él. Llevaba sólo unos jeans y una camisa blanca, que reveló el pecho tentador, ancho y fuerte. Sus brazos eran una invitación a un tierno y apasionado abrazo.

                   Él le sonrió, y el corazón de Silvia latió más rápido. Esa sonrisa la enloquecía. De repente, tenía miedo de que Jorge nunca supiera lo que era amar y ser amado, porque había pasado por muchas cosas y se había convertido en alguien tan frío que no sabía si tendría el valor de involucrarse emocionalmente con alguien nuevamente. Pero no podía estar pensando tanto sobre él, porque ella no podía se involucrar en su vida.

                    Jorge se acercó a la cama y tocó ligeramente la hebilla de su pantalón, observándola con una cara divertida. Silvia se levantó rápidamente y fue al cuarto de baño, sólo consiguiendo recuperar la calma en medio del camino, a pesar de que seguía teniendo pensamientos impuros sobre ese fuerte pecho y caderas estrechas, pensamientos que la acompañaran durante todo el baño.

                    Cuando Silvia regresó, Jorge ya estaba en la cama. La habitación estaba a oscuras, excepto por el fuego que él había encendido en la chimenea.

                    Silvia llevaba un camisón que Ana le había prestado. Luis también tenía prestado un pijama a Jorge, pero él eligió no usar, y ella estaba muy consciente del hecho.

                    Después de ir a la cama, Silvia miró al fuego. Estaba tan cansada que todos sus músculos dolían, pero no podía dormir. Cerrando los ojos decidida, tratara de cantar algunas canciones para ella misma, pero sólo podía recordar canciones de amor, lo que la hizo aún más incomodada.

                    Se quedó mirando las llamas del fuego y suspiró, infeliz, ansiosa de que terminara la noche. De pronto oyó un ruido y se dio cuenta de que Jorge se había levantado. Para su sorpresa, él se acercó a ella. No sabía si protestaba o caía en sus brazos, y todavía estaba pensando en qué hacer cuando él se detuvo frente a ella.

- Date la vuelta - él habló con suavidad.

Entre las MontañasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant