Objetivo IV: Mamá (Kyouya)

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Dino llegó hasta el salón principal, en el vestíbulo estaba Kyouya, siendo recibido por Romario que ordenaba a una de las mucamas llevar la maleta. Lo ojos marrones detallaban a su esposo, siempre vestido de negro y con su camisa de color púrpura.

Los afilados ojos negros se encontraron con los suyos y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Kyouya era terrorífico, sin importar la edad que tuviese, e imponente.

Nunca admitiría que en un principio temió a ese hombre, que en esa época era chiquillo de dieciséis años que sólo existía por y para la pelea. Dino, en aquel entonces, ya era un adulto, un mocoso con problemas sociales y obsesión por la lucha era algo que podía resolver, y afortunadamente descubrió en poco tiempo los puntos débiles de Kyouya: Los oponentes fuertes.

A la mención del tu extutor, el interés de Kyouya fue inmediata, como un imán al fierro. Y después, se dio cuenta que no sólo era beneficioso para su misión, sino peligroso. Kyouya no sabía controlarse, era como un gato huraño que saltaba a la primera incitación, no direccionaba su fuerza, sólo golpeaba sin cesar y se detenía cuando su oponente no se resistía a sus golpes, ese era el indicativo que estaba inconsciente. Y a él le tocó moldear a ese chiquillo sin control.

Los arañazos en su piel se volvieron normales, incluso que él estuviera vendado o con alguna fractura. El disciplinario no parecía tener remordimiento alguno por sus lesiones, sino que sonreía satisfecho cada vez que lo leía golpeado, en especial si era él quien lo golpeaba.

Al ir avanzando en las batallas y al entrenarlo, se dio cuenta que Kyouya no era un muchacho irracional, sino que en su propia ley era lógico, incluso se sorprendió al descubrir que era el segundo en tener «una mente única» —el primer puesto lo tiene Gokudera—.

Dino reconoció que en la época donde era profesor de Namimori, ya tenía un especial cariño por Kyouya, en ese entonces, todavía no era claro el sentimiento. Él trató de no luchar con el adolescente, porque Reborn también se lo prohibió. La batalla con Kyouya tenía que evitarse bajo cualquier circunstancia, por eso se unió con los Vongola para formar un solo equipo, estaba seguro que Kyouya estaría en ese bando, pero no contó con su negativa a los grupos. Y en los siguientes días, Kyouya estaba de tras de él, persiguiéndolo para una batalla.

El Arcobaleno de la tormenta, que él pensaba que era el más pacífico, terminó jugando bien el punto débil de su ex alumno. Y lo convenció de ser su único representante. Dino no se había dado cuenta que se puso en bandeja de plata, junto con el resto de los guardianes. Kyouya podría ser parte de la familia Vongola, pero eso no significaba que su sed de pelea y lucha se hubiera apagado, sino se identificó al ver todos en un solo grupo. Todas las personas a quién él quería derrotar están reunidas en un solo bando.

Dino suspiró aliviado cuando Reborn le informó que el par, Fong y Kyouya, estaban descalificados. Él sonrió al escuchar que la razón era el descontrol de lucha de su alumno. Reborn le quedó mirando cuando soltó una pequeña carcajada. El pequeño sombrero que traía su ex tutor le ocultaba los ojos mientras que sonreía, que hasta ese día no sabía si la sonrisa de Reborn o Kyouya le causaba más miedo, era amplia y sádica.

—Está ideando en hacer alguna maldad —pensó Dino.

Y así fue, al poco tiempo el pequeño Arcobaleno lo invitó a él, a todos los guardianes y los Varias, a una de las residencias Vongola que había en Japón, donde tuvieron que pasar la noche en pequeños grupos «porque había pocos cuartos». A Dino le tocó compartir cuarto con Kyouya, los dos solos. Se puso nervioso cuando llegó el momento de estar en cuatro paredes con el violento.

Trató, en muchas ocasiones, no mirar cuando Kyouya se cambiaba de ropa, es más, volteo a mirar la pared y darle un poco de privacidad al joven. Pero solo trascurrieron pocos segundos cuando Dino sintió ese deseo de ser voyerista y de reojo mirar las nada pronunciadas caderas de su alumno, ese momento se dio cuenta de ese desea, que el trataba de sugestionarse que era amical, era más que un querer como le tenía a Tsuna. Era más fuerte y casi obsesivo.

Fagmilia Cavallone (Dino x Hibari)Where stories live. Discover now