3. Un esposo.

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-Mamá, papá, quiero hablar con ustedes.- Alondra llega a la sala principal donde se encuentran sus padres. El padre de la joven ni si quiera levanta la vista de su pc y la madre de la chica la invita a sentarse frente a ella.

-¿Sobre qué quieres hablarnos, querida?- sonríe amable la señora Aguilar.

-Yo...necesito que papá también este aquí.- Alondra se voltea y observa a su padre que la ve a ella por encima de la pantalla del computador. El hombre se levanta y se sienta al lado de su esposa frente a Alondra.

-Bien, ya tienes nuestra atención, ahora habla.- el padre de la chica no quita su cara de antipatía y esto incómoda a Alondra.

Alondra empieza a sentir sus dedos sudar y sus rodillas comienzan a temblar descontroladamente. Traga saliva y reune algo de valor para confesar la verdad.

La relación con su padre no ha sido la mejor, mas que respeto lo que siente es miedo. Siempre ha sido un hombre demasiado exigente y frío. No le tiene la misma confianza que le tiene a su madre y si de ella dependiera, le contaría la verdad sólo a su madre, pero dadas las circunstancias y encontrarse sin opciones, no le queda otro camino que no sea hablar con la verdad. Y si tuvo el valor de hacer lo que hizo, debe tomar un poco de ese valor y decir lo que estaba sucediendo.

Con esta convicción en su mente, hizo los nervios un poco de lado y siguió hablando.

-Lo que les voy a decir puede que no les guste escucharlo, pero deben saberlo.- la joven trata de lucir tranquila y serena, pero le esta costando trabajo y las miradas amenazantes de su padre no se lo hacen más fácil. -Posiblemente se desepcionen de mí.

-Hija, habla ya que me estas poniendo nerviosa.- le pide la madre.

-Habla claro y sin rodeos, Alondra.- la voz grave e intimidante de su padre se hace presente.

-Bien, sucede que yo...yo...- inhala aire y cuando exhala, finalmente lo dice. -Estoy embarazada.- la chica hace puños su manos sobre sus rodillas y cierra fuertemente sus ojos a la espera de reacciones.

-¿Qué has dicho Alondra? ¿Qué tú estás qué?- pregunta confusa la madre.

-¿Eso es verdad? ¿Es verdad lo que acabas de decir Alondra Aguilar?- el tono de voz del padre se torna pesado y la chica asiente con la vista en suelo y cabeza baja. El padre se levanta del sillón y se pone de pie frente a ella.

-Repitelo.- Ordena el hombre. -Pero viéndome a los ojos.

-Víctor, ¿qué haces?- pregunta inquieta, la madre.

-Quiero que me lo diga a los ojos, Gabriela.- Alondra tiembla como gelatina y con mucho miedo levanta la mirada y se encuentra con el rostro serio y amenazante de su padre.

Su mirada es firme y muestra sin problemas toda la dureza que hay en su interior. Sus ojos azules son profundos y oscuros, parecen mares embravecidos en medio de la tormenta. Sus labios delgados forman una perfecta línea recta.

Aunque Alondra trate por todos los medios de desviar la mirada, sabe que si lo hace le puede ir mucho peor.

La chica pestañea una y otra vez para aminorar el efecto que ha tenido su padre en ella y con un hilo de voz logra formular las palabras.

-Estoy...embarazada.- y esto bastó para que Alondra sintiera todo el enojo de su padre, en su rostro.

-¡VÍCTOR! ¿QUÉ TE PASA?- la madre corre rápido al lado de su hija y la protege con sus brazos. Alondra se cubre su adolorida y ardiente mejilla con sus blancas manos, una extraña sensación de liquído, se posa en el labio inferior de Alondra. Ella lame la parte donde siente ese ardor y descubre que hay sangre en su labio. dolor es tal que la hizo llorar.

-Esto pasa porque consientes demasiado a esta ingrata. Mira con lo que nos sale ahora, Gabriela.

-Sí, pero no es para que le pegues así, tienes más fuerza que ella y aún así le pegas con esa intensidad. ¿EN QUÉ RAYOS ESTÁS PENSANDO?

-Es lo que se merece por andar de perra.- hay frialdad y desprecio en cada una de sus palabras y Gabriela no se pudo quedar callada.

-¡VÍCTOR! ES TU HIJA.

-Déjalo mamá, ya no importa.- Alondra se levanta del sofá con la mano aun en su mejilla y con una determinación que no tenía hace sólo unos segundos. -Sólo quería que lo supieran. Ya decidí que me iré de la casa.

-Hija, no puedes hacer. No lo hagas.- ruega la madre.

Alondra sale de la sala a paso firme y su padre sale tras ella.

-Tú no puedes hacer eso, sabes bien que tenemos el dedo de la prensa encima.- le advierte Víctor. Alondra se gira y encara a su padre.

-Eso a mí ya no me impota.- la vena de la frente del hombre pareciera reventar en cualquier momento.

-Bien, cómo quieras, pero de una vez te digo, un hijo bastardo no es algo que yo apruebe así que deberás casarte con el padre de ese hijo tuyo.

-Pues haber cómo le haces, papá. Porque el padre de mi hijo se fue.- el padre de la chica se queda asombrado por las palabras de su hija. Alondra lo mira con el mismo desprecio con el que él la ve y se encamina a su habitación.

-Alondra.- le llama el papá y la chica se detiene de espaldas a él. -Mañana arreglaremos esto y...quiero que sepas...que estoy decepcionado de ti.- Alondra vuelve a limpiarse un poco la sangre de su labio y sigue caminando.

-Yo también lo estoy, pero de ti.- la joven entra en su cuarto y se encierra.

Llora todo lo que resta de la noche, sentada en el suelo hasta quedarse dormida en la postura incómoda que se encontraba.

Papá por Encargo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora