Angel.

†Epílogo.

El sonido del horno hizo que dejara de hablar y levantarme a sacar las galletas que recién había hecho para mi nieta.

-¡Pero no pares ahora abuela! ¡Sigue contándome! -dijo ella mientras yo reía y le servía leche para con las galletas.

Seguí contándole aquella historia de amor que tuve con 17 años, recordando cada momento con él todo lo que sufrimos para poder estar juntos... Y lo poco que nos duró cuando el se murió en aquella carrera con la moto.

-¿Crees que yo tendré algun día una historia de amor cono la tuya con Alex? -sonreí.

-Claro que sí cariño, ¿por qué no? -le acaricié la cara y después se fue. Habían venido a buscarla. 

Cogí mi abrigo y me despedí de Thomas, mi marido, para luego poner camino a la parada del bus.

Me subí en este y puse rumbo al cementerio, no había día que no me acordarba de él y de como nos conocimos.

Flashback.

Iba distraída pensando dónde podría estar mi cartera, hasta que choqué alguien.

-¡Mira por donde vas idiota.! -dije mientras me levantaba y recogía mis cosas sin mirar quien era.

-Vaya.. ¿Así tratas a alguien que te ayuda? -dijo acompañado de una risita. Era él. El chico que me salvó la otra noche.

-Yo.. Lo siento. -dije acompañado de una risita nerviosa.

-No pasa nada preciosa. -sonrió de medio lado.- Creo que tengo algo que te pertenece. -dijo él buscando en su bolsillo y yo lo miré curiosa

-Mi cartera.. -susurré cuando la sacó de su bolsillo.- ¿Dónde estaba? -pregunté cogíendola

-En la heladería de ayer.. -dijo sonriendo.

-Gracias.. Una vez más..

-Alex... -me interrumpió- Me llamo Alex. Encantado. -sonrió de lado.

-Brooklyn -sonreí mirándole

Fin flashback.

Suspiré, le eché tanto de menos, me hizo tanta falta... También recuerdo la última vez... En la playa... Lo que me dijo estando sentados en la arena mientras conteplábamos el agua.

“Eres la única persona en este mundo que me inspira a ser mejor de lo que soy.”

Llegué al cementerio y cogí unas rosas para llevarle a la tumba, llegué y miré el nombre. Alexander Campbell Stone.

-Han pasado ya 50 años y aún no consigo olvidarte Alex... -suspiré acariciando la tumba.- Tus tatuajes... Tus ojos azules... -suspiré y cerré los ojos intentando no llorar.- Sobre todo te echo a ti de menos, he hecho tu viaje... He recorrido el mundo en tu honor... Ojalá lo hubiéramos podido hacerlo juntos... -no pude evitar que lágrimas cayeran por mis mejillas.- Te quiero. -susurré para luego empezar a caminar a la parada del bus.

Llegué a casa y miré a Thomas.

-¿Has ido al cementerio verdad? -dijo él acercándose a mi mientras yo asentía con la cabeza.- Ven aquí anda. -le abracé y él me abrazó besando mi cabeza.

No era Alex, pero me quería como él.