treinta y uno

2K 112 29
                                    

—¿Como puedo creerte?

Mi corazón empezaba a latir muy rápido las palabras de Cristiano me había acelerado.

—Yo no se que pensar de ti, un día me dices que te gusto, al otro te enojas, al siguiente desconfias, te quiero Cris, mucho, pero no puedo estar con una persona que es inestable con sus sentimientos.

El lamió sus labios, y sus manos fueron a mis mejillas haciendo que lo mire a los ojos.

—No volverá a pasar, lo juro Roma.

—¿Que me juras?

—Que solo quiero estar con vos Romanela, que lo que pasó, ya pasó pero no pasará de nuevo, necesito que me perdones. Soy capaz de hacer cualquier cosa para que me perdones, cualquiera. —su pulgar empezó acariciar lentamente mi mejilla—. Dime Roma y lo hago.

—¿Me quieres? —cuestioné bajo, con miedo—. ¿De verdad?

—Te quiero y mucho. Por favor Romanela yo.... —sin dejarlo decir una palabra más, di el paso y lo besé.

El no dudo en seguirme, sus labios sabían a la paz misma, porque besarlo me trasmitía paz, como estar conforme con lo que vivía. Extrañaba, extrañaba esos labios que me hacían sentir tan segura.

Me dio un corto beso para soltarme, de sus labios.

—¿Es un sí? —me miro y puede darme en su mirada que todavía estaba algo preocupado.

—Es un sí, quiero que me empecemos de nuevo. —dije, de pronto vi como sus hombros se relajaban y sonrió—. Pero...

—Lo que digas. —dijo inmediatamente sonreí, era imposible que sea así, enamorada me tenía.

—No quiero más de tus dudas, y sí las llegas a tener quiero que hables conmigo primero antes de enojarte o lo que sea. —advertí mirándole seriamente mientras el asentía con su cabeza.

—Lo sé mi amor. —sonrió y me beso rápidamente.

—Suena tan lindo de tu boca el mi amor. —confese riendo un poco, lleve mis manos a su nuca como respuesta me volvió a besar—. Cristiano...

—¿Si?

—¿Podemos salir de la puerta?

—Ah, sí, claro. Ven... —solto mi mejilla para tomar mi mano ahora guiarme por la gran sala y caminar a lo que es su cuarto.

Al entrar a su habitacion me quedé boquiabierta, el piso de madera estaba lleno de pétalos de rosas y en el centro de la cama con sabanas blancas formado con pétalos rojos también un “Perdón” y una rosa.

—¿Que es esto? —pregunte todavia tomada de su mano, se me escapó una risa que pude desimular.

—Era por sí no te convencía con mis palabras. —explicó soltándose de mi mano para ir a la esquina donde estaban una pequeña caja musical, de donde empezó a salir una canción, lenta.

—¿Que intentas hacer? —entrecerre mis ojos hacía el, se encogió de hombros—. No me acostaré contigo Cristiano.

—¿Por qué? —me miro serio y luego cambio su postura—. Es decir, no intentaba eso, solo quería que estuviéramos juntos un rato y...

Sabía que iba a seguir hablando y ciertamente odiaba cuando hablaba de mas a veces.

Camine hacía él y como si supiera de mis pensamientos cuando llegué me apretó de la cadera para alzarme y enrolle mis piernas en su cintura sin perder tiempo.

—Lo quiero. —susurre mientras nuestras narices se rozaban.

—¿Si? —susurro, sus ojos bajaron a mis labios y no había otra forma de expresarme que quería besarme.

diferentes || cristiano ronaldoWhere stories live. Discover now