[Derek Shepherd]
Subí corriendo a la sala de especialistas, porque Cristina me había enviado un mensaje diciendo que Meredith nos necesitaba. Cuando llegué a la sala, encontré a Meredith y a Cristina enfrentadas. Las miré perplejo.
- No puedes ponerte de su parte. - Inquirió Meredith.
- No lo estoy haciendo, Meredith, ¿quieres escucharme? Sólo te estoy diciendo que le debes conceder el beneficio de la duda. Ni si quiera has hablado con ella sobre el tema, sólo te has limitado a gritarle por cosas que no tienen nada que ver. No has sido una profesional. - Le reprochaba Cristina, gesticulando ampliamente con las manos.
Meredith se dio la vuelta y se puso las manos en la cara, suspirando. Me acerqué a ella y le puse ambas manos en los hombros, apretando levemente para tranquilizarla.
- ¿Se puede saber qué es lo que está pasando? - Pregunté. Meredith apartó mis manos de su cuerpo.
- Todo está pasando, Derek. Todo. - Dijo duramente, dándose la vuelta y dirigiéndome una de las miradas más frías que le había visto a Meredith. Contuve la respiración durante unas milésimas de segundo. Meredith se sentó en el sofá y se tapó la cara con las manos.
Miré a Cristina. Parecía cansada y suspiró.
- Mer ha discutido con Ashley en el quirófano. - Cristina dejó caer sus hombros mientras hablaba. - Han tenido una pequeña diferencia de opiniones y Meredith... - Dudó. Cristina se quedó mirando a Meredith sin terminar la frase. Miré a Meredith intensamente.
- ¿Qué es lo que has hecho, Meredith? - Pregunté. Comencé a ponerme nervioso, porque me temía que no había sido precisamente una tontería. Meredith levantó la cabeza y me miró. Frunció el ceño.
- Le he dicho que el hospital estaba mejor sin ella. - Gritó. Se levantó y comenzó a avanzar hacia mí lentamente. - Le he dicho que nunca será una de nosotros. - Esa última frase la dijo lentamente y con un tono de voz aún mayor. Me mantuve firme mientras Meredith se ponía a escasos centímetros de mí, desafiante.
- ¿Por qué coño le has dicho algo así? - Le reproché fríamente.
- Por tu culpa, Derek. - Confesó. Se acercó unos centímetros más a mí. Tenía los ojos inyectados en ira. - Se lo he dicho por tu culpa.
Sus palabras se hundieron en mi cabeza como si fuesen plomo. Sentí cómo la rabia invadía poco a poco todo mi cuerpo y cómo no era capaz de reconocer a Meredith en esa situación. Si algo tuve claro en ese preciso momento es que esa no era la mujer con la que me había casado.
[Ashley Brooke]
Me miré a los ojos. El espejo me devolvía una imagen pésima de mí misma. Estaba tratando de contener la furia de sentimientos que se me acumulaban en los ojos, pero sabía que iba a ser imposible. Me lavé la cara. El agua fría me chocó con la piel y me tranquilizó un poco. Suspiré. Sentía que no podía respirar. ‹‹Nunca serás una de nosotros ››. No podía parar de pensar en esa frase una y otra vez. Era como si se me hubiese clavado en el alma. Y dolía. Dolía muchísimo.
Escuché la puerta del baño abrirse tras de mí y cogí rápidamente papel para secarme la cara. Cuando miré, vi a Cristina frente a mí. Por su expresión, se estaba compadeciendo de mí y eso me sacó de quicio.
- No necesito tu compasión, Cristina. - Dije. Apoyé mis dos manos en el lavabo y agaché la cabeza.
- Sólo quiero ayudar, Ash... Sé que Meredith te quiere, es sólo que...
- ¿Que me quiere? - La interrumpí y la miré fijamente. Solté una carcajada irónica que retumbó en los lavabos. - Y una mierda, Cristina. Ni si quiera se ha molestado en escucharme ni en tenerme en cuenta. Simplemente ha decidido que la culpable de que su matrimonio sea una mierda soy yo. - Sentencié duramente.
Justo en ese momento apareció Meredith por la puerta y se paró bruscamente en seco. Cristina se giró y suspiró. Parecía agotada. Meredith me miró y sus ojos me congelaron la piel. Le devolví la mirada más dura que pude y me reí sarcásticamente.
- No te preocupes, Doctora Grey, no estoy intentando quitarte a tu mejor amiga también. - Anuncié firmemente y me dirigí hacia la puerta.
- Por favor, Ashley... - Suplicó Cristina.
Cuando pasé al lado de Meredith, se movió un paso hacia mí para cortarme el camino y me empujó hacia atrás. La miré perpleja e hice una mueca sarcástica. Cristina avanzó unos pasos asustada. Me encogí de hombros, dudando.
- ¿En serio quieres que nos comportemos como adolescentes quinceañeras, Meredith? Porque te aseguro que no tengo tiempo para gilipolleces. - Dije.
De los ojos de Meredith comenzaron a brotar lágrimas. No supe si eran de tristeza o de impotencia. Mis músculos se tensaron y apreté la mandíbula. Miré hacia un lado, no podía verla llorar.
- ¿Por qué lo has hecho? - Sollozó Meredith. - Pensé que eras mi amiga. - Volví a mirarla.
- No he hecho nada, Meredith. - Declaré. Alcé la vista al techo tratando de reprimir el llanto. - No he hecho nada y no te haces una idea de lo mucho que me duele que pienses que llegaría a hacerlo. - Hice una pausa y cerré los ojos. - Eres mi amiga. - Grité. Me acerqué un paso a Meredith y la miré fijamente a los ojos. - ¿Quién coño crees que soy? ¿cómo puedes pensar así de mí? Soy tu amiga. - Un silencio desgarrador envolvió toda la habitación. Meredith no paraba de sollozar sin quitarme los ojos de encima. - No sé qué siento por él, Meredith. Sé que es mi persona, como lo es Cristina para ti. Sé que me cuida y que es mi hogar. Cuando estoy con él me siento en casa... - Dejé que mis lágrimas acariciasen mi rostro. - Pero nunca he tratado de sobrepasar una línea que no quiero sobrepasar, nunca he ido más allá. Derek está tan confundido como yo. Estas cosas pasan. - Mi voz se rompió. - Ojalá nunca hubiese pasado, pero llegados a este punto lo único que puedo decirte es que cada vez que las cosas han estado fuera de lugar le he parado los pies. - Lloré. Lloré porque me dolía la vida entera. Me dolía Derek, me dolía Meredith, me dolía Addison. Me dolía Seattle. Me dolía en lo que Seattle me había convertido. - Yo no he hecho nada y no quiero ser la mujer a la que odias sólo porque no eres capaz de odiarlo a él. No quiero ser esa mujer. - Lloré con rabia.
- ¿Y por qué fuiste a buscarle a casa? - Me preguntó Meredith. El tono de su voz se había apaciguado.
- Porque es mi amigo. - Fruncí el ceño. - No quiero perderle.
Meredith me miró confundida. Dejó de llorar. Cristina nos miraba agotada, sus ojos rasgados emitían una tristeza que no comprendí. Miré a las dos confusa. Las cuatro paredes desoladas de aquel baño me hacían sentirme sola. Meredith seguía mirándome a los ojos fijamente. Seguía sin creerme, necesitaba algo más. Suspiré.
- Addison me pidió que solucionase las cosas con él. - Dije, rompiendo el silencio que se había acomodado entre nosotras. Meredith me miró desconcertada. - Yo quería alejarme de él, porque pensé que era lo mejor, pero ella me convenció. - Miré a ambas, que fijaban sus miradas en mí, perplejas.
- ¿Qué tiene que ver Addison en todo esto? - Preguntó Meredith confundida.
Suspiré.
- Addison... - Dudé. Miré titubeante a las dos. - Addison y yo estamos saliendo desde hace un tiempo. - Confesé. Mi voz comenzó a temblar. Meredith y Cristina se miraron. - Quiero estar con ella de verdad, quiero hacerla feliz... - Dije. - Addison me hace muy feliz. - Manifesté ligeramente, agachando la mirada al suelo.
Todo enmudeció. Quise llorar, pero no me quedaban fuerzas para seguir haciéndolo. De repente, Meredith se abalanzó sobre mí y me abrazó firmemente. Sentí su alma romperse y yo me rompí con ella. Cristina se unió al abrazo.
- Siento lo que te dije. - Susurró Meredith con la voz resquebrajada. - Eres una de nosotros. Siempre lo has sido.
Sentí como nuestra pena se difuminaba. Ese abrazó me reconfortó y, sin embargo, algo dentro de mí seguía diciéndome a gritos que algo estaba yendo mal. Muy mal.
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FANFIC ANATOMÍA DE GREY- HEART'S ANATOMY.
FanfictionBasada en la serie de Shonda Rhimes. Ashley Brooke es una cirujana que llega al Seattle Grace tras ser trasladada desde Manhattan. Derek, Meredith, Cristina y el resto de los cirujanos del Seattle Grace acompañarán a esta nueva cirujana en una hist...