Capítulo III

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Cuando Hermione bajó a dejar la bandeja se encontró con Tonks, quién hablaba animadamente con Harry, sentada en una de las sillas del comedor.

—¡Tonks!, ¿qué haces por aquí? —preguntó Hermione.

—Yo también me alegro de verte Mione —dijo sonriendo.

—No, em, es que me ha pillado por sorpresa —se acercó para saludarla con un abrazo.

—Vengo a por Draco —Hermione la miró sorprendida.

—Todavía no nos fiamos de Draco y preferimos que no sepa nada de la preparación de la misión ni que esté en esta casa durante la ejecución de la misma. Tonks se lo llevará al cuartel de la Orden y permanecerán ahí hasta que terminemos —aclaró Harry.

—Draco no querrá —replicó Hermione.

—Draco querrá lo que yo quiera si no quiere que le dejemos a merced de los mortífagos —dijo Harry.

—Está bien —se limitó a responder Hermione.

—¿Y desde cuándo te importa lo que quiera o no Malfoy? —preguntó un Harry bastante interesado.

—¿Mañana es la misión? Si es así, deberíais iros a dormir ya, no queremos que os maten por quedaros dormidos —Se rió Bill librando a Hermione de responder a la pregunta a Harry.

—¿Podrás hacer lo qué te pedí? —Bill asintió— cuanta menos gente sepa de nuestra misión, mejor, no será agradable ver a Hermione convertida en Bellatrix.

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Al día siguiente Hermione se despertó con los nervios a flor de piel. Pese a estar acostumbrada a arriesgar su vida cada día, no podía evitar ponerse nerviosa. «Tú puedes» se dijo a sí misma antes de levantarse y poner rumbo al comedor donde la esperaban los demás. Una vez ahí, no pudo llevarse nada a la boca, tenía el estómago vacío, así que volvió a subir a su cuarto para asearse y terminar de recoger todo lo que necesitaba para la misión. Antes de volver a bajar al vestíbulo le echó un vistazo a la habitación de Draco. La puerta estaba abierta y no había nadie dentro, todo estaba en orden y parecía que Draco no hubiese estado ahí. Hermione sonrió al pensar cómo estarían pasándoselo Tonks y Draco. La caricia de alguien sobre su brazo le hizo volver a la realidad.

—¿Preparada? —le dijo Ron sonriendo.

—Preparada —le devolvió la sonrisa.

Ambos bajaron y se reunieron ahí con Harry. La casa había sido desalojada, no quedaba nadie más que ellos tres y Griphook.



—¿Estás segura que es de ella? —le preguntó Ron a Hermione cuando ésta cogió el pelo de Bellatrix para ponerlo en la poción multijugos.

—Absolutamente —respondió rotundamente Hermione.

Hermione pidió estar sola durante la transformación. Eligió el baño de la planta de arriba para hacerlo, la sensación de asco que inundaba su cuerpo cuando tomaba la poción multijugos  era la misma que sentía cuando su madre le proporcionaba algún medicamento  muggle. Cuando supo que la transformación había sido efectiva se miró al espejo y soltó un pequeño grito, era ella, era la mismísima Bellatrix. Un sentimiento de rechazo recorrió su cuerpo de principio a fin. La apariencia tenía que ser completa y lo más creíble posible por eso cogió con decisión la varita que pertenecía a Bellatrix hasta el día de la mansión Malfoy y volvió a mirarse. Nuevamente escalofríos recorrieron su cuerpo al recordar que con esa varita los padres de Neville habían sido torturados hasta la locura y Sirius había muerto a causa de ella.

Blood, tears and gold.Where stories live. Discover now