¡Avisos y boludeces! || Rinkataku.

De luto.

Estos es muy difícil de redactar para mí, presenta un reto donde mi finalidad es desahogarme, pero de la manera más breve y concisa posible.

NOTA: el vídeo corresponde a la escena de una película que me mostró esa persona de la que voy a hablar. Me gustaría pensar que él veía venir su final, como en la canción, y pudo asimilarlo de la manera más artística posible.

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La razón que me impulsa a escribir esto es dejar constancia y registro en mi cuenta de este día gris para mi joven vida. Poder recordar más vívidamente, tiempo después, cuál fue mi sentir en estos momentos.

Y es que hoy se ha marchado de mi vida, y de la vida de muchos a los que marcó, una persona importante para mí. Se trataba de, sin exagerar, el hombre con cualidades más maravillosas que vi, siendo amable, respetable, elocuente, creativo, y muchas cosas más al mismo tiempo. Una persona que dejó una profunda huella en mi vida, habiendo ayudado de una forma modesta y gentil a trazar un camino por el cual transitar, una ruta interior que me ayudara a encontrarme a mí misma.

Se trató de un profesor al que tuve y no voy a dejar de tener especial cariño y estima, una persona admirable de la cual no voy a dejar de recordar su resuelta voz, porte, y sonrisa. Un verdadero mentor, del cual tuve el honor de ser su discípula disimuladamente, pues era una persona de la que nunca iba a dejar de aprender cosas nuevas.

Hasta ahora.

La verdad es que, aunque una y otra vez me haya repetido este día los pensamientos dirigidos a él, surgen más cosas, recuerdos, anécdotas, y un discurso sobre su persona que podría durar tanto como su vida entera.

La verdad que esconde todo esto, es que el proceso de asimilar lo sucedido está siendo más arduo de lo que creía. Es muy difícil hacerse a la idea de que no voy a poder verlo más, que no nos vamos a reunir en un salón los viernes para el taller de Teatro, que no lo voy a encontrar más en los corredores del colegio charlando amenamente con el director, y que los chicos de primaria no van a tenerlo más como su profesor de Narración (cosa que yo tuve la dicha de ser acompañada por él desde mis años más inocentes). Pero es incluso más duro pensar que mañana me voy a levantar para asistir al colegio y la bandera va a estar a media asta, que voy a pedir (probablemente) dar unas palabras en su nombre, y que las preciadas horas de Teatro que me habían animado tanto estos meses ya no van a sucederse, o bien, ya no serán lo mismo.

Duele.

Pero tal vez duele más haber visto hoy mismo a tantas personas en el colegio reunidas con el fin de llevar a los chicos y encontrarse con la funesta noticia dada por el mismo director de secundaria. A mi madre y a mi hermana compartiendo la tristeza conmigo, al haberlo conocido y saber por demás la pena de perder a alguien tan preciado para muchos de sus estudiantes.

Aún no lo sé, qué duele más. Después de todo, sigo en una especie de shock.

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Lo único que sé, es que no voy a olvidarlo, ni a él ni todo lo que era capaz de demostrar y enseñar. Siento que fue muy pronto, y repentino, que esto no debió suceder ahora, que él tenía más planes a futuro tal vez.

Ojalá haberle hecho saber de una manera directa lo allegada que me sentía a él, casi como si fuéramos familia, en nuestra pequeña comunidad de Teatro que apenas estábamos comenzando a construir este año, y el cual tenía un futuro del que no se esperaba que él faltaría.

Sé también que le hará mucha falta al colegio entero, a su dichosa familia, a sus amigos. Sólo sé el dolor que conlleva la pérdida de una persona a la que admiraba con todo el alma, y que me va a costar un buen tiempo asimilarlo.

Lo voy a extrañar, mucho, profesor Guille.