XXXII: Imposible.

440 63 8
                                    

Si no fuera porque Sera ha recuperado su tonalidad normal y porque no se siente débil, diría que aún estamos en la premonición de Fernand. Seguimos en un bosque y es de noche, aunque en este se nota un ligero cambio.

—Estamos casi en el ecuador de las premoniciones —me dice Sera, que como yo, está cansada y asqueada de tener que agarrar nuestras manos sudorosas—. Hemos tenido premoniciones de Julieta, de un chico al que no conocemos, de la chica de Marzus y de Fernand.

—¿Por qué has mencionado al guardián de Marzus como chica? ¿Y si es un chico?

—Te recuerdo que en la premonición del chico salía la guardiana de Maius. Solo hay dos personas de las doce que somos que puedan tener un nombre iniciado por M; las que son originarias de Marzus y Maius. En la premonición de la chica rubia, cuando dijeron "M" escuchamos un pitido. Es una obviedad enorme.

Sera tiene razón, es solo que no había caído en ello. Tengo demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo como para replantearme si X persona es la guardiana de no sé qué o de si Y lo es de no sé dónde.

—Nos faltan la tuya, la de Abby, la de Augustus, la de cuatro personas más y la mí...

—Esta es la tuya —me interrumpe justo cuando voy a decir "mía".

Escucho susurros de muchos fantasmas a la vez y me entra un fuerte dolor de cabeza. Si no fuera por Sera, habría roto el contacto y esto de las premoniciones se habría acabado. Acabo cayendo al suelo de rodillas y las voces se acentúan, provocando que la furia dentro de mí empiece a florecer (como cuando sucedió lo de Julieta y la televisión, por ejemplo).

A su vez, mi yo del futuro sale de entre los árboles corriendo con las manos en los oídos.

—¡DESGRACIADOS DE MIERDA, CALLAOS! —chilla, y solo de pensar que este calvario volveré a sufrirlo en un futuro me enfada más—. ¡MALDITOS MUERTOS, IDOS A VUESTRA JODIDA TUMBA! —golpea el pie con el suelo con mucha furia y este tiembla. Las voces poco a poco se van callando y tanto mi otro yo como yo jadeamos a la vez, con la respiración muy acelerada—. Hombre, ¡gracias!

—¿Estás bien? —me pregunta Sera con preocupación en su tono de voz.

—Te respondo diciéndote que no tengo ganas de reventarte ya que eres lo único que tengo cerca.

Me he dado cuenta de que cuando me enfado soy demasiado brusco con las palabras... Digo demasiadas cosas malsonantes.

Mi otro yo quita las manos de sus oídos lentamente y suelta un suspiro de alivio. Se pasa una mano por la frente y se gira cuando escucha pasos tras de sí. Un chico rubio de ojos azules más alto que yo (porque debido a mis centímetros de menos, cualquiera podría ser fácilmente más alto que alguien como yo) aparece con una espada y la lanza justo a los pies de mi otro yo. Él se agacha para recogerla y la hace girar con cierta diversión, aunque solo yo puedo notarlo. Soy yo. Si no lo notase habría un problema.

—Recuérdame que no te sugiera otra vez que invoques fantasmas para despistarles, porque si lo hago, me dejarás solo de nuevo.

—¿Dónde se han quedado?

—No lo sé, pero ya tienes lo que querías así que debemos huir. Los demás deben de estar muy preocupados por nosotros.

—Siempre he sido una persona a la que le ha dado un poco igual que se preocupen por mí —se encoge de hombros y el chico rubio lo mira sin saber qué cara poner—. Además, no me gusta huir. No le tengo miedo a alguien que es de mi planeta y que conozco desde que tengo uso de razón.

—Ha podido convencer a la que era tu amiga para que nos atacase. Damian, es peligroso.

—Sé que podré salvarla —mi otro yo le responde serio, volviendo a girar la espada entre sus manos—. Os ataca porque es mi amiga y le ha debido de engañar. Estoy muy seguro.

—¡De ilusioneeees se vive!

Un chico exactamente idéntico al rubio que se encuentra hablando con mi otro yo aparece con dos chicas. Una de ellas lleva una pistola entre sus manos y la otra, aunque se ve bastante magullada y su ropa está rota, está dispuesta a pelear contra nosotros.

—Estaba pensando en si ese chico rubio era un guardián, pero parece ser que no —Sera capta mi atención solo por ese instante. Los demás hablan sobre algo en voz alta—. Tiene un gemelo.

—No tiene nada que ver —le digo yo, recordando el caso del guardián de Enerus—. El chico enurense tiene dos hermanos más y son trillizos. ¿Por qué no podría un guardián tener un gemelo?

—Porque los mellizos y trillizos salen de dos y tres óvulos distintos y los gemelos de uno. Si un guardián tuviese un gemelo, significaría que en vez de a un guardián, habría que matar a dos para que el planeta entero se fuese a la mierda, y qué decir de que se dividirían los dones. Incluso ser mellizo o trillizo significaría que se han necesitado dos o tres espermatozoides en vez de uno solo.

—¿Por qué pareces una aprilense? —pregunto con cierto horror. Lo he captado a medias porque los que no pertenecemos al planeta Aprilis no entendemos bien lo relacionado con la biología. En este caso, nosotros lo entendemos como que nacemos y punto. Si hay dos o tres es porque probablemente alguien vaya a heredar un don especial, como suele suceder casi siempre, y ese hecho marca una gran diferencia de dones dentro de las familias—. No te he entendido muy bien.

—Es la ventaja de ser independiente, que dejas de ser un ignorante en cosas básicas. Tú solo quédate con la idea de que es imposible que el chico rubio sea un guardián.

—¿Y qué debería pensar de lo que está sucediendo ahora?

El chico rubio que ha estado junto a mi otro yo tiene una moneda de oro que lanza con mucho esmero. Al impactar en la chica que tiene la ropa rota y tras eso caer al suelo, la moneda de oro empieza a multiplicarse en cuestión de segundos, creando una gran montaña de monedas de oro que encierra a la chica, que grita del miedo. El gemelo del chico rubio hace lo imposible; congela la moneda que se duplica y la chica logra quitarse las demás de encima.

—Eso es imposible... —Sera abre y cierra la boca, incrédula.

No es para menos.

—¿Eso les convierte en gemelos? —pregunto, necesitando una respuesta para poder comprenderlo todo al cien por cien—. Porque me da a mí que no.

—Al haber usado dones de planetas distintos... no. No.

Sera se equivocaba, ese chico es un guardián. Todo empieza a desaparecer y sin duda, esta es la premonición más chocante que hemos tenido hasta el momento. ¿Qué es lo que sucedería con ese chico? ¿Puede que no sean gemelos al fin y al cabo?

Instagram: sagadelosmeses
Twitter: lauragrigori

Saga meses del año I: El libro de agosto. #EWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora