Ese día había decidido ir al estudio de grabación, para ver cómo mi pareja trabajaba duro en sus mixtapes.
—Hola, amor. —Sonreí y me acerqué a él.
—¿Que pasa? —Gruñó y apartó delicadamente las manos que había llevado a su espalda.
—Esto... Te he traído algo para comer —Murmuré alejandome un poco. Sabía que si no le traían comida, él no comía en toda la tarde.
—Ah. Vale. Déjala por ahí. —Se levantó y me miró —¿Algo más? —Enarcó una ceja, esperando a que me vaya al parecer.
—Pensé, uhm... Que podríamos comer juntos —Le dediqué una de las sonrisas que sólo le daba a él. Una llena de amor y ternura.
—¿Es realmente necesario? —Rodó los ojos y se fue a sentar en la pequeña mesa de la sala. —Bien, pero luego tengo que seguir trabajando.
Sonreí felizmente, por fin después de tanto tiempo volveríamos a comer juntos.
Pero, fue realmente incómodo. Cuando yo trataba de mantener una conversación, él sólo contestaba con monosílabos o simplemente me ignoraba.
«Antes no éramos así»
—A ver si la próxima vez le pides a Jin hyung que prepare la comida —Hizo una mueca de disgusto y levantó ambos platos, metiéndolos nuevamente en la bolsa donde los había traído, me la dió con algo de brusquedad y me dirigió a la puerta. —Nos vemos en casa, Jimin —Y... me cerró la puerta en la cara.
Joder, tenía ganas de llorar.
Podía jurar que hace unas semanas todo estaba bien entre nosotros.
Hace semanas, cada vez que venía a visitarlo al trabajo, acabábamos haciendo el amor encima del escritorio o la mesa, para luego acostarnos sobre éstas y conversar por horas, mientras nos acariabamos mutuamente.
«¿Cuando había cambiado eso?»
