03 | ¿Serías mi novia?

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El teléfono de Ailet sonó. Al responder ella estaba muy sonriente, pero en tan solo cuestión de segundos su vida comenzó a cambiar para mal.

Ella soltó el teléfono. De repente parecía conmocionada. Comenzaron a salir lágrimas de sus ojos sin que pudiera contenerlas.

—¿Que sucedió? Oye... —no dice nada—. Responde, ¿Qué tienes?

Le dije, mientras ella se refugiaba en mis brazos.

—Mi mamá... mi mamá, ¿Qué voy a hacer sin ella? Harry, qué hago ahora...

Dijo, con la voz entrecortada, mientras lloraba en mis hombros. Pensé por un minuto en qué le pudo haber sucedido a su madre, entonces vino a mi mente el pensamiento más doloroso que recuerdo de mi adolescencia.

—Tranquila, dime, ¿Qué sucedió? Por favor, quiero ayudarte en lo que pueda.

Ya suponía lo que había sucedido como para que le causara un dolor tan grande, pero como hombre respetuoso era mi deber preguntar.

—Mi madre... ella... murió.

Me dijo mientras me abrazaba muy fuerte y sus lágrimas mojaban mi camisa. El dolor que ella sintió en ese instante lo sentí como si hubiese sido yo quien había perdido alguien querido.

—Lo siento mucho...

Fue lo único que pude decir en un momento como ese. Tal dolor es muy difícil para una persona y sabía que solo palabras nunca podrían sosegar suficiente la tristeza.

—No te preocupes, tú no sabías nada de mí.

—¿Qué harás ahora?

Le pregunté mientras la miraba a los ojos, rojos, llenos de lágrimas.

—Me iré a mi país, debo ver a mi madre antes del sepulcro.

—Entiendo, no me cuentes nada ahora... Cuándo creas que estés lista para que hablemos, aquí estaré para ti.

—Muchas gracias, eres un gran amigo. Espero volver a verte pronto, te quiero mucho.

—El placer es mío, también eres una excelente amiga Ailet. Cuenta conmigo para todo, puedes llamarme cuándo quieras —le dije, mientras nos mirábamos fijamente a los ojos.

Luego de eso se fue, su destino siguiente tal vez sería el aeropuerto.

Explico:

Como verán, la razón por la que dije que me dolió como si hubiese sido yo quién perdió un ser querido es, porqué hace solo unos meses, perdí a mis padres en un accidente de tránsito. El dolor más grande que puede sentir una persona es el de perder a su madre o su padre, pero mucho peor es perder ambos.

Una semana y varios días pasaron después de aquel acontecimiento.

Me pasé los días haciendo tareas que tenía pendientes de la universidad y leyendo varias novelas de romance.

El martes 19 de noviembre (ya casi dos meses después de que ella se fue). En la mañana recibí una llamada de ella dónde me explicaba por qué había muerto su mamá y cómo se sentía al respecto.

—Hola, ¿Cómo estás? Ha pasado un largo tiempo sin escucharte —hablo al teléfono.

—Disculpa, he estado muy ocupada con asuntos de mi familia y relacionado a mi madre. ¿Cómo te va?

—Pues bien, aquí extrañando a esa gran chica de ojos azules que tanto me ilusiona...

Le dije lo que pensaba de ella sin pensar en las consecuencias (fui algo torpe al soltar la sopa).

—Oh —suelta una pequeña risa—, gracias, yo también te extraño mucho.

—Disculpa, estoy en pleno vuelo, voy de viaje hacia donde estás en este mismo instante. ¡Espero verte pronto!

—Wow, al fin te veré de nuevo —digo—. Bien, aquí te espero. ¡Buen viaje!

Esas palabras atravesaron a lo más profundo de mi corazón. «Como el río cuándo baja por las sólidas rocas en verano» me sentí una vez más...

Enamorado.

Después de un día tan exitoso, fui a la tienda a comprar una guitarra, la compré de un tono negro y con cuerdas grises así aprendo a tocar con más estilo. No he dejado de pensar en ella en todo el día y me pregunto si estará sintiendo lo mismo por mí. No hay nada en este mundo que pueda hacerme cambiar de opinión sobre las mujeres. Unas son enojonas, otras románticas y algunas son muy tímidas y, la verdad, yo sí comprendo a las mujeres, se cómo tratarlas y darles el cariño que se merecen.

Días después, acabando de levantarme, recibí una carta en el correo donde me decía: «Hola, Harry, espero que estés bien al igual que yo lo estoy gracias a ti. Quisiera verte pronto, hay algo urgente que quiero que sepas. ¡Hasta mañana!». Al ver esa carta, sentí como las mariposas volaban dentro de mi estómago y la alegría rebosaba de mi rostro. Tenía ganas de gritar «¡Al fin!», mas no lo hice porque había varias personas cerca y en verdad siento que la extraño cada vez más y más.

Estuve mucho tiempo afuera del apartamento pensando en las palabras que habían sido escritas en esa carta, tanto, que olvidé por completo que tenía un pastel en el horno. No soy tan buen cocinero la verdad, pero sé hacer una que otra cosa en la cocina.

Entré al apartamento a ver mi pastel, tuve la gran suerte de encontrarlo a salvo y sacarlo a tiempo del horno. Me comí una parte y luego me fui a dormir. Al despertar ya eran las 7:45 PM.

Estaba sonando el teléfono

—¿Hola? —contesto.

—¡Hola!, soy yo, Harry. ¿Cómo estás? —responde la persona al otro lado de la línea.

—Ah, Ailet. Hasta que al fin te animas a llamarme.

—Estoy muy bien, estuve esperando tu llamada con ansias. Cuéntame, ¿Qué tal fue por allá?

—Bien, a pesar de las circunstancias, disculpa por la tardanza en llamarte, es que no tenía balance suficiente para hacerlo. ¿Y cómo es eso de que me esperabas con ansias?

—Ehm... pues verás... —no sabía cómo continuar, o si debía callar.

Respiré muy hondo y pensé bien en cómo decirle lo que estaba sintiendo por ella éstos últimos días, me armé de valor, tenía que soltarlo.

—¿Si?, ¿Me quieres contar algo?

—Yo... estoy... —las palabras se acumulaban como piedras en mi garganta y no se permitían salir.

Mis manos temblaban, me aportaba algo de estabilidad en ellas sostener el teléfono con firmeza.

—¿Estás...?

—Yo... yo estoy enamorado de ti Ailet.

Lo dije, con una voz tiesa, casi cortante.

—Bueno, pues....

Ella se quedó callada por varios segundos, mientras que yo estaba nervioso e imaginándome lo peor. Tenía miedo de su respuesta.

—Tú me gustas mucho —continué—, desde el momento en que te vi por primera vez estuve pensando en ti y no he podido sacarte de mi mente. Estoy... estoy totalmente enamorado de ti Ailet, ¿Qué piensas tú?

—Wow, pues la verdad no me esperaba esto, pero es sobre eso que te quería contar. Yo también... estoy enamorada de ti. Tú me caes muy bien y pues me pone mucho más feliz saber que tú te sientes de igual forma. Me gustas mucho, Harry.

Dijo, mientras su voz sonaba cortante, como si quisiera llorar de emoción. Esa noche mi vida volvió a teñirse, pero esta vez del color de la esperanza.

—Entonces, tú... ¿Serías mi novia, Ailet?

Cuando dije esa frase, lágrimas brotaron de mis ojos como las bellas aguas que caen del cielo para mojar los árboles de la tierra.

Sentí felicidad.

—¡Si! Quiero ser tu novia.

Fueron las más increíbles palabras que salieronde sus labios, tan hermosos y cálidos.

"El Novio Perfecto"©Where stories live. Discover now