Capítulo 8: Jealous

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Por Dios santo y bendito. Conocía perfectamente lo celoso que era Álex, ya lo había sufrido años atrás, cuando salíamos juntos. Y hasta una persona con confianza plena su pareja habría desconfiado al ver una escena como aquella. Caminé lo más rápido que pude hasta llegar a la puerta, pero para ese entonces Álex ya se había marchado sin mediar palabra. Joder, lo que me faltaba. Suspiré, y miré a Ger, que me miraba sin entender lo que acababa de pasar.

- Vistete y come rápido... Tengo que ir a casa de los Márquez.

Mi amigo no paró de quejarse mientras comía, él no soportaba a Álex, no habían tenido una buena relación durante el instituto. Eran demasiado diferentes como para llevarse bien. Aún así, me hizo caso y no tardó demasiado en terminarse la pizza. Le despedí, prometiéndole que le vería durante el fin de semana, y después comencé a andar hacia casa de los Márquez. Lo primero, necesitaba saber qué hacía Álex allí cuando, supuestamente, pasaría la semana en Barcelona. Toqué el timbre, sin saber qué iba a decirle aún en caso de que me abriese la puerta, y al par de segundos Marc me abrió la puerta.

- Está en su habitación.

Me dijo sin saludarme siquiera primero, y luego se apartó para dejarme entrar. Subí las escaleras que llevaban a la habitación de Álex, y sonreí sin poder evitarlo al pensar que hacía años que no las subía. Me paré frente la puerta, y respiré hondo antes de golpearla con los nudillos.

- Marc, ya te he dicho que no quiero hablar...

- No soy Marc...

Abrí la puerta, y lo encontré tumbado en su cama, dándome la espalda. Genial, aquello sería más complicado de lo que esperaba... Me acerqué a su cama, y me senté a su lado. Lo observé en silencio, sólo se escuchaban sus sollozos. Era la segunda vez que lloraba por mí en menos de veinticuatro horas... Comenzaba a sentirme como la mala de la película. Me deshice de mis bailarinas, y me tumbé a su lado.

- ¿Te acuerdas de Gerard, ese chico al que no soportabas que estaba en nuestra clase?

- Sí, lo vi hace diez minutos, completamente desnudo, abriéndome la puerta.

- Bien, entonces ya conoces a mi mejor amigo, el cual es gay.

Se giró para mirarme por primera vez desde que entré en su habitación.

- ¿Gay?
·
- Sí cariño, gay, a ese tío le gustan los hombres tanto como a mí.

- ¡Ey! A ti sólo te gusta un hombre, el hombre, y ese es Álex Márquez.

Reí al escucharlo y negué con la cabeza, no tenía remedio.

- Lo que tú digas. Ahora que está todo aclarado, ¿vas a explicarme qué haces aquí cuando deberías estar en Barcelona?

Él entreabrió la boca para contestarme, pero una voz proveniente de fuera de la habitación lo interrumpió.

- Volvimos después de los entrenamientos porque no aguantaba más sin verte, mañana por la mañana nos toca madrugar otra vez para volver a Barcelona por el capricho del niño.

- ¡Germà, deja de poner la oreja y largate!

Tanto Álex como yo escuchamos los pasos de Marc mientras se alejaba de la habitación, y yo sonreí triunfante.

- Así que me echabas de menos...

- Yo...

Sonreí, y besé sus labios antes de que pudiese decir nada. No necesitaba saber nada más, sólo que no había sido la única tonta que se había pasado el día entero pensando en él, porque él también había pensado en mí.

Pasé todo el día con Álex y Marc, recordando viejos tiempos entre risas y, ¿para qué mentir? Alguna que otra lágrima. Necesitaba mantener una conversación así con alguno de mis amigos de la adolescencia, y las chicas no eran partidarias de recordar nuestra adolescencia, ya que aseguraban que aquello sólo me hacía daño. Ya era tarde cuando decidí volver a casa, a pesar de la insistencia de Álex por que me quedase a dormir en su casa. Pero al día siguiente debía madrugar para ir a la facultad, y sabía que si me quedaba a dormir con Álex me dejaría dormir a las tantas. Al llegar a casa me di una ducha rápida, llamé a mis padres para mantener la conversación telefónica semanal a la que nos habíamos acostumbrado y me fui a la cama, ni siquiera tenía ganas de cenar. Había sido un día agotador, desde el principio hasta el fin, y me dejé dormir pensando que el día siguiente sería un día más tranquilo. Pero no tardaría en descubrir que me equivocaba.

Secuelas del pasado |Álex Márquez| |EDITANDO|Where stories live. Discover now